Tras las inundaciones provocadas por la dana que asolaron Valencia y Albacete el 29 de octubre del año pasado, Cáritas Española activó una campaña de emergencia a nivel nacional a la que se sumó este organismo en Burgos. Desde las primeras horas comenzaron a recibirse donativos de particulares, empresas e instituciones burgalesas, que han sumado hasta la fecha algo más de 220.000 euros, y que se han remitido ya a Cáritas Valencia. Además de las aportaciones individuales, ha habido colegios, asociaciones, empresas, congregaciones religiosas y comunidades cristianas que han desarrollado iniciativas variadas, y que dan muestra de la solidaridad de nuestra provincia.
Un equipo de Cáritas Española, especializado en la gestión de catástrofes, ha asesorado a los técnicos sobre el terreno y, una vez acometidas las labores más urgentes de limpieza y retirada del lodo y la distribución de productos básicos de alimentación, higiene o vestido, los más de 33 millones de euros que se han recaudado a nivel nacional servirán para acompañar de forma integral a 20.200 personas afectadas por la dana. Entre las líneas de intervención, destacan las dedicadas a vivienda y alojamiento, las relacionadas con la salud mental y la restitución de los medios de vida y las necesidades básicas. Desde Cáritas Burgos se agradece la generosidad de los donantes, y también su confianza en la institución para hacer llegar la ayuda donde más falta hace.
«Reilusionarnos» es la palabra con la que José Antonio Cano, consiliario nacional de Acción Católica General, ha comenzado su intervención en el encuentro sobre acompañamiento a grupos de vida organizado por la Delegación para el Laicado. Ese ha sido el propósito que ha guiado la tarde en la que medio centenar de personas han escuchado y reflexionado sobre el acompañamiento a grupos de vida.
La intervención de Cano ha estado atravesada por dos conceptos que se han reiterado en su exposición: que tanto el acompañamiento como la vida de los grupos abarquen de forma integral las dimensiones de las personas (corporal, intelectual, afectiva, volitiva, relacional y comunitaria, espiritual y biográfica), y que el acompañamiento tenga como objetivo que la persona acompañada llegue al compromiso de un discipulado misionero.
Para conseguir ambos objetivos el consiliario nacional de Acción Católica General ha subrayado que la persona que acompaña tiene que «regalar preguntas de vida para andar el camino» en contra de la tentación de «regalar consejitos». En este sentido ha advertido de que, como hizo Jesús, el acompañamiento debe llevarse a cabo lo suficientemente cerca como para ser significativo, pero con la suficiente distancia para respetar el proceso de la otra persona. Centrar el proceso en la persona o en la comunidad y no en sus problemas o situaciones vitales, y saber escuchar han sido otras dos claves lanzadas por el experto para llevar a cabo un buen acompañamiento.
Además de tomar como ejemplo de acompañamiento a Jesús en el episodio de la multiplicación de los panes y los peces relatado por Juan, José Antonio Cano ha ofrecido un decálogo del acompañamiento extraído de la encíclica Evangelii Gaudium.
Las personas participantes en el encuentro han tenido la oportunidad al finalizar la intervención del experto de plantear inquietudes, aterrizando en cuestiones prácticas como la manera de arrancar estas experiencias o la forma de colaboración en ellas de movimientos y parroquias.
Con un optimista e ilusionante «se puede» el ponente ha finalizado su intervención alentando a dar el siguiente paso para iniciar nuevos procesos de acompañamiento en la archidiócesis de Burgos.
«El Bautismo de Jesús revela cómo es realmente la justicia de Dios». Con estas palabras del papa Francisco pronunciadas antes del rezo del Ángelus del año pasado, recordamos la festividad del Bautismo del Señor que celebramos hoy.
La renovación de nuestra vida bajo el agua de la fe nos injerta en el corazón del Padre, nos hace nacer a la vida eterna por el Espíritu Santo y nos sumerge en las profundidades del Señor para que seamos como Él.
Dios tuvo el valor de entregarnos a su Hijo para hacernos hijos. Fiel a este designio, el Verbo se hizo carne y vino a la tierra por amor, para habitar y colmar de sentido todos los recovecos de nuestra vida (cf. Jn 1, 1-18).
Ahora, bautizados y ungidos, hemos de obrar en el mundo «por la participación en la función real, profética y sacerdotal –recuerda san Josemaría Escrivá–, hecho una sola cosa con Cristo por la Eucaristía, sacramento de la unidad y del amor». Por eso, como Él, hemos de vivir de cara a los demás, «mirando con amor a todos y a cada uno de los que le rodean, y a la humanidad entera» (Es Cristo que pasa, 106).
En este día, con la mirada asentada en la orilla del río Jordán y el corazón situado cerca de Juan el Bautista, recordamos la misión del Señor, mientras se hacía uno de tantos y le pedía a Juan el regalo de la vulnerabilidad de Dios: «Él ha venido para llevar a cabo la justicia divina, que es salvar a los pecadores; ha venido para tomar sobre sus hombros el pecado del mundo y descender a las aguas del abismo, de la muerte, con el fin de recuperarnos e impedir que nos ahoguemos», destacaba el Papa Francisco en su mensaje.
Ante tanto don inmerecido por parte de Dios hacia sus hijos amados, ¿qué podemos hacer nosotros? Quizá, nos nace resistirnos a esta petición del Señor y decirle –como hizo Juan– que somos nosotros quienes necesitamos ser bañados por Él (cf. Mt 3, 14), pero al instante escuchamos cómo vuelve a pedirnos que le permitamos hacer lo que anhela su corazón, pues conviene que se cumpla así toda justicia (cf. Mt 3, 15).
Nosotros, por el Bautismo, como discípulos de Jesús, somos llamados a ser santos como Él, a no juzgar ni condenar a quienes piensan diferente a nosotros, a ser misericordiosos y delicados con aquellos que necesitan ser levantados de la fragilidad.
Decía san Josemaría Escrivá que, en el Bautismo, «nuestro Padre Dios ha tomado posesión de nuestras vidas, nos ha incorporado a la de Cristo y nos ha enviado el Espíritu Santo». Y si la fuerza y el poder de Dios iluminan la faz de la Tierra, «haremos que arda el mundo en las llamas del fuego que viniste a traer a la Tierra; y la luz de tu verdad, Jesús nuestro, iluminará las inteligencias, en un día sin fin» (Apuntes íntimos, n. 1741).
El Señor puso en nuestra alma un sello indeleble por medio del Bautismo. Con este gesto, no solamente nos convertimos en hijos amados de Dios, sino que, además, a partir de hoy, comenzamos un tiempo ordinario de amor y de esperanza.
Hoy, con María, quien nos devolvió la vida merced a su hijo Jesús, dejémonos conmover por aquellos que Dios pone en nuestro camino: los pobres, los enfermos, los frágiles, los desamparados y los más vulnerables. Una vez inmersos en el fuego de su amor, salgamos del barro que baña nuestra comodidad, percibamos cómo se abren los Cielos ante nuestros ojos y veamos al Espíritu de Dios descender en forma de paloma sobre nuestra debilidad.
Sólo desde ellos, los preferidos de Dios, podremos escuchar la voz del Padre, diciéndonos –una vez más– desde los Cielos: «Este es mi hijo amado, en quien me he complacido» (Mt 3, 15-17).
La Institución Teresiana ha celebrado en Burgos el centenario de su aprobación pontificia con una solemne misa presidida por Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, en la iglesia parroquial de San Cosme y San Damián de la capital. Una celebración que ha congregado a numerosas personas vinculadas a este asociación de fieles, desde miembros de la propia institución a familiares, amigos, allegados… pasando también por antiguos alumnos de distintos centros educativos de la ciudad que, a lo largo de su historia, han estado inspirados por su labor. También ha participado en la celebración una de las integrantes del Consejo General de la Institución Teresiana.
Junto al arzobispo de Burgos, han concelebrado Mons. Fidel Herráez Vegas, arzobispo emérito de Burgos y Mons. Ramón del Hoyo López, obispo emérito de Jaén. Precisamente, de Jaén es el fundador de la Institución Teresiana, san Pedro Poveda, y también la primera miembro de la Institución, Josefa Segovia.
En su homilía, Mons. Iceta se ha referido al Evangelio proclamado (Mateo, 5, 13-16), en la que el Señor pide a los apóstoles que sean la sal y la luz del mundo. El arzobispo ha animado a los presentes a llevar este mandato a la práctica en sus vidas, y ha señalado cómo la Institución Teresiana, siempre vinculada a la educación -particularmente en la archidiócesis de Burgos- es un ejemplo de cómo ser sal y luz para los demás.
Además, el arzobispo ha explicado que la sal tiene cuatro sentidos bíblicos: preserva de la corrupción, da sabor -sabiduría-, es símbolo de la Alianza -las ofrendas en el Templo siempre se presentaban con una pizca de sal- y, también, es símbolo de bendición y de paz.
Durante las ofrendas, miembros de la Institución han ofrecido la sal, la luz y los estatutos de la Institución, que han acompañado también con un ramo de flores, y que han acompañado al pan y al vino para la celebración eucarística. Concluida la misa, ha habido un sentido agradecimiento por parte de una representante de la Institución. Después de la celebración, la Institución ha ofrecido un chocolate caliente en los salones parroquiales.
Fragmento de una de las publicaciones de Maik Monuments en su cuenta de Instagram. | Fuente: @maik.monuments
El pasado 1 de noviembre, Michael Wäschle tuvo la ocasión de visitar algunos de los rincones más escondidos de la catedral de Santa María de Burgos. El fotógrafo e influencer alemán, más conocido en las redes sociales como Maik Monuments –donde atesora más de 168.000 seguidores solamente en Instagram– registró en su teléfono móvil y en su cámara de fotos todo lo que vio.
El fruto de esa visita se ha concretado en cinco publicaciones de Instagram que han arrojado más de 210.000 visualizaciones del templo mayor de la archidiócesis. La publicación con más visualizaciones es la de un vídeo de 34 segundos de duración que protagoniza el cimborrio de la Catedral, y que incluye imágenes tomadas desde las cubiertas del templo, para apreciar su belleza exterior, así como desde el interior del propio cimborrio, lo que permite admirar de cerca la suntuosidad de su decoración, así como una perspectiva general de las naves de la Catedral, y que ha obtenido casi 194.000 visualizaciones, con un tiempo de reproducción de 11 días y 11 horas.
Las otras publicaciones que ha realizado Maik Monuments sobre la Catedral, como unas fotos del cimborrio –con 53.000 visualizaciones–, una perspectiva general del templo –con 57.200– y dos sobre la capilla de Santa Ana y el magnífico retablo de Gil de Siloé –con 15.000 visualizaciones cada una– han mostrado al mundo la maravilla arquitectónica que es la Catedral.
Así se puede apreciar en los comentarios, donde muchos de los más de 168.000 seguidores del influencer destacan la particular mezcla de estilos góticos del templo, presentes, por ejemplo, en la fachada principal, con las agujas de las torres de inspiración germánica. Los usuarios también han alabado la joya que supone el altar mayor de la capilla de Santa Ana y, la mayoría, destacan sus ganas de conocer en persona este icono burgalés. Lo hacen en diferentes idiomas, demostrando así que la difusión alcanzada con las publicaciones de Maik Monuments no entiende de fronteras.
La visita del fotógrafo alemán a Burgos también ha dejado publicaciones sobre otros lugares icónicos de Burgos, como el Monasterio de las Huelgas o la iglesia de San Nicolás, que en total superan las 400.000 visualizaciones en sus redes sociales.