La resurrección se abre paso entre rejas

Foto de archivo de una celebración de la eucaristía en uno de los módulos de la cárcel.
«En la cárcel, la Semana Santa cobra un sentido especial en relación con la experiencia de la fe compartida y celebrada a lo largo del año en la eucaristía de cada domingo», explica Vicen, voluntaria de la Pastoral Penitenciaria desde 2018. Durante los días del Triduo Pacual, los talleres que organiza habitualmente esta pastoral son suspendidos para facilitar la participación de los internos en las celebraciones de cada día. «Me atrevo a decir que somos una pequeña comunidad, con nombres y rostros concretos», señala esta mujer perteneciente a la Institución Teresiana.
Son unos días intensos y cada uno de ellos tiene su momento especial. Por ejemplo, en el Jueves Santo, cuando Jesús lava los pies a sus discípulos «descubro la necesidad de dejarnos lavar unos a otros, sabiendo que todos necesitamos ser lavados». Por otra parte, el Viernes Santo se realiza la adoración de la cruz y los internos se acercan, besan, tocan o se arrodillan en silencio ante el Crucificado: «me sobrecoge de manera especial», explica Vicen.
Para esta voluntaria, aunque la Semana Santa cobre un sentido especial y sea una experiencia más intensa, el camino compartido durante todo el año con las personas privadas de libertad «afianza mi fe y me ayuda a acercarme al evangelio de una manera nueva». A lo largo de los cuatro años que Vicen lleva acudiendo a la cárcel a compartir su tiempo con los internos, ha vivido muchos momentos que guarda en la memoria, pero hay uno que siempre comparte cuando habla de su experiencia en el centro penitenciario: «Al poco tiempo de entrar, un interno –ahora en libertad– me dijo «si los pecadores son los preferidos de Dios, nosotros somos sus preferidos»».
Los reclusos vivirán la Semana Santa de una manera especial. Para algunos se trata de «una semana de paz, de tranquilidad, de sosiego, donde pido por mis seres queridos». Para otros es un momento de mirar alrededor y reconocer «el camino de vida y de corazón que hemos recorrido nosotros juntos, con alegría y fe para renacer unidos en el Espíritu Santo de la vida». Y en concreto, para uno de los internos va a ser un momento especialmente difícil, tras la experiencia vivida hace unos días «cuando un compañero falleció en mis manos». Para él, Jesús «debería ser nuestro ejemplo, y tratar de vivir como Él». Pero la Pasión continuará una vez pasen los días señalados en el dolor de los internos y sus familias, «y la resurrección se abrirá paso en la lucha de muchos por la libertad, por doblegar la adicción, por rehacer la vida con procesos y talleres educativos y terapéuticos», concluye Vicen.