La pastoral que acompaña a los «artesanos de la alegría»
Desde hace más de treinta años existe una pastoral en la archidiócesis que se encarga de acompañar a las personas que pasan por la ciudad pertenecientes a las ferias, circos y puestos ambulantes: se trata de la Pastoral de Ferias y Circos. En la semana de las fiestas patronales su labor se intensifica, aunque desde hace dos años cuentan con una dificultad añadida, «hay mucha dispersión: las barracas están en el polígono en la calle Laredo, los puestos en Virgen del Manzano y el circo en la carretera Poza», explica Jesús Segura, delegado de esta pastoral.
Esta tarea, aunque puede resultar desconocida ya está asentada en la ciudad, «yo creo que soy el delegado más antiguo de la ciudad», bromea Jesús. Una labor que, sin duda, le hace vivir las fiestas de San Pedro y San Pablo «de una forma diferente». Se trata de otra forma de «ser evangelio y ser Iglesia mostrando nuestro lado mas solidario y gratuito», sin olvidar que la Iglesia «tiene que estar donde está la gente», explica el encargado de esta pastoral.
La labor que desarrollan se centra sobre todo en el acompañamiento en torno a dos cuestiones. Por un lado, el apoyo litúrgico y de sacramentos que puedan necesitar los feriantes o trabajadores del circo. Un aspecto en el que «realmente tienen muchos problemas», por ejemplo a la hora den casarse o de bautizar a sus hijos. En una realidad itinerante «no les puedes pedir que hagan ciertas cosas o los mismos trámites que a la gente que vive de forma sedentaria», como por ejemplo hacer el cursillo de novios o presentar las partidas de bautismo, «porque igual no saben dónde lo hicieron». Por eso, desde esta pastoral tratan de facilitarles y agilizar todos estos trámites. Para ello cuentan con un sacerdote a nivel nacional, y si por lo que sea éste no les puede atender, «hablamos con algún sacerdote amigo y le explicamos cuál es la particularidad y peculiaridad de su vida», cuenta Jesús.
La segunda parte de la labor que realizan es con los hijos de los feriantes. Es en la que más tiempo invierten y para la que cuentan con la colaboración del ayuntamiento de Burgos y Cáritas. El primero ha dispuesto un servicio de autobús para recoger y llevar a los niños y, además, ha contratado a tres educadores sociales para reforzar el equipo. Cáritas por su parte, ha cedido las instalaciones –se reúnen todos los días en el Centro de Día Apoyo al Menor (CDAM) de la calle San José– y un educador social de su equipo, Jorge García es el encargado de coordinar la actividad. Para completar las personas que acompañan a este grupo de unos dieciséis chicos y chicas cuentan con voluntarios que también ayudan a organizar juegos y actividades para el grupo.
«Recogemos a los niños todas las tardes, de 5 a 9 de la noche, les sacamos del mundo de la feria. Así dejamos que los padres tengan un rato más para centrarse en el trabajo y a los niños les sacamos de ese ambiente de ruido y bullicio», explica Jesús. El viernes, cuando ya estaba toda la feria instalada, Jorge y Jesús pasaron por todos los puestos ofreciendo este servicio. Casi todos conocían a Jesús, porque «muchos de los niños que acompañó hace 30 años son los que ahora llevan los puestos», explica Jorge.
A pesar de verles un par de veces al año, en los ‘Sampedros’ y en la feria que se pone en la ciudad por San José y Semana Santa, después «tienes contactos, teléfonos. Te invitan a bodas, comuniones, tienes que ir a funerales. Es gente muy querida», cuenta Segura. Pero él, lo que más destaca y aprende de las personas que trabajan en la feria, circo y puestos ambulantes es «vivir con ligereza, viven el día a día de una forma que nosotros no sabemos. Tienen una alegría que es muy grande y el entorno familiar es muy fuerte. Los valores familiares se mantienen más que en nuestra sociedad», concluye.