La vida interesa a los burgaleses

por administrador,

2015 03 22 mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

Ocurrió hace unas semanas en Chile. La Presidenta de este país pronunciaba un discurso de circunstancias ante un grupo selecto de médicos, graduados el año 2014. En un momento determinado, sus palabras derivaron hacia el aborto, cuya despenalización será abordada próximamente en el Congreso. Una doctora médico se levantó de la butaca, interrumpió el discurso y leyó una carta firmada por muchos médicos del país. Entre otras cosas decía: “Nos dirigimos a Ud. para manifestar públicamente nuestro más absoluto rechazo al proyecto de Ley que regula la interrupción voluntaria del embarazo en Tres Causales (supuestos)”.

Luego justificó esta condena: “Lamentablemente, mientras los médicos trabajamos por salvaguardar la salud y la vida de las personas, hay quienes trabajan por violar su derecho humano más básico: el derecho a la vida. Entre todas las violaciones del derecho a la vida, el aborto presenta especial gravedad, al dirigirse contra el más inocente de nuestra sociedad”. Y concluyó: “Hemos estudiado siete largos años para ser médicos de excelencia al servicio de la sociedad y nos comprometemos con Ud. a realizar nuestros mejores esfuerzos. A la vez, esperamos que no sea su gobierno, ni ningún otro, el que desvirtúe nuestra profesión, su profesión, legislando sobre el aborto”.

El hecho ha coincidido con la celebración de la Jornada de la Vida, que tiene lugar el día de la Anunciación de Nuestra Señora y la Encarnación de Jesucristo, el próximo 25 de marzo. La Iglesia -y mucha gente de buena voluntad- está empeñada en erradicar esta lacra que abochorna a nuestra sociedad. Pues el aborto es –por más eufemismos que se quieran echar al tema- un asesinato dirigido contra un niño en su etapa inicial. Hoy nos avergüenza que en el Imperio Romano se pudiese matar impunemente al recién nacido, si era una niña o que en algunas sociedades hoy punteras se hayan comprado y vendido los hombres y mujeres como se compra un kilo de manzanas o que toda una sociedad, considerada como avanzada, llevase al poder a quien eliminó varios millones de personas por el simple hecho de ser judíos. Un director de periódico de España ha dicho la semana pasada que “nuestros nietos se avergonzarán de que sus abuelos –los padres de hoy- hayan considerado legal el genocidio de los no-nacidos”. El gran filósofo Julián Marías sentenció hace décadas, que el aborto es la mayor lacra moral de nuestra civilización y avanzó que un día la historia se sentirá sonrojada de ella.

No será fácil, pero la fecha ya está cada vez más cercana y llegará tanto más pronto cuantas más personas nos unamos al proyecto y, si se trata de creyentes, cuantos más insistentes sean nuestras peticiones a Dios para que venga en nuestra ayuda. Por eso, en nuestra diócesis hemos organizado una Vigilia Eucarística para la celebración Diocesana por la vida el próximo martes, 24 de marzo, a las 20 horas en la Iglesia de san Lesmes y que tendré el gozo de presidir. Así mismo, el miércoles 25 de marzo, a las 8 de la tarde, en el Auditorio de Fundación Cajacirculo, de la calle Sáez de la Hoya, tendrá lugar una conferencia a cargo del eminente catedrático de genética y consejero del Pontificio Consejo para la Familia en Roma, doctor Nicolás Jouve.

No nos cansemos de secundar, trabajar y rezar por una causa tan noble y que, además de eliminar una lacra social y moral de enormes consecuencias, lleva consigo dar un paso importante en el camino del verdadero progreso humano.

Un «sí público» a la vocación sacerdotal

por administrador,

 

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Se llaman Diego Luis, Isaac Hernando, Eugenio Ángel Castejón, Gonzalo Cuevas y Henry Osvaldo Gómez y, esta misma mañana han dado paso más en su camino vocacional al comprometerse, delante del arzobispo, a completar su formación para ser en un futuro relativamente cercano sacerdotes. «Es como la puerta que nos abre el camino hacia la meta final del sacerdocio -comenta Isaac-; es un paso lleno de ilusión porque la Iglesia te reconoce como un candidato idóneo para ser sacerdote y nosotros nos comprometemos de aquí en adelante para formarnos exclusivamente para ello».

 

Este «sí público a la vocación» -como denomina Diego Luis el «rito de admisión»- ha tenido lugar esta misma mañana en la capilla del Seminario de San José como uno de los últimos coletazos de la campaña del día del Seminario. La ceremonia ha supuesto para él «una ratificación del empujón que un día le dio el Señor» a ser sacerdote, empujó que sintió de forma definitiva en la JMJ de Madrid escuchando las palabras del papa Benedicto. Con este sí se compromete a partir de ahora a formarse, como sus otros compañeros, a ser un idóneo ministro del altar.

Un futuro «apasionante»

Pero el rito de admisión tiene una doble dirección. Porque no son solo estos jóvenes quienes dicen «sí» a su vocación, sino que la diócesis burgalesa se compromete también a ofrecerles los recursos necesarios en su formación sacerdotal. Y es que, «cuando se llega a la certeza moral de que uno quiere enrolarse en el equipo de Jesucristo, entonces se hace la solicitud formal de entrar en el equipo y se recibe la respuesta del que está legitimado para darla, es decir, del obispo de la diócesis a la que uno se quiere incorporar», ha dicho el arzobispo en su homilía. Ahora, estos jóvenes, cuentan con un comprometido respaldo por parte del Seminario, la Facultad de Teología, las parroquias donde trabajen en los próximos años y las oraciones de los fieles de la diócesis.

 

Y es que, ser sacerdote no es cosa fácil; aunque a Diego e Isaac les apasiona la idea. A Isaac, lo que le gusta de los sacerdotes es «su espíritu de entrega, el cómo están siempre disponibles a los demás», mientras que a Diego, lo que le atrae del sacerdocio es «dar la vida por los demás sea donde sea y con quien sea».

 

De los cinco jóvenes que han recibido el rito de admisión, dos de ellos -Diego e Isaac- son seminaristas diocesanos, mientras que los otros tres -Eugenio Ángel, Gonzalo y Henry Osvaldo- pertenecen al seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal.

Rito de admisión al diaconado y presbiterado

por administrador,

Seminario diocesano de San José, sábado 21 marzo 2015

1. Cuando un ciclista aspira a participar en competiciones internacionales, como la vuelta a España o a Francia, comienza por someterse a un serio y continuo entrenamiento y correr en vueltas locales, comarcales y provinciales. Luego, cuando ya está bastante rodado, es llamado a formar parte de un equipo. Finalmente, ya enrolado en ese equipo, compite a nivel internacional. Los más valiosos llegan a ganar alguna etapa, y los verdaderamente campeones entran triunfadores en los Campos Elíseos de París o en Paseo de la Castellana de Madrid.

Este símil nos ayuda a comprender un poco mejor el rito que ahora estamos celebrando: la admisión al sacerdocio de estos hermanos nuestros; dos del seminario de S. José y tres del seminario Redemptoris Mater.

Efectivamente, aspirar a ser sacerdote es enrolarse en el equipo Jesucristo, hacer una serie de pruebas y verificar si nos hemos enrolado por propia iniciativa o si ha sido una respuesta a la invitación de Jesucristo. Cuando se llega a la certeza moral de que, efectivamente, uno quiere enrolarse en el equipo de Jesucristo no porque le guste sino porque quiere responder a la llamada de Jesús, entonces se hace la solicitud formal de entrar en el equipo y se recibe la respuesta del que está legitimado para darla, es decir, del obispo de la diócesis a la que uno se quiere incorporar.  Esta solicitud y esta respuesta es el Rito de Admisión.

Yo estoy muy contento de poderos admitir en el equipo ministerial de Jesús para trabajar a sus órdenes en la empresa de la nueva evangelización de nuestra diócesis. Estoy seguro de que vosotros también estáis contentos; lo mismo que vuestros familiares y amigos. Demos, pues, gracias a Dios por ello.

2.  Acabo de decir que Jesucristo cuenta con vosotros para la nueva evangelización de Burgos. ¿Qué quiere decir esto?

Cuando yo me ordené sacerdote, hace cincuenta años, ni yo ni mi obispo hablábamos en estos términos. Sencillamente, mi obispo me imponía las manos para que fuera a una parroquia o a otro destino a seguir incrementando y potenciando una comunidad cristiana, más o menos floreciente y practicante. La fe se trasmitía con naturalidad en la familia, donde se enseñaba y aprendía a ser cristiano, a rezar, a querer a los pobres y ancianos, a vivir de modo austero y sacrificado.

Esta realidad ya no existe y vosotros vais a encontraros con algo completamente distinto a lo que me encontré yo y muchos de los aquí presentes. Ahora no se trata ya de incrementar y potenciar una comunidad cristiana existente. Esa comunidad hay que crearla. No quiere decir que tengáis que partir de cero. Ciertamente, hay un segmento de gente que vive la fe y la práctica religiosa. Pero las nuevas generaciones no son cristianas, aunque hayan recibido el bautismo: no conocen a Jesucristo, no celebran los sacramentos, no viven la moral cristiana, no tienen criterios cristianos. Además, cada día será mayor el número de quienes no habrán recibido el bautismo.

Jesucristo os envía a ese mundo y vosotros le decís con el Rito de Admisión que acogéis con gusto su propuesta y que puede contar con vosotros para anunciar la Buena Nueva en esta diócesis de Burgos, sobre todo, a las nuevas generaciones.

Sería para echarse atrás si tuvierais que hacerlo con vuestras cualidades, talentos, trabajo, esfuerzo y preparación. La empresa es demasiado ardua y arriesgada para vuestras fuerzas. ¡Y para las de todos nosotros!

Pero no vais a estar solos en la tarea de la nueva evangelización en nuestra diócesis. Os acompañará Jesucristo, que es quien os ha llamado a trabajar en su viña. Por eso, la tarea se hace apasionante. Porque, con Jesucristo, los frutos están asegurados. Él mismo lo ha dicho: “Yo os he elegido para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca”. También ha dicho que si creemos de verdad en él, “haremos obras aun mayores” que las que él realizó.

Para ello tendréis que haceros grano de trigo dispuesto a enterrarse y morir. Lo hemos escuchado hace poco en el evangelio: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”. Es la dialéctica del Misterio Pascual: para resucitar, hay que morir; para redimir, hay que clavarse en la cruz; para triunfar hay que pasar por la humillación. No hay otro camino para la fecundidad espiritual.

Morir es destruir el hombre viejo; morir es enterrar la comodidad, la vida fácil, el afán de hacer carrera, la soberbia de prevalecer sobre los demás, el deseo de ser servido en vez de servir. Morir es luchar para cumplir la voluntad de Dios, no la nuestra. Morir es amar el trabajo constante y sacrificado, amar la pobreza, querer a los demás por encima de nosotros mismos, gastarse y desgastarse para anunciar el Evangelio a todos, especialmente a los pecadores y a los pobres.

Por eso, desde hoy tenéis que hacer una opción más fuerte de querer pareceros a Jesucristo. Y, por tanto, de ser más orantes, más estudiosos, más apostólicos, más serviciales, más humildes, más alegres.

Queridos todos: el Rito de Admisión trasciende a los que lo hacen y nos implica también a nosotros: a mí, a mis colaboradores más inmediatos, a los formadores del seminario, a los sacerdotes presentes y ausentes, a sus familias. Nosotros tenemos que ser “hermanos mayores”; hermanos que les quieren, que les acompañan, que les dan buen ejemplo, que les ayudan en sus dificultades, que les trasmiten la alegría de la presencia del Señor.

Aprovechemos este rito para renovar nuestros afanes de entrega y pidamos a la Santísima Virgen que sea para los que hoy piden la Admisión y para nosotros, la “Estrella de la nueva evangelización”

Una semana de espiritualidad con inspiración teresiana

por administrador,

Con el título «Teresa, háblanos de Dios», el Centro de Iniciativas de Pastoral de Espiritualidad (CIPE) organiza del 23 al 28 de marzo la Semana de Espiritualidad y que se desarrollará en la Iglesia de El Carmen del paseo del Empecinado, de 20:00 a 21:00 horas.

 

Durante el desarrollo de las sesiones, se enseñará a los asistentes diversos modos de oración, todos ellos inspirados por santa Teresa de Jesús, cuyos escritos serán la base de las oraciones a seguir. Los últimos días de esta semana de espiritualidad estarán dedicados a una celebración comunitaria de la conversión (viernes 27) y a un concierto de la orquesta «Animus Vocal».

 

Quienes deseen participar, pueden ponerse en contacto con CIPE llamando al 947 26 42 67 o escribiendo a [email protected]

2015 03 20 viernes: resumen de prensa

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Actualidad

Ecclesia publica el mensaje del arzobispo de Burgos, don Francisco Gil Hellín, ante la jornada por la Vida que se celebra el próximo 25 de marzo:

Patrimonio

Las excavaciones de la iglesia de San Román, que se han prolongado a lo largo de las últimas semanas en las laderas del Castillo de Burgos, han concluido con el hallazgo de una clave de bóveda policromada:

Cultura

La localidad ribereña de Caleruega alberga este sábado 21 de marzo su tradicional encuentro de corales que tendrá lugar desde las 20:00 horas en la iglesia de San Sebastián: