«Saber mirar y tender nuestras manos»: nuevo Círculo de Silencio

por Natxo de Gamón,

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Este lunes, 10 de marzo, el paseo de la Sierra de Atapuerca ha sido escenario de una nueva concentración en defensa de los derechos de las personas migrantes. El CXXXV Círculo de Silencio, convocado por la Delegación de Pastoral para las Migraciones y la Movilidad Humana, ha puesto de relieve la complicada situación política nacional e internacional, en la que las migraciones se presentan como ‘el gran problema’. Entre los participantes en el Círculo de Silencio se encontraban los seminaristas del Seminario Diocesano de San José, que este marzo se encuentran celebrando el mes del seminario, con el lema Sembradores de Esperanza.

 

En el manifiesto leído en la concentración, los participantes han señalado su preocupación por la resolución de las peticiones de protección internacional en nuestro país. «Se han acelerado, lo cual en principio está bien, para no hacer esperar, a las personas solicitantes, tiempos innecesarios. Pero parece ser que la agilidad no viene porque se hayan contratado más funcionarios, sino porque los expedientes se estudian por inteligencia artificial, con unos algoritmos que no conocemos, y cuyo resultado por tanto es muy cuestionable», han señalado.

 

«No falta tampoco la actitud superficial de quienes componen, con la esperanza, ‘poesía fácil’, incapaces de enfrentarse sinceramente a sus egoísmos y de decidirse por el bien al prójimo, limitando la esperanza a una ilusión, a un ensueño utópico. Esta falsa esperanza se transforma en una frívola voluntad, que a nada conduce. La esperanza ha de hacerse concreta y, como dice el Papa, para que la migración sea una decisión realmente libre, es necesario esforzarse por garantizar a todos una participación equitativa en el bien común, el respeto de los derechos fundamentales y el acceso al desarrollo humano integral. Sólo así se podrá ofrecer a cada uno la posibilidad de vivir dignamente y realizarse personalmente y como familia», prosiguen en su comunicado.

 

«Parece que solo miramos las migraciones como si fueran un problema; no las consideramos también una oportunidad. No seremos verdaderamente humanos hasta que no sepamos mirar y tender nuestras manos a nuestros hermanos de África, América, Asia… que claman esperanza, pero una esperanza con rostro, nuestros rostros», concluye el manifiesto leído en el Círculo de Silencio.

San Martín de Porres estrena los retiros Bartimeo en Burgos

por Natxo de Gamón,

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Este pasado fin de semana, la parroquia de San Martín de Porres ha acogido el primer retiro Bartimeo celebrado en la archidiócesis de Burgos. Un total de 23 jóvenes, chicos y chicas estudiantes de Bachillerato, de edades entre los 16 y los 17 años, han participado en esta experiencia de fe, que ha contado con el apoyo de la parroquia del Santo Cristo de la Misericordia de Boadilla del Monte, así como de servidores de Tenerife y Portugal, que participarán también en la apertura de Bartimeo en Lisboa el próximo verano.

Isaac Hernando, vicario parroquial de San Martín de Porres y responsable de Bartimeo en Burgos, ha destacado que el retiro ha sido «un regalazo» y una ocasión para «ver cómo el Señor transforma el corazón de los chavales». Según ha explicado, muchos de los participantes llegaban con dudas o simplemente con la idea de pasar una convivencia con amigos, pero han terminado encontrándose con Cristo y fortaleciendo su vida de fe.

 

El itinerario de Bartimeo busca que los jóvenes consoliden su experiencia espiritual más allá del retiro. «Queremos que lo vivido no se quede en un fin de semana, sino que se concrete y se enraice en su corazón. Les hemos animado a que vivan una vida apoyada en tres patas: los sacramentos, la oración y el acompañamiento», ha afirmado Hernando. Para ello, los participantes contarán con la posibilidad de recibir dirección espiritual y de participar en reuniones quincenales en la parroquia, al estilo de lo que se realiza en otros retiros de la misma ‘familia’, como Effetá o Emaús.

 

El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha presidido la misa de clausura, acompañando a los jóvenes en este momento significativo de su camino de fe. La celebración ha contado con una gran participación de fieles, llenando el templo con cerca de 400 personas. «La gente de la parroquia estaba sorprendida con todo lo que había», ha señalado Hernando.

 

Tras la misa, la comunidad ha compartido un tiempo fraterno con una merienda que ha puesto el broche final a este encuentro. Desde la organización han mostrado su agradecimiento al párroco y a todos los que han hecho posible esta experiencia, e invitan a seguir rezando por los frutos de Bartimeo en la archidiócesis.

Eloy Bueno de la Fuente reflexiona sobre el futuro de la Iglesia en clave sinodal

por Natxo de Gamón,

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En el marco del Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de la Iglesia en Castilla, que se celebra desde este lunes en Ávila, el sacerdote diocesano de Burgos Eloy Bueno de la Fuente ha ofrecido una ponencia titulada ¿Qué está pidiendo hoy el Espíritu Santo a nuestras Iglesias?. La conferencia ha estado marcada por una profunda reflexión sobre la identidad de la Iglesia local y su papel en la conversión pastoral, con una mirada puesta en las conclusiones del reciente Sínodo sobre la Sinodalidad, en el que el ponente, profesor también de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, ha participado como miembro de la Comisión Teológica.

 

Para abrir su intervención, Eloy Bueno ha hecho referencia a la reflexión de Andrea Riccardi tras el incendio de la catedral de Notre Dame, en la que se preguntaba si la Iglesia, más allá de su éxito institucional, había perdido la pasión evangelizadora. Desde esta cuestión, el ponente ha invitado a cuestionarse sobre el estado actual de la Iglesia y la urgencia de revitalizar su misión desde la sinodalidad.

 

El papel de las Iglesias locales en la catolicidad

Uno de los ejes centrales de la ponencia ha sido la importancia de las Iglesias locales en el camino sinodal. Eloy Bueno ha señalado que el Documento Final del Sínodo evita referirse a la Iglesia como universal o católica en términos generales y pone el énfasis en las Iglesias locales como espacios donde se configura la catolicidad. En este sentido, ha subrayado que la diversidad eclesial no es una fragmentación, sino una riqueza que, desde la comunión, construye la identidad de la Iglesia.

 

Asimismo, ha abierto la posibilidad de que las Iglesias locales puedan avanzar hacia una mayor articulación entre ellas, incluso planteando la celebración de un concilio que favorezca la reflexión y el discernimiento compartido.

 

La conversión pastoral y la identidad eclesial

En su exposición, Eloy Bueno ha puesto el acento en la conversión pastoral como una necesidad urgente para la Iglesia de hoy. Ha identificado una de las «llagas» actuales en la distancia entre el «yo» y el «nosotros» en la vivencia eclesial, insistiendo en que la verdadera identidad de la Iglesia surge de la adhesión personal a Jesucristo y su concreción en comunidades locales.

 

El ponente ha destacado que la Iglesia local no es solo una parte de la Iglesia universal, sino una porción en la que Cristo está presente plenamente. En esta línea, ha defendido la necesidad de reconfigurar el sujeto eclesial, repensando estructuras pastorales y modos de articulación comunitaria.

 

Vocación, ministerio y misión

Otro de los aspectos clave abordados ha sido la articulación del ministerio ordenado y la vocación dentro de la vida eclesial. Ha insistido en que la vocación es un elemento transversal de toda la pastoral y que la distinción entre sacerdocio común y ministerial no es meramente funcional, sino esencial en su referencia a Cristo. Además, ha subrayado la necesidad de evitar clericalismos que desfiguren la identidad de cada vocación dentro de la comunidad cristiana.

 

También ha reflexionado sobre la misión evangelizadora de la Iglesia y la necesidad de que la pastoral ordinaria y la misionera caminen juntas. Ha recordado que la Iglesia no debe entenderse como un ente cerrado en sí mismo, sino como una comunidad en salida, llamada a dar testimonio de su fe en el mundo con autenticidad y coherencia.

 

Hacia una nueva configuración pastoral

Finalmente, Eloy Bueno ha señalado la importancia de repensar las prácticas eclesiales en clave de conversión pastoral. Ha destacado la necesidad del discernimiento, de la escucha real y efectiva en todos los niveles eclesiales y de la profesionalidad y claridad en los procesos de toma de decisiones.

 

Asimismo, ha insistido en la urgencia de superar la soledad en el ejercicio del ministerio y en la vocación, promoviendo espacios de comunión y apoyo mutuo dentro de la vida eclesial. En este sentido, ha subrayado que la Iglesia está llamada a construir comunidades vivas y corresponsables, donde la sinodalidad no sea solo un concepto, sino una realidad tangible que transforme la vida eclesial.

 

Conversación en el Espíritu

Tras la ponencia, los cerca de 100 participantes en el encuentro han respondido a dos preguntas sobre la cultura vocacional y los carismas personales.  La manera de hacerlo ha sido mediante el trabajo en grupos con el método de la «conversación en el Espíritu». Los pasos que han seguido los grupos, con un acento especial en el silencio y la escucha, han sido invocar el Espíritu Santo y comunicar emociones, no ideas, siguiendo los siguientes pasos: se escucha la pregunta, se produce un momento de silencio para articular la respuesta según la acción del Espíritu Santo, cada uno expresa en dos minutos lo que le ha sugerido, sin debate ni interrupción, nuevamente se produce un momento de silencio, cada uno comparte lo que le ha sugerido en positivo lo dicho por los demás, se produce de nuevo silencio, se expresan los consensos suscitados por el Espíritu Santo y se termina dando gracias.

Ávila acoge el Encuentro de Iglesia en Castilla centrado en la renovación del estilo pastoral

por Natxo de Gamón,

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Este lunes, 10 de marzo, ha comenzado en el Seminario diocesano de Ávila el Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de Iglesia en Castilla; es decir, de todas las diócesis de Castilla y León, menos Astorga y León (que, por cuestiones históricas y eclesiales, tienen más trabajo conjunto con su diócesis metropolitana, que es Oviedo).

 

Se trata de unos encuentros con una gran importancia para el trabajo conjunto de las 9 diócesis participantes (Valladolid, Burgos, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Ávila, Segovia, Palencia y Osma-Soria). Todas ellas trabajan en comunión aquellos acentos e intereses comunes. «Al final, nuestras diócesis son muy parecidas en cuanto a su configuración geográfica, poblacional, con los mismos problemas a nivel eclesial. Si somos tan parecidos, es bueno que pongamos sobre la mesa los retos, las dificultades, las esperanzas, porque nos podemos enriquecer todos», explica Gabriel Ángel Rodríguez, vicario general de la diócesis de Osma-Soria, y coordinador de Iglesia en Castilla.

 

Casi 100 personas están participando en este encuentro, que entronca con el de 2024, siguiendo un proceso de trabajo de tres años en torno a la conversión pastoral y misionera, centrado específicamente en la reforma de las estructuras evangelizadoras tanto de las diócesis como de las parroquias, así como en la reestructuración del estilo de los agentes pastorales, sacerdotes, obispos, vida consagrada y laicos.

 

Por parte de la archidiócesis de Burgos está participando una delegación de nueve personas, encabezadas por el arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, e integrada por el vicario general, Carlos Izquierdo Yusta; el vicario de Pastoral, José Luis Lastra Palacios; el vicario Territorial, Julio Andrés Alonso Mediavilla, que también es arcipreste de Arlanza; y los arciprestes de San Juan de Ortega, Santo Domingo de Guzmán, Amaya y Burgos-Gamonal, Heriberto García GutiérrezFrancisco Javier Valdivieso Sáenz, Rafael Casado GarcíaJulián Palencia Ubierna, respectivamente. Además, como ponente también participa en el Encuentro de Iglesia en Castilla Eloy Bueno de la Fuente, que ofrecerá a los participantes una conferencia titulada ¿Qué está pidiendo hoy el Espíritu Santo a nuestras Iglesias?.

 

«Decidimos seguir la propuesta metodológica que en la que tanto insiste también el Santo Padre del reconocer, interpretar y elegir. Por eso, el año pasado hicimos el primer paso: el reconocer. Hicimos no solamente un análisis sociológico, sino ver cómo la realidad que nos circunda, la realidad sociológica, cultural, económica también, se está afectando a nuestra tarea evangelizadora», explica el secretario general de Iglesia en Castilla. Por eso, en este 2025, ese camino llega al segundo de los pasos, que es el interpretar. «Se trata ahora de profundizar, de analizar los datos obtenidos, lo cual implica pues reflexionar, ver un poco las causas y los efectos, y considerar sobre todo las consecuencias para ir clarificando el estilo pastoral y las estructuras que mejor ayuden al anuncio del Evangelio y siempre con la guía y con la luz de la Palabra de Dios».

 

El también vicario general de la diócesis de Osma-Soria aclara que no se trata de ser sociólogos, pero sí de interpretar la realidad que nos rodea a la luz de la Palabra de Dios y de la tradición, «porque el trabajo pastoral no puede ser el mismo en las circunstancias actuales que en las de hace, por ejemplo, 50 años».

 

«Es evidente que el cambio de estructuras y de estilo está ahí y es necesario abordarlo. Pero sobre todo es muy importante insistir en el cambio de mentalidad. El año pasado se resaltaron entre otros algunos desafíos como la escasez de niños y jóvenes, la despoblación del envejecimiento, la soledad, particularmente la no querida, la dificultad de los migrantes de integración en muchas ocasiones, más recientemente las secuelas de la COVID-19. Es evidente que en estos últimos años nuestra sociedad castellana ha cambiado mucho y nuestra Iglesia ha cambiado también mucho», señala.

 

Ante unos cambios que se suceden con extrema velocidad, Gabriel Ángel Rodríguez afirma que la Iglesia no debe permanecer ajena. «Las personas, los fieles que se acercan a nuestras iglesias y que participan de nuestras iniciativas son los ciudadanos de a pie, los que viven en el mundo. Por tanto, la Iglesia no es que tenga que amoldarse, pero sí que tiene que hacer un ejercicio continuo de adaptación». Por ello, aludiendo a una máxima por todos conocida (y muy repetida en el encuentro del año pasado), «si queremos resultados diferentes, tenemos que hacer cosas diferentes y aplicar métodos diferentes. Está claro. Y hasta que esto no lo tengamos claro o no lo implementemos, vamos a obtener siempre los mismos resultados».

 

Asimismo, ha avanzado que el encuentro del próximo año, el de 2026, ya será el de tomar decisiones concretas de cómo realizar el trabajo pastoral en las diócesis. Por ello, no será un ‘encuentro ordinario’ de obispos, vicarios y arciprestes, sino que se abrirá, en formato asamblea, a la participación también de laicos y de la vida consagrada.

El subsecretario del Sínodo presenta el Documento Final del Sínodo

por Natxo de Gamón,

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Burgos ha recibido la visita de Mons. Luis Marín de San Martín OSA, subsecretario del Sínodo de los Obispos, que está participando en el Simposio Internacional de Teología del Sacerdocio que celebra la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos. En el marco de esa visita, el obispo agustino ha presentado también el Documento Final de Sínodo Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. La ponencia ha sido introducida por Lucía Ferreras Galerón, delegada para el Laicado y correferente del Sínodo para la archidiócesis. Por su parte, Eloy Bueno de la Fuente, profesor de la Facultad y miembro de la Comisión Teológica del Sínodo, ha sido el encargado de presentar al ponente.

 

En primer lugar, Eloy Bueno, además de presentar a Mons. Marín, ha enmarcado la charla incidiendo en que el Sínodo es un proceso en el que se da amplia importancia a las Iglesias locales, y cuya finalidad es crear una «cultura eclesial» de la sinodalidad, más allá de los eventos concretos.

 

Ha comenzado el obispo invitando a leer el documento despacio, saboreándolo, en comunidad, hablándolo con otros. Este documento, que es parte del magisterio ordinario del papa (que lo ha firmado y que no va a publicar ninguna exhortación postsinodal), no cambia la Iglesia, pero abre puertas e inicia caminos. El Sínodo está siendo ante todo una experiencia de Cristo y de la Iglesia. Una experiencia de escucha espiritual. Por tanto, hay que acercarse a este documento final con humildad, en actitud de silencio y escucha, y desde tres claves: la experiencia, la conciencia de ser Iglesia y el dinamismo de la misión.

 

A continuación, ha presentado la estructura del documento: un marco bíblico (cada capítulo comienza con un texto relacionado con la resurrección y la Pascua del Evangelio según san Juan), una introducción sobre el camino sinodal, cinco partes y una conclusión. Toda la temática gira en torno a las tres palabras del título del Sínodo: comunión, participación, misión. Y el documento, todo él, tiene un hilo conductor que aparece en cada uno de los títulos: la conversión. Conversión que empieza por el amor, antes que por la fe.

 

El documento presenta cinco desafíos: espiritual, comunitario, ecuménico, participativo y misionero. Como consecuencia y como medio, plantea la reforma de los organismos de participación; en particular habla de los consejos pastorales (que han de ser obligatorios y funcionar bien en todas las parroquias y diócesis) y de los sínodos diocesanos (llamados a convocarse periódicamente, sobre temas concretos). Junto con ello, el documento insiste en la transparencia, la rendición de cuentas y la evaluación.

 

Mons. Marín ha concluido explicando la expresión del papa Francisco «todos, todos, todos», con tres acepciones: la Iglesia no rechaza a nadie, todos estamos llamados a evangelizar y todos deben ser evangelizados.

 

En el coloquio posterior, han surgido cuestiones como el sentido de la palabra «consultivo» aplicada a los consejos, la aplicación prevista del Sínodo a nivel mundial y en cada diócesis, la confluencia de los 10 grupos de estudio creados por el Papa y que aún siguen trabajando, la conversación en el Espíritu y el discernimiento comunitario, y la relación entre el Concilio Vaticano II, el documento latinoamericano de Aparecida, la exhortación programática del Francisco Evangelii Gaudium y este Documento Final del Sínodo.