El Seminario de San José acogerá las XLII Jornadas de Vicarios de Pastoral

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La diócesis de Burgos ha sido elegida para acoger las XLII Jornadas de Vicarios de Pastoral que organiza la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal. Tendrán lugar del 1 al 3 de mayo en el Seminario de San José, y durante estos tres días se ofrecerán distintas ponencias enfocadas a desarrollar el tema del encuentro, que lleva por título «Llamadas a un nuevo estilo pastoral. Claves desde Evangelii gaudium, Amoris laetitia y Laudato si».

 

En las diferentes jornada, los asistentes participarán en grupos de reflexión, momentos de oración, eucaristías, transmisión de testimonios y expereincias, visitas turísticas a la ciudad d Burgos y varias conferencias. Éstas prometen ser variadas y tocar diversos temas, distribuyéndose de la siguiente manera: el primer días, José Mª Rambla Blanch, SJ y teólogo especialista en Espiritualidad abordará la ponencia «El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a la Iglesia». Por la tarde, el mismo ponente hablará sobre «¿Qué dice el Espíritu a las Iglesia hoy? Disposicones para elaborar planes pastorales».

 

El segundo día tendrá lugar la tercera ponencia, que correrá a cargo de José Luis Segovia Bernabé, vicario episcopal de Pastoral Social e Innovación de la archidiócesis de Madrid, y que se centrará en los actuales desafíos pastorales, enfocados a la luz de la encíclica Laudato Si. La última ponencia, que será el 3 de mayo, la llevará a cabo Mario Iceta Gavicagogeascoa, obispo de Bilbao, quien hablará de la renovación de la pastoral familiar a partir de la Amoris Laetitia.

 

En el siguiente enlace puede consultarse con más detalle el programa:

Jornada de vicarios de pastoral 2017

 

El Via Crucis del Castillo recordará el sufrimiento de Jesús

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Las laderas del castillo se convertirán en el marco en el que se desarrolle el Via Crucis penitencial con antorchas que tendrá lugar esta tarde a las 20:30 horas.  El paso de la cruz rústica con sudario será llevada en andas por miembros de la parroquia de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Saliendo de la iglesia de San Esteban Protomártir, el Via Crucis recorrerá las calles de San Esteban y carretera de subida al Castillo hasta el mirador de la ciudad.

 

Participarán miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad, que leerán las meditaciones de cada estación. El Vía Crucis es una devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión. Consta de 14 estaciones, aunque se suele añadir una decimoquinta dedicada a la Resurrección. En cada una de ellas, la comitiva se detendrá y rezará agradeciendo a Jesús por su sacrificio para salvar a la humanidad del pecado.

Dos burgaleses son elegidos para estar al frente de ARPU

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santisimo sacramento

María del Rosario Bartolomé Matesanz, laica de la diócesis de Burgos, ha sido nombrada en la pasada Asamblea Plenaria  de la Conferencia Episcopal Española presidenta nacional de la Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento (ARPU). Junto a ella, José Luis Esteban Vallejo, sacerdote de la diócesis, ejercerá como consiliario nacional.

 

La ARPU es un movimiento de Iglesia Católica, de ámbito universal, con personalidad jurídica propia, que bajo la vigilancia y régimen de la Conferencia Episcopal Española, tiene por finalidad promover con la mayor intensidad la fe en la presencia real y permanente de Jesús en la Eucaristía y la adoración continua al Santísimo Sacramento en las parroquias, templos, catedrales y otras comunidades eclesiales.

Presencia real

Según Esteban Vallejo, este nombramiento es toda una responsabilidad «a la hora de hacer apostolado eucarístico y fomentar la adoración al Santísimo algo que hace falta incluso dentro de la Iglesia misma misma. De este modo se cumple un deseo de Jesús, que es el carisma de nuestro movimiento: ser adorado en la tierra ante su presencia real por nosotros. Nosotros le cuidamos a Él para que pueda beneficiarnos y estar en contacto con su amor, su paz y su alegría».

 

Alegría y dolor en el Domingo de Ramos burgalés

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La procesión de la Borriquilla es una de las más populares.

 

El conocido paso de Jesús en la borriquilla (realizado por los talleres de Arte Sacro de Olot en 1948), será llevado a hombros por miembros de cofradía de la Coronación de Espinas y de Cristo Rey hasta la catedral acompañada por su Banda de cornetas y tambores. La procesión comenzará a las 11:45 horas, cuando el paso salga de la parroquia de San Lorenzo el Real. Más tarde, hacia las 12:00 y en la plaza Mayor, se congregarán todas las cofradías y hermandades de la ciudad y se procederá a la bendición de las palmas y ramos por el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas.

 

Tras recorrer las calles de Carnicerías, paseo del Espolón, arco de Santa María, plaza Rey San Fernando, Cadena y Eleta y plaza de Santa María, el acto concluirá con la celebración de la eucaristía de la Pasión del Señor en la catedral presidida por el pastor de la diócesis.

 

En el acto participarán representantes eclesiásticos y civiles, miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad, acompañados de sus Bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales, así como la agrupación «Círculo Musical de Burgos» y la banda «Ciudad de Burgos».

Cristo de las Santas Gotas

Ya entrada la tarde, a las 20:00 horas, la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, conocido también como el «Cristo de las Santas Gotas» (réplica de la imagen de autor anónimo del siglo XIV), será portada a hombros por miembros de la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores desde la iglesia de San Gil Abad. Recorrerá las calles de San Gil, Arco del Pilar, Laín Calvo, Virgen de la Paloma, plaza Rey San Fernando, Nuño Rasura, Santa Águeda y plaza de Santa María.

 

Desde ahí, y con motivo del décimo aniversario desde que se recuperara esta procesión, realizará su entrada solemne a la catedral, donde tendrá lugar un acto de oración y reflexión en el primer e histórico encuentro con el Santísimo Cristo de Burgos de la catedral, toque de oración y despedida. La imagen abandonará la seo y se encaminará de nuevo hasta su parroquia por las calles Cadena y Eleta, plaza Rey San Fernando, Virgen de la Paloma, Laín Calvo, Avellanos y San Gil.

Contemplar al Crucificado

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Cada domingo los cristianos nos reunimos en el «Día del Señor» para celebrar gozosos el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús. Una vez al año, en estas fechas de Semana Santa que nos disponemos a vivir, celebraremos de forma solemne y pausada cada uno de estos misterios donde se nos manifiesta hasta qué punto llega el amor de Dios.

 

Previamente a esta semana, habremos tenido la oportunidad de vivir el tiempo de Cuaresma, como un pórtico hermoso que nos permite disfrutar y gozar mejor de la semana más importante del calendario cristiano: la Semana Santa. No en vano, el programa cuaresmal del ayuno, la oración y la limosna ha preparado y esponjado nuestro corazón para que el Espíritu pueda hacer sus maravillas en nosotros.

 

En efecto, el ayuno nos ha permitido descubrir el don de la libertad con la que el propio Cristo asume su entrega generosa al Padre por nosotros. Con la oración, hemos entrado más en sintonía con la voluntad del Padre, como el propio Cristo buscó permanentemente. A través de la limosna, nos unimos más a nuestros hermanos, especialmente a los más pobres, para que en nosotros habite la centralidad del otro, y del «otro-necesitado», tal y como nos enseña Jesús en su Evangelio.

 

Con todo este bagaje, nos introducimos en el Triduo Pascual, centro de la fe y de la vida de la Iglesia. A lo largo de estos días, la Cruz se colocará en medio de nuestras iglesias, y pasará por las calles y plazas gracias a nuestras Cofradías y Hermandades: la Cruz de Cristo que, en palabras del papa Francisco, es el «símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo de la obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria».

 

La Cruz que es «el centro del centro cristiano», como repetía Benedicto XVI. Ciertamente que la Encarnación y la Resurrección son misterios centrales del cristianismo. Pero el cristiano descubre en la Cruz la palabra más elocuente del silencio aparente de Dios. En ella se nos muestra la sabiduría del mismo Dios, que es diversa del poder humano: manifiesta, de verdad, quién es Dios, es decir, su amor gratuito que nos salva.

 

El descubrimiento de este gran acontecimiento transforma la vida del que lo acoge. Y por eso, lejos de vivirlos como días tristes y oscuros, marcados por el dolor, la Semana Santa los convierte en días profundamente gozosos y que desembocan en la alegría pascual. Igualmente, la contemplación de este misterio de amor, lleva al creyente a solidarizarse con esas otras cruces que hoy Cristo sigue abrazando misteriosamente. La Cruz no es solo un leño del pasado, una imagen en nuestros hermosos pasos procesionales. Hoy el Crucificado está vivo y real en hermanos que están junto a nosotros, y ante los que no podemos pasar indiferentes: los cristianos perseguidos, los hermanos que sufren guerras de las que nos olvidamos, las víctimas de tantas violencias, los hambrientos, pobres y vulnerables, las personas sin hogar, los parados y presos… En ellos se multiplica el rostro del Señor Crucificado.

 

Os invito a profundizar, agradecer, alabar y vivir este mensaje de salvación. Lo haremos especialmente en nuestras celebraciones litúrgicas. Y lo haremos en nuestras calles de Burgos, donde se entrelazarán belleza, sentimiento y arte para ser manifestación pública de nuestra fe. Que la Semana Santa, especialmente a vosotros cofrades, nos ayude a crecer en nuestro caminar de fe. Contemplar al Crucificado. Como decía nuestra Santa castellana (Santa  Teresa), «no os pido más que le miréis»… Pero que no seamos meros espectadores, ajenos a lo que se celebra, sino que entremos en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús para dejarnos contagiar por el Señor de la mayor entrega y del mayor amor.