Inaugurado el curso en que la Facultad de Teología cumplirá su cincuenta aniversario

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Esta mañana se ha inaugurado de forma oficial el nuevo curso académico del centro de estudios, un nuevo año que estará marcado por el cincuenta aniversario de esta entidad, la primera creada en España tras el concilio Vaticano II. El acto ha estado presidido por el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, al encontrarse el arzobispo de Burgos en Arévalo ante el fallecimiento de su madre Amparo.

 

Tras la eucaristía en la capilla del centro, el Aula Magna ha servido de escenario para el desarrollo de la lección inaugural del curso, que ha corrido a cargo del profesor emérito de Historia de la Iglesia, Saturnino López Santidrián, que ha hablado de los «tres hitos en el movimiento de la «divina misericordia»: santa Faustina Kowalska, María Teresa Desandais y san Juan de Ávila». El ritual de la inauguración ha contado también con unas palabras del decano, José Luis Cabria, y la lectura de la memoria académica del último curso a cargo del secretario de la Facultad, Antonio Martínez.

Aniversario

Ya son cinco las décadas en que la Facultad lleva formando generaciones de alumnos desde que fue erigida canónicamente el 6 de febrero de 1967. Lo dispuso el decreto «Memorandorum virorum» de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de la Santa Sede. En el documento se invocaba el peso de la tradición teológica española proponiendo a la nueva Facultad la tarea de preparar a sus alumnos en las ciencias afines a la Teología. También se aprobaban los primeros estatutos el 26 de marzo de 1967.

 

El año pasado, un total de 669 alumnos cursaron algún curso en la Facultad de Teología. De ellos, 53 lo hicieron en el ciclo institucional, 16 en licenciatura y otros 20 en doctorado. 125 alumnos estuvieron matriculados en Ciencias Religiosas y otros 151 cursaron Teología a distancia. El resto de alumnos se dividen entre los que quieren obtener la DECA –236 alumnos– y la cátedra Francisco de Vitoria –67 alumnos–.

2016 09 19 lunes: resumen de prensa

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Actualidad

Amparo Vegas, madre del arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas, fallecía esta ayer a los 96 años de edad:

 

 

Sobre la retirada del Santo Cristo de Burgos del Ayuntamiento, un informe del secretario general recoge que la normativa no especifica a qué órgano municipal le corresponde la competencia:

 

Javier Valdivieso, nuevo rector del Seminario diocesano de San José

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En la tarde de ayer tomó posesión de sus nuevas responsabilidades el equipo de formadores del Seminario diocesano de San José, recientemente nombrados por el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas. La capilla del centro de estudios fue el lugar escogido para que Francisco Javier Valdivielso Sáenz manifestara su deseo de llevar adelante la misión encomendada como nuevo rector. El acto estuvo presidido por el obispo de La Rioja, don Carlos Manuel Escribano, al encontrarse el arzobispo en Arévalo por el repentino fallecimiento de su madre.

 

Aunque revela que le «sorprendió» e incluso le «contrarió» el llamamiento del arzobispo, Valdivieso asegura que afronta su nueva misión con «ilusión», ya que supone algo hermoso «caminar con jóvenes que se plantean para su vida la posibilidad, el deseo de ser discípulos de Jesús y de su Iglesia, compartir con ellos el mismo amor y anhelos que vivimos los sacerdotes». A pesar de ello, es consciente de la gran responsabilidad que le ha tocado en suerte: «Es grande por lo que supone discernir el proceso vocacional de personas y porque el Seminario es objeto de muchas expectativas y esperanzas para la diócesis», asegura.

Sin prejuicios ante una labor de todos

El nuevo rector conoce bien lo que sucede en aquella casa del paseo del Empecinado. Ya ha sido formador en el Seminario Menor, aunque dice desconocer el Seminario Mayor y el Rectorado. Por ello, «quiere comenzar con mirada nueva y sin ideas preconcebidas», pero siendo consciente de que «el Seminario es lugar donde hay que dejar actuar la gracia de Dios». De ahí que asegure necesitar de «la oración y los sacrificios de todos, para que formadores y seminaristas seamos dóciles a la voluntad del Señor».

 

A Valdivieso no se le escapan los retos que debe afrontar hoy la diócesis en cuanto a animación vocacional se refiere. Cree que la entera Iglesia diocesana debe exhortar a los niños, adolescentes y jóvenes «a plantearse su vocación, y también a formular sin miedo la propuesta de ser sacerdote». Para ello es muy importante «trabajar en comunión con las delegaciones de Pastoral Vocacional e Infancia y Juventud».

 

En la actualidad, son 16 los seminaristas que cursan secundaria y bachillerato en el Seminario Menor, de los cuales seis entran nuevos este curso. En el Seminario Mayor, once jóvenes se forman en los estudios de Filosofía y Teología. En ambos Seminarios conviven burgaleses junto a jóvenes de Soria, Palencia y Calahorra y La Calzada-Logroño, de ahí que estuviera presente en el acto de ayer el obispo de esta última diócesis.

Fallece Amparo Vegas, madre de don Fidel Herráez Vegas

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El arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez.

 

Esta mañana fallecía a los 96 años Amparo Vegas, madre del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas. Todos los que formamos parte de la diócesis le acompañamos y nos unimos a él y su familia en estos momentos de dolor.

 

El funeral será mañana, lunes, a las 11:30 horas en Arévalo (Ávila), y posteriormente será enterrada en su pueblo.

 

Amparo Vegas procedía de la provincia de Ávila y enviudó muy pronto, quedando con sus dos hijos. Habitualmente ha vivido en Madrid con don Fidel Herráez, aunque desde que fue nombrado arzobispo de Burgos, quedó al cuidado de su otro hijo. Desde que enfermó en los dos últimos meses, estuvo atendida en una residencia, donde recibía constantemente los cuidados y el cariño de su familia.

 

El próximo jueves 22 de septiembre, el arzobispo presidirá otra eucaristía funeral por el eterno de su madre ya en Burgos. Será en la catedral a las 19:30 horas.

 

La conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia

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El domingo pasado os invitaba a profundizar en la importancia que tiene el hecho de que todos los bautizados nos sintamos «discípulos misioneros». En concreto los que conformamos la Iglesia local de Burgos, para ir llevando adelante el nuevo Plan Pastoral diocesano que ya estamos dando a conocer. Permitidme hoy que reflexione en voz alta sobre uno de los criterios que ha subrayado el Papa Francisco y que es piedra angular en nuestro itinerario para los próximos años: la conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia.

 

Esto es lo que nos propone el Papa Francisco en Evangelii Gaudium cuando dice: «Lo que trataré de expresar aquí tiene un sentido programático y consecuencias importantes. Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están». Evidentemente, la conversión pastoral, si quiere ser auténtica, ha de venir unida a la conversión personal y de la comunidad eclesial.

 

A lo largo de la historia, la Iglesia siempre ha tenido conciencia de ser «santa y pecadora». El Vaticano II subraya la necesidad que tiene la Iglesia de renovación, reforma y fomento de lo mejor de sí misma. El decreto sobre La unidad de los cristianos destaca que todos los bautizados están llamados a «examinar su fidelidad a la voluntad de Cristo sobre la Iglesia y, como es debido, emprender animosamente la tarea de renovación y reforma», ya que su horizonte «consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad hacia su vocación». Desde ahí, las verdaderas reformas, como la llevada por este Concilio, han conjugado sabiamente dos criterios: crecer en la fidelidad desde la propia vocación de la Iglesia y pretender que el Evangelio de siempre siga siendo actual para todas las personas y en todos los lugares.

 

Como manifestaba el Beato Pablo VI: «La Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma… a través de una conversión y una renovación constantes para evangelizar al mundo de manera creíble». En este punto, adquiere también especial relieve la reflexión que San Juan Pablo II hace al comienzo del nuevo milenio sobre la recepción y vivencia del Vaticano II en las iglesias locales; él plantea este momento como «un serio examen de conciencia», dado que la Iglesia, treinta y cinco años después del Concilio ecuménico «habría sido invitada a interrogarse sobre su renovación para asumir con nuevo ímpetu su misión evangelizadora».

 

También los Obispos españoles, en uno de los planes pastorales de la Conferencia, Proclamar el año de gracia del Señor, expresábamos que «se trata, no sólo de una conversión personal, sino también y a la vez de una ‘conversión pastoral’, puesto que tendremos que emprender acciones distintas de las que hasta ahora hemos llevado a cabo y realizar de manera diferente, apostólica y evangelizadoramente, muchas de las actividades ordinarias de la Iglesia. A lo largo de estos años deberíamos preguntarnos de una manera continuada –e ir alcanzando las respuestas correspondientes– en qué medida tendría que convertirse la Iglesia en España» para situarse correctamente en el horizonte del tiempo que le toca vivir.

 

Si os comento todo esto es para que veamos que nuestro empeño no es por novedad ni puro afán de planificar y programar, sino que responde a la vida permanente de la Iglesia y, por ello, su Magisterio viene insistiendo con fuerza durante los últimos años. Ahora bien, la conversión pastoral vive de una lógica más profunda que es la que la reclama y orienta: edificar una Iglesia en y para la misión. Desde sus inicios, la Iglesia aparece en salida hacia «toda criatura» y hacia «los confines de la tierra». Es el mandato del Señor resucitado a aquellos primeros apóstoles: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Marcos 16, 15) Estas palabras resuenan también hoy para nosotros y nos invitan a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro porque «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre» (Hebreos13, 8).

 

Ante tantos desafíos del mundo actual: religiosos, morales, culturales, sociales…, nos recuerda el Papa Francisco, que «cada vez que intentamos volver a la fuente y a la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual». Ojalá que todo esto ayude a nuestra Diócesis para buscar nuevos caminos evangelizadores. ¡Esta es la tarea que tenemos por delante y en la que nos vamos a empeñar!