2015 10 05 lunes: resumen de prensa

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Actualidad

El papa Francisco ha firmado el decreto de martirio del sacerdote burgalés Valentín Palencia y cuatro de sus alumnos, lo que posibilita su nombramiento como beatos:

 

Ecclesia publica el último mensaje del arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín:

Cultura

La sala Valentín Palencia acoge «Anima Cathedralis», la particular visión de 27 artistas sobre el primer templo de Burgos:

 

El Arco de Santa María exhibe los bocetos que el escultor Venancio Blanco dibujó en la hora del café mientras preparaba una figura de Teresa de Jesús que le fue encargada por los carmelitas de Alba de Tormes:

Solidaridad

La Obra Social de La Caixa y Cáritas firman un convenio que tiene como objetivo crear un fondo de contingencia para situaciones de urgente necesidad:

 

 

Cuatro nuevos beatos burgaleses que «no se avergonzaron de Cristo»

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La Iglesia tiene desde este sábado, 3 de octubre, 18 nuevos beatos mártires de la persecución religiosa del siglo XX. Se trata de 16 religiosos cistercienses del monasterio de Cóbreces de Cantabria y de dos monjas, de la misma orden, del monasterio Fons Salutis de Algemesí, de Valencia.

 

La misa de beatificación se celebró en la catedral de Santander presidida por el cardenal, Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, del Vaticano. Como concelebrante en el presbiterio, la ceremonia contó con el religioso cisterciense, Félix Martín Rubio, hermano de uno de los monjes beatificados, de Marcelino Martín Rubio.

 

hermano martir

Félix Martín Rubio, hermano de uno de los mártires beatificados.

 

La celebración destacó por la asistencia de más de cien familiares de los mártires beatificados, venidos de diferentes puntos de España, así como por la presencia masiva de fieles y por la unción y belleza de la ceremonia, en la que se encontró, entre otros muchos obispos, el Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini, el obispo de Santander Manuel Sánchez Monge, que actuó como prelado anfitrión, además del arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, y el vicario general de la misma, Andrés Picón.  La ceremonia también contó con una elevada presencia de monjes y monjas cistercienses, entre las que figuraron muchas madres abadesas, además de las comunidades de religiosos de Cóbreces, y la femenina del monasterio de Los Prados de Liérganes, ambos de la Diócesis de Santander.

Monseñor Sánchez agradeció el testimonio que suponía la elevada asistencia de fieles e invitó “a encomendarse a estos nuevos beatos” de la diócesis de Santander que ahora son una gran patrimonio espiritual de la Iglesia.

Palabras de monseñor Amato

Por su parte, el cardenal Angelo Amato destacó en su homilía que estos nuevos mártires invitaban “a perseverar en la fe”, y por eso la Iglesia “trata de recordar su heroísmo, que es una herencia preciosa de civilización y de auténtica humanidad”. Sus nombres -agregó- “no están escritos sobre arena, sino en el corazón de Dios”. Amato significó que “el único pecado que cometieron estos monjes fue el testimonio de una vida contemplativa consagrada, toda ella, al Señor y a la ayuda del prójimo necesitado”. “En la dulce y amable tierra española había llegado la hora del anticristo”, apostilló el cardenal romano.

No renunciaron a Cristo

Además, señaló que “estos mártires no se avergonzaron de Cristo” porque tenían la certeza de que “nadie les separaría del amor del Señor, y con su fe firme salieron victoriosos de sus enemigos”. Monseñor Amato indicó que hoy, estos nuevos mártires nos enseñan al resto de sus hermanos religiosos a “perseverar en la fidelidad” a su vocación, en la oración, y en la alabanza al Señor. Ellos sostienen así a la Iglesia con su sacrificio cotidiano en favor de la redención del mundo y de la edificación de la propia Iglesia”.

 

beatificacion sntander

El obispo de Santander, ante el cardenal Angelo Amato en un momento de la ceremonia

 

Igualmente, dijo que el testimonio de estos nuevos beatos exhortan a mantener “siempre abierta la puerta del monasterio a los que buscan asistencia, consuelo y ayuda”, en alusión a “tener así especial disposición hacia los pobres”. Igualmente dio a conocer que con los nuevos 18 religiosos beatificados en la catedral de Santander, el número total de mártires en España se eleva a 1.544, y recordó que existen procesos de beatificación en marcha.

 

Los nuevos beatos son 16 religiosos cistercienses del monasterio cisterciense de Cóbreces en Cantabria (Diócesis de Santander) y de dos monjas más cistercienses del monasterio de Fons Salutis de Algemesí, en Valencia.

Nómina de los nuevos beatos mártires de la fe

Los nuevos mártires son Pío Heredia (Álava), Amadeo García (León), Valeriano Rodríguez (León), Álvaro González (León), Antonio Delgado (Burgos), Eustaquio García (Palencia), Ángel de la Vega (León), Ezequiel Álvaro de la Fuente (Palencia), Eulogio Álvarez (León), Bienvenido Mata (Burgos), Marcelino Martín (Palencia), Leandro Gómez (Burgos), Eugenio García (Burgos), Vicente Pastor (Valencia), José Camí (Lérida), Micaela Baldoví (Valencia) y Natividad Medes (Valencia).

 

beatificacion religiosas

Religiosas asistentes a la ceremonia

 

El religioso cisterciense del monasterio Viaceli de Cóbreces, Francisco Rafael Pascual Rubio, ha sido el encargado de llevar a cabo el proceso de beatificación, causa que comenzó en 1964. En la misa de beatificación no pudo evitar emocionarse al narrar la vida y circunstancias en que sus hermanos mártires encontraron una muerte violenta. Al respecto destacó que estos mártires “eran unos sencillos monjes trabajadores del campo y de la quesería del monasterio y que nunca se inmiscuyeron en actividades políticas”. Por ello, calificó de “injustas” las muertes de estos monjes y monjas que “murieron sin odio y perdonando a sus agresores”.

Celebraciones posteriores

Por otro lado, el próximo 9 de octubre, la abadía de Santa María de Viaceli, (monasterio de Cóbreces), celebrará a las 18:30 horas unas vísperas solemnes para la veneración de las reliquias de los mártires y la colocación de la urna en la iglesia de la abadía.

 

La misma iglesia de Cóbreces acogerá el 10 de octubre, a las 12:00 horas, una solemne Eucaristía de acción de gracias por la beatificación de los monjes y las monjas mártires que estará presidida por el obispo de Santander, monseñor Sánchez Monge.

 

Fuente: Diócesis de Santander

“Siempre adelante, nunca retroceder”

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2015 10 04 mensaje del arzobispo de Burgos pdf

 

“Declaramos y definimos Santo al Beato Junípero Serra y lo inscribimos en el catálogo de los santos, y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honrado entre los Santos”. Con estas palabras, el papa Francisco elevaba a los altares, en Washington el pasado 23 de septiembre, al franciscano español y mallorquín Junípero Serra. En su homilía, el Santo Padre recordó que fray Junípero “tuvo un lema que inspiró sus pasos y plasmó su vida: supo decir, pero especialmente supo vivir diciendo ‘siempre adelante’”. “Supo vivir –añadió el papa Francisco– lo que es ‘la Iglesia en salida’, esta Iglesia que sabe salir e ir por los caminos, para compartir la ternura reconciliadora de Dios”. El Padre de California, nacido en suelo español, “supo dejar su tierra, sus costumbres, se animó a abrir caminos, supo salir al encuentro de tantos, aprendiendo a respetar sus costumbre y peculiaridades”.

En efecto, Junípero Serra nació el 24 de noviembre de 1713 en Petra, Mallorca, e ingresó en los frailes franciscanos cuando tenía 16 años. Enseñó Filosofía y Teología en la universidad que otro gran mallorquín, Raimundo Lull, había fundado en Mallorca siglos antes. Cuando ya tenía 36 años, impulsado por su celo evangelizador partió, junto con otros veinte misioneros franciscanos, hacia el Virreinato de la Nueva España, nombre colonial con el que entonces se designaba a México. Ya en México, inició su misión misionera en Sierra Gorda, donde permaneció 9 años.

Cuando Carlos III decretó, en 1767, la expulsión de todos los jesuitas de los dominios de la Corona –lo que incluía el Virreinato de la Nueva España–, embarcó rumbo a la Baja California, donde los jesuitas atendían la población indígena y europea de las dos Californias, con otros 16 misioneros franciscanos. Tras una corta travesía, llegaron a Loreto, sede de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, que es considerada como la madre de las misiones de la Alta Baja California. A partir de entonces fueron surgiendo las misiones de san Carlos Borromeo (1767), de san Antonio de Papua (1771), de san Luis (1772) y otras. Los misioneros catequizaban a los indígenas, les enseñaban nociones básicas de agricultura, ganadería y albañilería, les proporcionaban semillas y les asesoraban en el trabajo de la tierra.

Precisamente, una de las labores en las que destacó san Junípero Serra fue la defensa de los indios. Fue para ellos un gran pastor y un gran defensor. No les llamaba “indios” sino “gentiles”, porque éstos son quienes –según el lenguaje bíblico– no han recibido la revelación del verdadero Dios. Les llamaba “hijos” y siempre cuidó de ellos como tales. La violencia sexual de los soldados contra las mujeres indígenas, el maltrato a los indígenas y los intereses fiscales de la Corona respecto a su trabajo, provocaron duras reacciones en fray Junípero. Nada de particular que, cuando ya tenia 60 años y estaba muy limitado de fuerzas, viajase desde Carmel hasta la Ciudad de México para interceder por los indígenas ante el virrey, presentando su conocidísima “Representación”, que no era sino un memorando con una auténtica declaración de derechos que apuntaba a la mejora de toda la actividad misionera en California y especialmente al bienestar material y espiritual de los nativos. ¡Qué lejos quedaba este modo de proceder con la “conquista del Oeste”, donde prevalecía el proverbio “el único indio bueno es el indio muerto”.

San Junípero es un modelo de convivencia para los diversos pueblos de España y un ejemplo de cara a la nueva evangelización de España y América. Porque, como dijo el Papa en la homilía de canonización, “la misión no nace nunca de un proyecto perfectamente elaborado o de un manual muy bien estructurado y planificado; la misión nace de una vida que se ha sentido buscada y sanada, encontrada y perdonada” por Dios. Sigamos su lema “Siempre adelante, nunca retroceder”.

«La familia es el primer evangelio»

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obispo burgos

El arzobispo ha enviado a las familias a cumplir su misión evangelizadora en medio del mundo.

 

Una solemne eucaristía presidida por el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, ha servido para clausurar la jornada diocesana de pastoral y la fiesta de la fe que ha congregado en el día de hoy a decenas de personas para inaugurar de forma oficial el nuevo curso pastoral en la Iglesia burgalesa. En el transcurso de la misa, y tomando como hilo argumental las lecturas de la liturgia dominical, Gil Hellín ha reafirmado la importancia de la familia en la transmisión de la fe y en la consolidación de una sociedad estable.

 

Y es que, según el arzobispo, «la familia es la primera expresión de la sociabilidad humana»; pues «no somos un conglomerado de seres humanos mezclados, sino que nos desarrollamos como personas en una sociedad cuyo germen principal es la familia». De ahí que haya animado a los matrimonios cristianos de Burgos a consolidar «sus vínculos de comunión» y «autoinmunizarse contra todo aquello que tiene como objetivo destruir la familia». Una familia que «no es una institución católica, sino natural» y que, en el caso de las familias cristianas, ha de ser el germen de evangelización antes de la parroquia, la escuela o cualquier otra organización, pues son –ha dicho– «el primer evangelio».

 

En las vísperas de la clausura del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa y el año de la vida consagrada, y a las puertas del sínodo de los obispos sobre la familia, el arzobispo ha animado a las familias burgalesas a la intimidad con Cristo, la participación en la vida de la comunidad y al testimonio en el mundo, enviándoles de forma especial a cumplir con esta misión al finalizar la liturgia.

Fiesta de la fe

Antes de la eucaristía, celebrada en la capilla del Seminario de San José, los pasillos del edificio, adornado para la ocasión, han servido de escenario donde se ha desarrollado la «fiesta de la fe». Aunque se trata de una cita ya tradicional, la edición de este año ha contado con singulares novedades. Los asistentes al acto han ido recorriendo distintas estancias disfrutando de actuaciones musicales, testimonios de matrimonios cristianos y diversas representaciones teatrales interpretadas por niños y jóvenes. Ha sido la parte festiva de una jornada de pastoral que se inauguraba esta mañana con la conferencia de Rafael Zornoza, obispo de Cádiz-Ceuta, y Fernando Campos, su vicario general. El día ha contado también con reflexiones por talleres de trabajo y una comida de hermandad.

Multimedia: ver galería fotográfica de la jornada

«No hay evangelización hacia los demás que no pase antes por nosotros mismos»

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Fernando campos y Rafael Zornoza

Fernando Campos (izda.), vicario general de la diócesis de Cádiz-Ceuta, junto a Rafael Zornoza, obispo de la misma.

 

Esta mañana daba comienzo la jornada de pastoral que con el título «Familia evangelizadora», ha contado con la presencia del arzobispo de Cádiz, Rafael Zornoza, y el vicario general de la misma, Fernando Campos.

 

Ambos han dado a conocer las diversas iniciativas que manejan en su diócesis con el objetivo de acometer la «nueva evangelización». Zornoza ha reconocido que dentro de la Iglesia son muchos los cristianos afectados por una fe de mínimos, reducida a la rutina y a la costumbre, pero no vivida con pasión. «Estas iniciativas que hemos puesto en marcha van encaminadas a recuperar el componente del discípulo, que hemos perdido de nuestra vida cristiana», ha recalcado. También ha resaltado la necesidad de cambiar de mentalidad, y aunque sea cierto que hay que disciplinar a la hora de evangelizar, no se puede quedar sólo en eso, pues al final una fe basada en la disciplina acaba mecanizada. «Hemos de preguntarnos qué es lo que estamos haciendo, si realmente estamos evangelizando o simplemente ofreciendo un mínimo de servicios».

 

Ha sido Fernando Campos quien ha expuesto las principales propuestas de evangelización que llevan a cabo en la diócsis de Cádiz. En primer lugar ha hablado de la escuela de evangelizadores, una iniciativa que este curso cumple su tercera edición y que ha dado muy buenos frutos, además de contar con un gran número de personas que desean participar en la misma. En ella se busca dar la motivación necesaria para que esas personas que se acercan descubran a Cristo y crezca la inquietud que han empezado a sentir.

Recuperar el acompañamiento

Tras esta escuela, otra de las iniciativas desarrolladas es la de la Escuela de Discípulos, «donde seguimos haciendo un revisión serie de cómo está nuestra fe y tratamos. Aquí nos preguntamos si somos convertidos o descubridores». Aquí, las personas que asisten viven una serie de sesiones encaminadas a que sientan la inquietud de confirmar su compromiso con Cristo y con su diócesis, y de madurar como discípulo suyo en comunidad. Tras estas dos escuelas, Campos ha explicado otras actividades de discipulado permanente, un «entrenamiento diocesano» que comprende de los Cenáculos, los cursos Alpha y los oratorios de niños.  Precisamente en la vida familiar y en los niños ha sido una de los puntos en los que Zornoza ha puesto el acento a la hora de contar algunos fallos a la hora de transmitir la fe. Destacó la importancia de recuperar la fórmula del acompañamiento en la Iglesia, como por ejemplo, el acompañamiento de los padres hacia los hijos. «Los hijos han dejado de ser acompañados por ellos, ya no rezan juntos, no lleva ninguna obra social a cabo ni hablan de la fe para profundizar en ella. Los niños pueden ir a colegios religiosos, a catequesis, pero si no viven esa fe en su casa, al final su relación con la fe se acabará distanciando. Los padres podrían implicarse más en vivir esa forma de paternidad tan comprometida».

 

Tras hacer referencia a los lastres que perjudican a la vivencia de la fe y la evangelización (individualismo, autorreferencialismo, endogamia, falta de cariño al proyecto de la Iglesia, desmotivación, desconfianza, etc.), Zornoza reflexionó sobre la necesidad de un cambio de mentalidad y de conversión permanente, de formar a discípulos líderes en línea con la fe, y de salir al encuentro con los pobres y necesitados, «pues si hay una fe profunda, esta anima a la caridad, y a su vez, la caridad llama a la fe».