Domund 2014: alegría y generosidad mundiales

El 19 de octubre arranca el DOMUND 2014, el DOmingo MUNDial de las Misiones. Un día en el que toda la Iglesia reza y colabora económicamente a favor de la actividad evangelizadora de los misioneros

Con el lema “Renace la alegría”, inspirado en el mensaje que el papa Francisco ha entregado a la Iglesia en este día, comienza la Jornada Mundial de las Misiones.

 

 

Anastasio Gil García, director nacional de las OMP (Obras Misionales Pontificias) recuerda que, junto con la oración para que Dios suscite muchas y fieles vocaciones para la misión, “es urgente recordar considerar que la cooperación económica con las necesidades pastorales de la Iglesia universal es absolutamente necesaria. El DOMUND es la ocasión para promover una corriente de solidaridad con las iglesias y las comunidades más necesitadas sin particularismos ni preferencias”.

 

 

La jornada del Domund fue fundada por Paulina Jariot en Francia, en 1799-1862. Esta joven laica  tiene un hermano seminarista en Paris, y por él conoce la realidad de las misiones. Es entonces cuando tiene la idea de crear grupos en red, es decir: Crear un grupo de diez personas y a la vez cada uno de ese grupo tendría que crear otro grupo de 10. La finalidad de estos grupos era una oración y una ofrenda semanal por las misiones. Es en 1922 cuando adquiere carácter pontificio.

 

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¿Cómo se puede colaborar? Rezando por los misioneros y colaborando económicamente con las Obras Misionales Pontificias para que el papa pueda distribuir, de modo equitativo, entre todos los misioneros del mundo, los donativos que llegan de los fieles. El próximo 19 de octubre las colectas de todas las celebraciones de la Santa Misa se destinarán a las misiones. 

 

La generosidad española

Después de Estados Unidos, España es el país que más dinero envía a las misiones: hasta 10.212.912,38 euros destinaron los españoles a esta causa. Este dinero fue recaudado en 2012 a través de colectas en parroquias y donativos en la web durante la jornada, además de aportaciones periódicas, herencias y legados, contando también con los beneficios de la tarjeta Visa Domund.

Lo recaudado gracias a la generosidad de los españoles se puso a disposición del papa Francisco en mayo de 2013 en la Asamblea General de OM, para así estudiar las peticiones recibidas a lo largo del año y destinarlo a determinados proyectos.

 

Pero España no sólo es generosa en cuanto a las aportaciones, ya que también es el país que más misioneros envía a la Iglesia Universal. Hay alrededor de 13.000 misioneros españoles repartidos por 130 países en todo el mundo, de los cuales las mujeres representan el 54,4%. Los misioneros son enviados por 440 instituciones religiosas (congregaciones, movimientos, diócesis, etc.). Además, hay un centenar de obispos misioneros españoles que han sido ordenados en la misión. Otro dato destacable es que desde 2012, la proporción de misioneros laicos ha aumentado un 2,4%.

 

El euro misionero

El fondo universal de solidaridad es la suma de múltiples pequeñas aportaciones, que en sí mismas parecen insignificantes, pero unidas a las del resto de las personas son una gran fuente de solidaridad para los países más necesitados. Muchos pocos hacen mucho. Las misiones saben sacar el máximo partido de las ayudas recibidas, y consiguen que cada euro cunda más de lo que cabría esperar. ¿Quieres ver varios ejemplos?

 

– Con un euro se pueden comprar 18 panes en Bolivia.

– Con un euro se puede hacer una comida en R. D. Congo.

– Con 4 euros al día vive un trabajador en India.

– Con 20 euros se puede pagar la matrícula de estudio de un niño en Burkina Faso.

– Con 90 euros al mes sobrevive un sacerdote en R. D. Congo.

– Con 120 euros se cubren los gastos anuales de un alumno en un internado de Myanmar.

– Con 400euros al mes vive una familia en Santo Domingo.

– Con 2.900 euros se abastece de medicinas un centro de salud en un barrio de Dakar.

 

Testimonio misionero

No todos los misioneros son sacerdotes o monjas, también encontramos desarrollando esta labor a muchos laicos, como es el caso de María José Zárate Pinto. Nacida en Burgos en 1962, María José pertenece a la Obra Misionera Ekumene. Tras un trabajo misionero de 23 años en el norte de México, actualmente se encuentra  en la ciudad de Lubumbashi, al sur de la RD del Congo.

 

 

Desde que era niña me atraía este tema de la misión ad gentes. Se ve que desde muy pronto  el Señor comenzó a actuar en mi vida en este sentido y la idea fue madurando poco a poco dentro de mí  hasta que finalmente se concretó  cuando conocí la Obra Misionera Ekumene, una asociación de laicos misioneros en la que posteriormente me formé.

 

 

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María José Zárta, con niños de Lubumbashi

Mi trabajo en Lubumbashi está centrado en dos áreas:  La promoción de la mujer y la educación infantil. Por una parte, trabajo con un grupo de mujeres que buscan un futuro mejor para ellas y sus familias a través de dos empresas sociales:  una de tejido y otra de costura.

 

 

En estas Empresas Sociales se procura que una parte de los beneficios generados se guarden para asegurar el futuro de las mujeres que trabajan en ellas y que otra parte de los beneficios sirva para crear otras empresas sociales que colaboren al bien común, creando así en las mujeres una conciencia de compartir.

 

 

Por otra parte, desde que se iniciaron estas empresas femeninas,  surgió la necesidad de crear una guardería para cuidar a los niños de las mujeres que trabajaban.  Y así nació la Escuela Infantil “Nyumba Yetu”. Y en ésas estamos, construyendo la escuela con mucha ilusión, gracias a la aportación de Manos Unidas y de otras muchas personas.

 

 

Personalmente nunca he visto la misión ad gentes como algo temporal en mi vida. A veces se tiene la idea de que un misionero laico es alguien que realiza experiencias  de misión durante un tiempo determinado en diferentes países y que después regresa a su tierra fortalecido de esas experiencias  y con multitud de aventuras en el bolsillo para contar. La misión ad gentes es algo más serio. Cuando el Señor llama, llama a la entrega total desde nuestra pobreza (seas laico, religioso, sacerdote, casado, hombre o mujer). Y asi quiero que sea mi vida y mi entrega  a la misión, para siempre, a pesar de mi  debilidad. Y si alguno  siente que el Señor le llama por este camino,  sólo decirle que no tenga miedo, que un misionero no es ni un mártir ni un héroe, que la vida es para gastarla y que gastarla en el anuncio de la Buena Noticia de Jesús y en la promoción  de los más pobres, vale realmente la pena.

 

Triste ausencia

En el día del Domund en Burgos se echará mucho de menos a Martín Ángel Rodríguez, quien fuera delegado de misiones en la diócesis y fallecido repentinamente el pasado mes de julio.

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Martín había estado 26 años como misionero en Brasil, y había regresado hacía poco más de dos años a España para cuidar a sus padres. Además de delegado de misiones, también atendía las parroquias de Villanueva de Argaño, Cañizar de Argaño y Villorejo y era capellán del monasterio de El Salvador de Palacios de Benaver, donde atendía a las monjas benedictinas que allí habitan.  Desde aquí le recuerdan con las siguientes palabras: “Damos gracias a Dios por su vida, por ser como era, por el testimonio que nos ha dejado de humildad, sencillez, desprendimiento, coherencia de vida. Era uno de esos pequeños a los que Jesús había revelado los misterios del Reino. Mientras, quienes han trabajado con él recuerdan que “en el cielo hay una estrella más que brilla con más intensidad, porque es una estrella misionera”.

 

 

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