Un pequeño gesto de misericordia contra la pobreza

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jubileo misericordia 28

Momento de la procesión de ofrendas en la apertura del Año de la Misericordia.

 

Una de las primeras acciones que se llevaron a cabo en la diócesis con motivo del Año de la Misericordia fue realizar una colecta en favor de los usuarios de Cáritas Burgos que no pueden afrontar los gastos de su consumo energético. Se desarrolló en la eucaristía de inauguración del Año de la Misericordia el pasado sábado 12 de diciembre y en ella se recaudó un total de 2.671,37 euros.

 

Con el dinero de esta colecta, se respaldará el trabajo que vienen ejerciendo los programas de acogida en las distintas Cáritas parroquiales, a las que acuden muchas personas que no pueden hacer frente a sus pagos de suministros energéticos por la escasez de recursos: agua, luz, gas, electricidad. Y es que para los responsables de Cáritas, la pobreza es única, aunque se manifiesta en muchos rostros. En este sentido, valoran positivamente el respaldo que con esta colecta se puede dar a las personas que ya acuden a este programa de acogida parroquial y no tienen recursos suficientes para hacer frente a sus facturas energéticas; uno de los problemas más comunes en estos usuarios.

La parroquia de San Martín de Porres celebra el Año de la Misericordia

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La parroquia de San Martín de Porres está celebrando de lleno este año de la Misericordia. El pasado 13 de diciembre, en la misa de las familias, celebraron una apertura parroquial de este año jubilar, con el acto simbólico de entrar todos por la puerta del templo. En el acto, tanto los niños como los mayores, se comprometieron a «ser misericordiosos como el Padre es misericordioso».

 

El año jubilar se hizo sentir también en el concierto navideño que cada año interpreta el coro parroquial. Obras de todos los estilos que quisieron remarcar que la Navidad es tiempo de misericordia. Una misericordia que también se tradujo en el concierto que llevaron a cabo en la residencia «El remanso»

El Año de la Misericordia en San Pedro de la Fuente

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Desde la parroquia de San Pedro de la Fuente nos envían estas tres fotos. Una es una vista general del templo, donde han colocado el logotipo del año de la misericordia. Las otras dos, son la felicitación de Navidad que han editado. El dibujo es de Lucía García Martín, ganadora del concurso de tarjetas postales que hizo la propia parroquia. En el reverso se felicita con una frase bíblica en la que se hace mención de la misericordia.

2016 01 04 lunes: resumen de prensa

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Actualidad

Ecclesia publica el último mensaje del arzobispo de Burgos:

 

Ayer tuvo lugar el nombramiento de Fray Jesús Díaz como Provincial de la nueva provincia dominica de Hispania, que este año celebra el octavo centenario de la orden de Predicadores:

 

 

Una distribuidora de Vitoria ha comenzado a trabajar con los productos del proyecto «A huertas con la vida», que hace año y medio emprendió Cáritas con la colaboración del Ayuntamiento de Miranda:

Patrimonio

El Monasterio de San Salvador de Oña recibirá una importante actuación de restauración y acondionamiento en las zonas más afectadas por el paso de los años:

 

La capilla de los Condestables abre de nuevo sus puertas al turismo tras haber permanecido cerrada durante cinco meses:

Un nuevo año, una nueva oportunidad

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2016 01 03 mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

Una semana después de celebrar la Navidad, mientras estamos envueltos en el misterio de la presencia y de la misericordia de Dios, comenzamos un año nuevo, el año 2016. La cercanía de estas dos fechas parece querernos recordar que es la presencia de Dios en el mundo lo que hace que el tiempo sea nuevo, que verdaderamente podamos vivir un año “nuevo”.

 

El tiempo nuevo que se abre ante nuestra vida es una ocasión que se nos ofrece para dejar atrás pesimismos, cobardías, indiferencias, intereses egoístas, que son siempre fuente de amargura y que tanto daño hacen en la vida personal y social. Si no salimos de estas actitudes el tiempo seguirá siendo “viejo”, por más que pasen las fechas del calendario. Pero Dios nos ofrece la posibilidad de que nuestro tiempo sea verdaderamente “nuevo”, si convertimos nuestro corazón al amor de Dios y de nuestros hermanos. “He aquí, dice el Señor, que yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21,5).

 

Al terminar un año y comenzar otro, todos debemos hacer examen de conciencia y pedir perdón, por las ocasiones en que no hemos sabido emplear el tiempo que Dios nos ha ofrecido para buscarle a Él y salir al encuentro de nuestros hermanos. Pero, sobre todo, debemos dar gracias a Dios por todo el bien que hemos recibido y porque sigue y seguirá siempre a nuestro lado, fortaleciendo nuestras vidas y llenándolas de luz y de esperanza. Por eso, debemos preguntarnos todos: ¿qué puedo hacer en este año para que mi vida sea un poco mejor?, ¿qué puedo hacer para que sea un poco mejor mi familia, mi barrio, mi parroquia o mi comunidad eclesial, mi lugar de trabajo, nuestra Iglesia diocesana, nuestra ciudad?

 

El Papa Francisco, en el mensaje de este año para Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero, nos dice que tenemos que pasar de la indiferencia a la misericordia, de manera que el amor, la compasión y la solidaridad sean nuestro programa de vida y nuestro estilo de comportamiento en las relaciones con los demás. Todos los que formamos parte de la Iglesia estamos llamados a renovar nuestra relación con el Señor y con nuestros hermanos bajo el signo de la misericordia, alegrándonos con los que alegran y llorando con los que lloran, compartiendo con todos el amor que recibimos de Dios.

 

De una manera especial, quiero decir a los jóvenes, que experimentan en su corazón de una manera muy viva el deseo de verdad, de autenticidad y de novedad, que pueden hacer que este año sea “nuevo”, poniendo sus energías, sus capacidades y sus talentos al servicio de los que más lo necesitan, con sencillez y humildad, colaborando juntos con gestos concretos y valientes para el bien de todos. En vuestras parroquias y en otras comunidades eclesiales encontraréis un espacio de misericordia y de libertad, para experimentar cómo Dios os acoge, os valora y cuenta con todos vosotros, y cómo os da alas para vivir con alegría y trabajar por un mundo más justo y más humano.

 

Este es el reto que el año nuevo nos plantea a todos. Podemos afrontarlo con garantías si acogemos la misericordia de Dios que se nos ha manifestado en Belén. El nos ayuda a salir cada día de la resignación y de la indiferencia y a conquistar la paz, fruto de la misericordia, la solidaridad y la compasión.

 

Os deseo de corazón un santo y feliz año nuevo, que será tanto más feliz para cada uno cuanto más procuremos la felicidad de los demás.