Concluye la Campaña Diocesana por un trabajo digno que ha celebrado este curso la archidiócesis

por redaccion,

<
>

 

A lo largo de todo este curso 2023-2024 se ha desarrollado en la archidiócesis de Burgos una campaña de formación y sensibilización titulada Por un trabajo que construya dignidad. Iglesia comprometida por un trabajo digno. Así se concretó al realizar el Plan Pastoral 2023-2027, recogiendo una de las propuestas aprobada en 2022 en la Asamblea Diocesana.

 

La campaña ha conllevado diversos actos de sensibilización, formación, celebración, encuentros o un curso en la Facultad de Teología, entre otros. El acto final de campaña ha tenido lugar este viernes, 14 de junio, en el colegio Santa María la Nueva y San José Artesano, en el barrio de La Inmaculada.

 

A partir de las 18:30h, se ha pintado uno de los muros exteriores de la tapia del colegio, en la  avenida de Castilla y León, con un dibujo y un lema alusivos a esta campaña. Una hora después, ya en el salón de actos del colegio Santa María la Nueva, ha tenido lugar el acto de presentación de las conclusiones, junto con un video recopilatorio de toda la campaña, entremezclado con un recital poético y musical. Y finalmente, a las 20:30h, se ha compartido una merienda en el patio del colegio, para celebrar en fraternidad lo vivido y trabajado a lo largo del curso.

 

El acto ha estado abierto a todas las personas que han querido participar, desde la convicción de que el trabajo es un eje central en la vida de las personas, y que todos, también la Iglesia, ha de procurar que siempre se realice en condiciones dignas, para el servicio del bien común y de modo que los trabajadores y trabajadoras se realicen como personas.

«Juntos y hasta el Cielo»

por redaccion,

«Juntos y hasta el Cielo»

Fuente: Freepik

 

Escucha aquí el mensaje de Mons. Iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

«Cada vez que la comunidad cristiana transforma la indiferencia en proximidad y la exclusión en pertenencia, cumple su misión profética».

 

Hace unos días visité el centro de Parkinson de Burgos y, en todo momento, rondaba por mi corazón esta frase que el Papa Francisco reveló en diciembre de 2022, en una audiencia con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. En ese mismo encuentro, el Santo Padre destacaba que cualquier persona es portadora «no sólo de derechos que deben ser reconocidos y garantizados», sino también de «instancias aún más profundas», como la necesidad de «pertenecer, relacionarse y cultivar la vida espiritual hasta experimentar la plenitud y bendecir al Señor por este don irrepetible y maravilloso».

 

Hoy, reavivando ese inolvidable momento que viví con los afectados por esta patología neurodegenerativa y renovando el compromiso de la Iglesia de caminar juntos, quisiera que mis palabras fueran todas para las personas con capacidades diversas.

 

Hablamos sobre todo de la persona y, después, de la discapacidad. Y lo hacemos acentuando su testimonio de entrega y de coraje, de superación, de fortaleza, de participación social, de cuidado y de resiliencia; un testimonio que encuentra su sentido en un amor con una visión inmensamente profunda y sensible de la propia existencia.

 

En verdad, es incontable lo que las personas con diversidad funcional aportan a las familias, a la humanización de la sociedad y al corazón de la Iglesia. Ellos dan sentido al término Magisterio de la fragilidad que acunó el Papa cuando se refería a ese carisma que edifica y conforma el Cuerpo místico de Cristo: «Su presencia puede ayudar a transformar las realidades en las que vivimos, haciéndolas más humanas y acogedoras». Porque «sin vulnerabilidad, sin límites y sin obstáculos que superar, no habría verdadera humanidad».

 

Si la Iglesia es la Casa de todos, el corazón de cada uno de los hijos de Dios también ha de serlo. Por eso, hemos de vivir sin excluir, sin apartar, sin desviar la mirada ante el hermano. Porque no podríamos hacer un nosotros sin ellos, quienes conviven en la diversidad funcional y sus familias, los amigos predilectos del Señor. Y si ellos hacen más humano cualquier espacio que habitan, mucho más en la Iglesia, que es el templo espiritual donde Cristo mismo es «piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios» (1 P 2, 4-8).

 

Ellos son, sin duda alguna, parte de ese «edificio de Dios» que describe el apóstol Pablo; porque «el templo de Dios es santo», y «ese templo sois vosotros» (1 Co 3, 9.17).

 

Junto al entrañable recuerdo que viví hace unos días en el centro con el que comenzaba esta carta, mientras escribo estas líneas van pasando por mi memoria chicos y chicas en situaciones diversas que, junto a sus familias, han inundado de sentido, de fuerza y de admiración mi vocación; personas con alzhéimer, con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), con parálisis cerebral o con síndrome de Down que evocan la imagen bíblica de los árboles que crecen en la ribera del río, uno junto al otro, y producen frutos abundantes (cf. Ez 47, 12). Sois los protagonistas de las historias más admirables que llenan de bondad y esperanza a toda la humanidad.

 

Sus ojos no caerán y su fruto no faltará, dice el profeta Ezequiel. Y así, del mismo modo, cada uno de estos preferidos del Padre siempre permanecerán custodiados –como lo hace una madre– en el corazón de Dios. Y nosotros nos sentimos tan honrados y enriquecidos al tenerlos codo con codo y paso con paso en el camino de la vida.

 

No hay pretextos para la santidad más allá del amor, y la mirada bienaventurada de cada una de estas personas nos sitúa muy cerca de María, la Madre del Amor.

 

Nos encomendamos a Ella, junto a todos aquellos que están atravesando cualquier momento de dificultad, y le pedimos que sea ese vehículo apacible y entrañable de la ternura inenarrable del Salvador. María, la mujer acogedora y la sonrisa más bella de Dios, siempre será para los ojos vulnerables un motivo renovado de esperanza.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Un nuevo Consejo Pastoral para «caminar juntos»

por redaccion,

<
>

 

La archidiócesis de Burgos ha constituido, en la mañana de este sábado, 15 junio, un nuevo Consejo Pastoral Diocesano para el próximo trienio. Un grupo formado por 66 personas –entre las que hay 25 caras nuevas– que tiene como misión, bajo la autoridad y presidencia del arzobispo, estudiar y valorar lo que se refiere a las actividades pastorales en la archidiócesis, especialmente el plan diocesano de pastoral, y sugerir conclusiones prácticas sobre ellas.

 

La sesión ha comenzado con la bienvenida del arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, seguida de una oración, dirigida por el arcipreste de Santo Domingo de Guzmán, Francisco Javier Valdivieso, en la que se ha invitado a los participantes a «caminar juntos». Tras ello, el vicario de Pastoral de la archidiócesis, José Luis Lastra, ha presentado a los miembros que conforman el Consejo y, tras ello, se ha procedido a la votación del secretario del mismo.

 

Mientras se realizaba el escrutinio de los votos, el P. Joaquín Barrero SJ ha realizado una reflexión sobre el discernimiento, en la que ha narrado algunas de sus experiencias y ha abierto un fructífero diálogo sobre lo que significa, primero poniendo en situación el momento en el que estamos, explicando que «discernir es elegir entre dos cosas buenas, para hacer lo mejor». Eso sí, el jesuita ha recordado que «no todo es discernimiento», y que «se puede caer en discernimientos líquidos y sin relevancia», por lo que siempre hay que tener en cuenta que «en el discernimiento en común, el sujeto es el grupo». Barrero también ha señalado que «en todo proceso de discernimiento es fundamental cuidar la oración y el silencio, así como la escucha activa y permanecer abiertos respecto a lo decidido». Por último, ha apuntado que «en todo proceso de discernimiento hay que integrar la obediencia».

 

Tras proceder a una segunda votación para secretaria del Consejo, ha sido elegida por mayoría absoluta Susana Castrillejo, representante de los movimientos laicales. El vicario territorial, Julio Andrés Alonso, ha presentado un documento en el que ha trabajado, junto a una comisión, titulado Orientaciones pastorales para el mundo rural, que ha suscitado un intenso debate entre los participantes, en el que se ha señalado el gran trabajo realizado por la comisión, y se ha pedido que se incluyan otras cuestiones como la importancia de la celebración del rito de la penitencia, la pastoral juvenil o «la reeducación de los laicos», para que sean más autónomos y no dependan tanto de los sacerdotes, que cada vez tienen una mayor carga pastoral. El arzobispo ha recordado que la evangelización «no depende de las estructuras, sino de las personas». Por eso, es fundamental «continuar con la formación de los sacerdotes o tener referentes parroquiales», entre otras cuestiones que ha señalado, a la vez que ha destacado la importancia de que «los sacerdotes no estén solos».

 

Después de una pausa para el café, el vicario de Pastoral ha hecho un repaso de los principales puntos que el Plan Pastoral marcaba para el curso que concluye, y cómo se han abordado desde los distintos organismos y delegaciones, lo que ha dado pie a un animado debate sobre dónde poner los acentos de cara al próximo curso pastoral, que cada participante ha reflejado posteriormente en una ficha.

 

Finalmente, antes de la comida fraterna con la que ha concluido la reunión, se ha informado brevemente de los preparativos que la archdiócesis está haciendo para vivir el Jubileo 2025, a la par que los 950 años del traslado de la sede episcopal a Burgos, así como de la Semana de Misionología, que se celebrará en los primeros días de julio. De todo ello ha informado la delegada de Misiones, Maite Domínguez.

La Iglesia se hace más grande en la Ribera

por redaccion,

<
>

 

Tienen entre 16 y 24 años y viven en Aranda. Se llaman Silvia, Lucas, Víctor, Patricia, Natalia y Miguel Ángel y con estos nombres serán recibidos este sábado 15 de junio como nuevos miembros de la Iglesia. Van a ser bautizados en la iglesia de San Juan de la Vera Cruz. Ese mismo día comulgarán por primera vez y recibirán la confirmación de manos del arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, en este caso junto a otros ocho jóvenes del arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán.

 

Lo hacen con plena consciencia y determinación, y con una alegría que se les escapa en cada una de las respuestas que dan en una larga conversación en la que han accedido a contarnos sus motivaciones, sus búsquedas, también sus dudas y la ilusión con la que han preparado durante dos años el momento en el que recibirán los tres sacramentos de la iniciación cristiana.

 

Seis historias que confluyen

Forman parte de la generación en la que ya no es tan raro no ser bautizado en los primeros meses de vida. Varios de ellos explican que sus padres, aún viniendo de una familia religiosa, optaron por dejarles crecer y poner la decisión en sus manos. «Mis padres, cuando criaron a mi hermana, vieron que se bautizaba a muchos chavales y luego se dejaba todo de lado», explica Lucas Criado. «Conmigo decidieron dejarme elegir y que fuera yo, si lo quería algún día, quien lo pidiera por voluntad propia».

 

Pero tampoco falta quien ha nacido en una familia que, más que indiferencia, le ha transmitido hostilidad a la Iglesia. Un rechazo que también reconocen sentir en parte de los ambientes en los que se mueve, de amistad o compañeros. El más contundente en afirmarlo es Víctor Hernández, quien describe su anterior relación con la Iglesia y con la fe como «totalmente negativa. Me daba asco la Iglesia. Las religiones en general me daban mucho rechazo. Es lo que promueve el ambiente, y te va calando lo que escuchas, como los casos de violaciones o que todo es una mentira». Lucas, que también reconoce haber estado influido «por todo lo que se dice de la Iglesia» matiza, sin embargo, que siempre ha mantenido el respeto a las que han sido las creencias y la religión de su familia. Y por la misma razón Silvia Carrascal, que bebe los vientos por sus abuelos, afirma que acompañarles a misa desde pequeña y tenerlos como referencia de vida ha sido determinante para pedir el bautismo.

 

«Yo siempre he creído en Dios», explica Natalia García, «pero de la Iglesia siempre había estado lejos porque nadie me había hablado de ella. Y yo pasaba». Y su hermana Patricia la apoya «aunque te viene a la cabeza que algo tiene que haber, no nos habíamos puesto a pensar en ello».

 

Excepto estas dos mellizas, ninguno de los demás se puso de acuerdo para solicitar el bautismo. Cada uno encontró la llamada en un recodo de su propia historia. «Ha sido providencial, un regalo de Dios. Fueron apareciendo uno a uno», indica Álvaro Zamora, el también joven sacerdote que ha acompañado a estos chicos y chicas durante casi dos años de preparación. «No les ha obligado nadie, cada uno ha llegado con su historia, con diferentes edades y hemos podido hacer este grupo tan majo. Dios los ha traído».

 

Cuando la duda es la clave

Un Dios al que cada uno de ellos y ellas han encontrado de una forma personal y diferente. Pero de una manera o de otra, todos expresan que el camino empieza dando cabida a la duda, no desoyendo la inquietud y atreviéndose a la búsqueda. «Yo siempre había tenido intriga por Dios» dice Natalia. Y Lucas se explaya: «Lo que te hace recapacitar es preguntarte mucho, dudar mucho, cuando te ves tanto en las buenas situaciones como en las malas. Es un camino por el que te va llevando el deseo de encontrar la tranquilidad, de no preguntarte más. Pero al fin y al cabo cada día te sigues preguntando, aunque cada duda viene a su tiempo, sin amontonarse».

 

El paralelismo de las historias de Víctor y Patricia con las que encontramos en la Escritura dan que pensar. Víctor relata como «un día, porque así lo quiso Dios, cuando tenía 15 o 16 años, tuve un sueño y esto puede creerlo el que quiera. En ese sueño yo estaba con Jesucristo, y eso fue un punto de inflexión muy importante en mi vida, porque pensé ‘a lo mejor, tengo que dudar más, no tengo que estar tan seguro de que no existe Dios, me lo tengo que plantear, investigar un poco más…’ En el sueño me acuerdo de estar en una paz que no había sentido nunca. Y pensé que estome iba a hacer más bien que otras cosas en mi vida. Ahora cuando estoy en la iglesia me siento en paz. Me siento en casa».

 

Patricia se cayó de un caballo. Literalmente. Tenía once años y los médicos apenas le dieron esperanza de vida. Incluso en el caso de que sobreviviera, decían, las secuelas le iban a impedir llevar una vida normal. «Pero yo, de un día para otro, me desperté del coma sin ninguna secuela, caminando. Y al pasar los días empecé a reflexionar. El ser humano, por si mismo, no puede curarse de esta manera. Algo tiene que haber». Un pensamiento que le acompaña desde entonces afirmando su convicción en un Dios bondadoso y cuidador. «El mundo para mí es casi perfecto», indica maravillada. «Solo con el hecho de cómo se forma un niño de unas pocas células piensas ¿quién es capaz de hacer algo así? Si la gente se para a mirar a su alrededor, hay muchas razones para encontrar a Dios y ser agradecidos».

 

​La misión ha comenzado

Álvaro Zamora destaca de este grupo de jóvenes esa capacidad para maravillarse y disfrutar la novedad de lo que están descubriendo. «Me emociona escucharles, porque me doy cuenta de que me dan un buen repaso en muchas cosas».

 

Y es que, sin estar aún bautizados, sin haber sido confirmados y enviados, estos adolescentes ya se han convertido en testigos del Evangelio en su alrededor. «Despiertas dudas, no solo por el hecho de bautizarte, sino porque crees», explica Lucas. «Cuando se enteran, se atreven a preguntarte más. ¿Qué dice la Biblia? ¿Qué hace Dios en esta u otra situación? Sobre todo ponen interés en temas que son más íntimos y del día a día». La hermana de Silvia también se está planteando seguir sus pasos. «Me pregunta mucho por todo lo que hacemos. Ella sabe que lo va a hacer (pedir el bautismo) aunque aún no ha encontrado el momento».

 

También hay quienes se ríen o «nos sueltan burradas». Víctor lo tiene claro: «Yo rezo por ellos, porque también hay alguno que luego te pregunta con interés. Tengo esperanza en que alguno se lo plantee». En la misma línea Natalia se dirige directamente a otros jóvenes en su misma situación: «Si hay gente que está pensando en bautizarse con nuestra edad, que no tenga miedo. Que lo haga. Y que siga acercándose más a Dios, que es amor incondicional y da la paz».

 

Lucas recomienda «acercarse a Dios de la forma que sea. Preguntando, leyendo, hablando con quien sea. Que no se dejen llevar de un miedo propio o de su familia, o por la costumbre que siga su entorno o sus amigos. Haz lo que creas que te beneficia a ti, porque seguro que acabas acertando». Con pocas palabras, Silvia ofrece una clave que ha sido importante para todos ellos: «Si te lo llevas planteando un tiempo, por algo será. Nunca es tarde».

 

Semillas que dan su fruto sin que el sembrador sepa cómo

Desde luego, no lo es para este grupo, al que acompañarán este sábado otros ocho jóvenes del arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán que recibirán la confirmación, también algo más tarde de lo que es habitual en la diócesis. En este caso la decisión de confirmarse ha venido precedida de su pertenencia y participación en el recientísimo grupo de pastoral juvenil (GPJ) creado en Aranda el pasado curso. Una iniciativa que aglutinó a un nutrido grupo de adolescentes entorno al tiempo libre y que poco a poco ha hecho surgir en varios de ellos el deseo de confirmar su fe a través del sacramento, posibilitándoles madurar y formarse para recibirlo. Más aún: el GPJ de Aranda también va a ser el cauce que facilite a estos jóvenes que su vínculo eclesial permanezca y se afiance: varios de ellos colaborarán este verano con el segundo campamento arciprestal para niños y adolescentes, que marcará un hito con 200 participantes. Y ya se están dando los primeros pasos para crear el curso próximo un grupo de jóvenes de postconfirmación.

 

«Proponemos a todos entrar por la puerta y ellos entran por la ventana». Lo ha dicho el obispo de Limoges, Pierre-Antoine Bozo, a la vista de los miles de adultos, muchos de ellos jóvenes, que recibieron el bautismo en Francia el domingo de Pascua. Afortunadamente nuestra Iglesia tiene muchas ventanas y cada una de estas almas ha encontrado la suya por la que entrar. Y se han convertido así en un regalo para la Iglesia, en particular para la que peregrina en la Ribera.

Ante el comunicado publicado en RR. SS. este 13 de junio por la comunidad de Clarisas de Belorado

por redaccion,

Ante el comunicado publicado en redes sociales este jueves 13 de junio por la Comunidad de hermanas clarisas de Belorado, la Comisión Gestora nombrada por el Comisario Pontificio quiere realizar las siguientes manifestaciones:

 

  1. El representante legal de los Monasterios de Belorado, Derio y Orduña es el Comisario Pontificio a todos los efectos, en el ámbito tanto canónico como civil.

 

  1. En razón de este cargo, como Superior Mayor, tiene el derecho y el deber de velar, ante todo, por las personas que habitan el monasterio, de modo particular por las hermanas mayores, los trabajadores contratados, la gestión adecuada de los movimientos financieros, así como la gestión de todos los bienes muebles e inmuebles.

 

  1. Las hermanas han impedido en todo momento y por todos los medios que el Comisario Pontificio y la Comisión Gestora cumplan con el cometido para el que han sido nombrados.

 

  1. Así mismo, la comunidad de Belorado no ha realizado la entrega de una copia de las llaves de los monasterios, como legítimamente se les requirió, manifestando de este modo su voluntad de impedir al Comisario Pontificio la realización de su cometido.

 

  1. Las entidades bancarias han actuado absoluta y escrupulosamente dentro de la legalidad vigente. Se ha tenido acceso a las cuentas corrientes que ha sido posible identificar, ya que las hermanas no han facilitado en absoluto ni el conocimiento ni el acceso a las mismas. Se está trabajando con las entidades bancarias para que no exista ningún problema de pago a quienes legítimamente tienen derecho al cobro: suministros, nóminas, recibos, etc.

 

  1. El jueves 6 de junio, sor Carmen, que es la secretaria y ecónoma de la federación de las Clarisas, fue enviada por el Comisario Pontificio al monasterio, precisamente para tomar contacto con las hermanas y pedirles que le comunicaran sus necesidades económicas con el fin de atenderlas de modo inmediato. No se le recibió, ni siquiera le dejaron hablar; se le dijo que no era bien recibida, instándole a abandonar el monasterio y llamando a la Guardia Civil. La notario que le acompañó, única persona a la que se permitió acceder al monasterio, comunicó a la comunidad el modo de establecer la interlocución de las cuestiones económicas con la secretaria y ecónoma de la federación, precisamente para poder atender a todas sus necesidades. No han hecho uso de esta vía.

 

  1. Ningún empleado de los monasterios ha acudido al arzobispado a poner ninguna queja. Al contrario, a aquellos con quienes se ha podido contactar, se les ha asegurado que se seguirá al corriente de los pagos tal y como se ha realizado hasta el momento.

 

  1. Seguimos a la espera de que las hermanas nos comuniquen los importes necesarios que requieren para los gastos habituales de la vida ordinaria. Hasta el momento no lo han hecho.

 

  1. Desde el correo electrónico del monasterio de Belorado se recibe este martes 11 de junio una comunicación que dice: «nos vemos en la obligación de contratar un servicio de seguridad privada que proteja y defienda de ataques contra la intimidad. Entendemos que el arzobispo debe asumir los costes de este servicio». Aquí sí se reconoce la autoridad del arzobispo, además se le cita así, «arzobispo». También se pide el pago de un servicio que, según el correo, va a contratar el monasterio. No se dice ni qué empresa, ni en qué condiciones. Llama la atención que se pida dinero para este servicio, pero no para la compra de género para la vida ordinaria de todos los miembros de la comunidad, la materia prima para la elaboración de productos, alimento de animales u otros gastos.

 

  1. Deseamos que, así como han realizado la petición para contratar un servicio de seguridad privada, también nos comuniquen las necesidades concretas para afrontar los gastos ordinarios de la comunidad. Por nuestra parte seguimos con la mano tendida y en ningún caso existe la más mínima intención de condicionar económicamente a la comunidad.

 

  1. Rechazamos y, en su caso, condenamos cualquier eventual falta de respeto o intromisión en la vida del monasterio. Seguimos a la espera de que la comunidad realice algún gesto que posibilite la vía del diálogo.