Ningún hogar sin luz ni calor

por administrador,

 

La Cuaresma, que vivimos los cristianos como preparación para celebrar la Pascua del Señor, es el tiempo propicio para intensificar el camino de la propia conversión, para abrirnos generosamente al don del otro y del absolutamente Otro que es Dios.

 

El Papa Francisco en su mensaje para esta Cuaresma se centra en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31) y nos invita a dejarnos guiar por este relato tan significativo para entender y tender a una sincera conversión. En palabras del Papa: “El pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino”. 

 

Desde esta certeza, el pasado jueves de ceniza realizábamos en las calles de nuestra ciudad un gesto diocesano bajo el lema “Ningún hogar sin luz ni calor”. Se trataba de expresar públicamente ante nuestra sociedad burgalesa el compromiso de la Iglesia por estar cerca de los más pobres y necesitados, en una situación social donde la desigualdad y la exclusión son crecientes. Desde luego que lo más importante es que nosotros como Iglesia vivamos este compromiso y bien lo saben, por ejemplo, las más de 14.000 personas que son atendidas anualmente en Cáritas. Pero también importa que lo manifestemos y puede ser un gesto que nos ayude a avanzar a nosotros mismos en nuestra necesaria dimensión social de la fe.

 

El plan diocesano de Pastoral, que nos orienta el camino de estos años, señala una acción concreta -“realizar gestos públicos de solidaridad como Iglesia”-, para conseguir, entre otros medios, el objetivo de “poner el Evangelio al servicio de los más pobres”. Y es que, como dijimos los obispos españoles en aquel importante documento “Iglesia y los pobres”: “Sólo una Iglesia que se acerca a los pobres y a los oprimidos, se pone a su lado y de su lado, lucha y trabaja por su liberación, por su dignidad y por su bienestar, puede dar un testimonio coherente y convincente del mensaje evangélico…”. Con este acto, pues, se trataba de avanzar como comunidad eclesial en este camino.

 

La centralidad de los pobres en la experiencia de fe cristiana es un dato incuestionable. Los pobres, en las múltiples manifestaciones de la pobreza, están en el corazón del Evangelio y deben estar en el centro de los que somos sus seguidores. La labor de la Iglesia en este campo es inmensa. A nivel individual y a través de multitud de organizaciones dependientes de la Iglesia, se desarrolla una impagable tarea asistencial y promocional de tantas personas que hoy son privadas de su dignidad. Pero, junto a ello, la Iglesia desarrolla una no menos importante tarea en favor de nuestra sociedad, en la invisible misión de alimentar y formar los valores que permiten y sostienen todas estas acciones concretas de lucha por la justicia y de ejercicio de la caridad. Hoy el compromiso por los demás, si no se alimenta, corre el riesgo de fenecer sin dar los frutos necesarios de la perseverancia.

 

No obstante, nos quedaríamos escasos si únicamente desarrollamos esta ya loable misión. No se trata solo de hacer cosas “para” los pobres, sino “con” y “por” los pobres. La pobreza tiene causas concretas que se fundamentan en un modelo económico, político y cultural que lo sostiene, centrado en el dinero, e incapaz de poner a la persona en el centro de sus preocupaciones. La Iglesia, por tanto, además de actuar en ese campo asistencial y promocional, ha de dar un paso más para hacerse presente y trabajar cuanto le sea posible por la erradicación de las causas estructurales que provocan la pobreza en nuestra sociedad.

 

El gesto que desarrollábamos nos sitúa precisamente en este lugar: Queremos ofrecernos y comprometernos, tal y como nos enseña la Doctrina Social de la Iglesia, a apoyar y caminar hacia aquellos modelos económicos, políticos y sociales que pongan a la persona en el centro de sus preocupaciones. Ahí encuentra su sentido pleno la necesaria participación de los cristianos en la vida pública, desde la búsqueda del bien común.

 

Vivamos, pues, la Cuaresma con este sentido y con estos deseos. Se trata de un tiempo especial de purificación y de renovación de la vida cristiana para poder participar con mayor plenitud y gozo de la Pascua del Señor.

Pascua joven 2017

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Pascua Juvenil DiocesanaUn año más se hace esta propuesta de vivir la Pascua en el ámbito rural a iniciativa de ellos mismos. En esta ocasión va a ser en la la casa que tienen las clarisas de Vivar. Como ya sabes esta Pascua es gestionada por los mismos participantes. Esto hace que sea necesario saber con cierta antelación quienes van a particiar. La propuesta puede ayudar a vivir la Pascua de una forma diferente.

El enlce para apuntarse es este y lo tienes en la web:

https://docs.google.com/a/delejuburgos.org/forms/d/1metC4eA5E892o-RZJrVZ1n6YfAaqUkEhskYdRipVqNM/edit

Experiencia en las hospitalarias de Palencia

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Acogemos una propuesta por parte de las hermanas hospitlarias para realizar en el centro que tienen en Palencia el sábado 8 de abril.

Con esta actividad seguimos en la linea de mostrar una posibilidad más de concretar el compromiso cristiano en el proyecto personal de cada joven. En otras ocasiones hemos propuesto determinados programas de Cáritas, como la UME, o voluntariados en misión. Ahora mostramos el mundo de la enfermedad desde el cuidado que hace esta congregación. Las responsables nacionales de la pastoral juvenil nos irán acompañando en esta jornada en la que mostrarán lo que son y lo que hacen. Vamos a Palencia por las posibilidades que da un centro mucho más grande y completo que el de Burgos.

Saldremos de Burgos a las 10 de la mañana y regresaremos de Palencia a las 6 de la tarde. Para podernos organizar necesitamos que los jóvenes se apunten antes del 27 de marzo con el fin de concretar el medio de transporte. Esta actividad está pensada para jóvenes de 2º de bachiller en adelante hasta 30 años.

El enlce de inscripción lo tienes en la web.

https://docs.google.com/a/delejuburgos.org/forms/d/169NnO2XrDgpH17DV3UNnwdymsM56v9Dl5ZCEQV4GoTE/edit

Encuentro diocesano de adolescentes

por administrador,

cartel adolescentesLema del encuentro “Vive tus sueños”.

La actividad central de la mañana es un itinerario en el que cada grupo pasará cada 40 minutos por un taller en el cual se le mostrará un ejemplo de vida, una explicación de su sueño en la vida y cómo lo puso en práctica en su realidad vital (parroquia, colegio, barrio, familia).

La actividad de la tarde comienza con un momento de oración. Posteriormente se jugará un party con la animación oportuna.

Este encuentro está planteado para adolescentes que cursen secundaria.

Tienes en la página web www.delejuburgos.org un modelo de inscripción para que lo adaptes y el enlace (https://goo.gl/forms/u7EuJ4RHh5h9McE72) para que introduzcas los datos de los chavales con los que vas a participar. La fecha límite es el 27 de marzo.

La colaboración económica es de dos euros para los gastos del encuentro y ayudar en la medida de lo posible a los que vienen de fuera. Se abona en el puesto de acogida ese mismo día.

«Queremos que la diócesis ame mucho al Seminario y los seminaristas amen mucho a su diócesis»

por administrador,

 

seminario san jose burgos

Los seminaristas, frente a los paneles de la exposición vocacional que recorre las parroquias de la diócesis.

 

Aunque le guste asegurar que el Seminario diocesano se sustenta gracias a un equipo de formadores con el que se siente muy a gusto, sin embargo es la cara visible del mismo. Desde el pasado mes de septiembre es el nuevo rector de aquella casa del Paseo del Empecinado, una tarea que le encomendó personalmente el arzobispo con el objetivo de que lograr que «la diócesis ame mucho a su Seminario y los seminaristas amen mucho a su diócesis».

 

La tarea no es fácil. A pesar de ello, a Francisco Javier Valdivieso le ha causado una «muy buena impresión» lo que allí se ha encontrado: «Uno viene con recelos y miedo y me he encontrado con chavales de nuestro tiempo; tenemos niños muy majos en el Seminario Menor que están muy motivados. Y en el Mayor, uno da gracias de ver a esos jóvenes ilusionados», revela. Tanto le ha sorprendido el buen clima que allí se respira que, «a pesar de la responsabilidad que conlleva ser rector y lo mucho que rezo, al final es mayor el tiempo que paso dando gracias».

 

A este sacerdote de 46 años el Seminario no le es ajeno. En su vida pastoral, además de haber sido consiliario de la delegación de Familia y atendido varias parroquias –Lerma, Tardajos, Buniel, Frandovínez, El Pilar y San Pablo– es la segunda vez que pasa ya por el centro formativo, sin olvidar los años que allí se formó. Ahora lo hace con una nueva responsabilidad, ‘capitaneando’ a su equipo de formadores y teniendo claro sus objetivos, entre los que destaca, claramente, el discernimiento vocacional. Define el Seminario Mayor como «una comunidad de jóvenes que se plantean en serio seguir a Jesús y de un modo concreto como sacerdotes»; mientras asegura que del Seminario Menor «es una comunidad educativa donde se cuidan todos los aspectos formativos y también el vocacional en sentido amplio, con el cariño y el respeto que se le presenta a un niño, a un adolescente».

«Echando ganas»

Seguir la llamada al sacerdocio hoy no es decisión fácil. Y mucho menos para un niño o un adolescente, y no hablemos ya para sus familias. A pesar de ello, Valdivieso tiene claro que hay que apostar decididamente por el Seminario Menor, pues «la mitad de los seminaristas mayores proviene de lo que en su día se trabajó con ellos allí». De ahí que tanto desde el Seminario como la delegación de Pastoral Vocacional se quiera presentar la vocación en sentido amplio y desde edades tempranas: «Junto a la propuesta de fe hay que hacer ver que hemos sido llamados para algo y a eso apunta la campaña vocacional de este año, que tiene una estética un tanto infantil porque se dirige principalmente a niños y adolescentes».

 

El número de alumnos en las aulas del Menor no le hace perder la esperanza. Es donde «más ganas estamos echando», convencido de que la formación que allí reciben los chavales está al primer nivel. «El trato personal que tienen los niños no existe en otros lugares», asegura. «Pero que hable cualquier padre que tenga a su hijo en el Seminario: ellos harán la mejor propaganda porque lo conocen bien. Existe una buena relación con los chavales, el chico no se aleja de casa, sino que tiene un trato continuo con los padres y la formación académica es de primer orden». Por eso, ante los padres que se plantean llevar a su hijo al Seminario, Valdivieso es claro: «Que no tengan miedo y sean generosos porque el chaval ganará en muchos aspectos».