La diócesis acepta la admisión al sacerdocio de cinco seminaristas

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El arzobispo, Francisco Gil Hellín, acepta como candidatos al sacerdocio a estos cinco jóvenes.

El arzobispo, Francisco Gil Hellín, acepta como candidatos al sacerdocio a estos cinco jóvenes.

El pasado 15 de marzo tuvo lugar en la capilla del Seminario de San José el rito de admisión de cinco jóvenes que se están formando en la diócesis para dar el paso al sacerdocio. Mediante este rito, el arzobispo, Francisco Gil Hellín, aceptó el compromiso de estos jóvenes que ratificaron su llamada al sacerdocio y se comprometieron a seguir su formación, al tiempo que la diócesis de Burgos pondrá los medios necesarios para lograrla.

El acto tuvo lugar en plena campaña del Día del Seminario, cuyo lema ha sido «La alegría de anunciar el evangelio». «Un lema que no puede ser más estimulante para quienes os acercáis públicamente a la Iglesia. El evangelio es una alegría porque nos recuerda nuestra adhesión a Dios», manifestó en su homilía monseñor Gil Hellín.

El arzobispo animó a los jóvenes a «tener audacia de anunciar de modo explícito que Jesucristo se acerca a nosotros para liberarnos de todas las esclavitudes que nos atan al pecado». «El don del sacerdocio es grande y os encomendamos porque comporta una gran responsabilidad. Os acompañamos en la oración para que estas flores de primavera cuajen en frutos para la Iglesia», añadió.

De los cinco jóvenes, tres se forman en el seminario de San José –Jesús Varga, Eduardo María Pérez y Jaime Aizpurua– y dos en el Redemptoris Mater de Burgos –Donaldo Iván Medal y Norberto Penagos–.

Jesús Varga declaró que «ha sido un momento muy especial, lleno de alegría y gozo por lo que supone decir sí a la llamada de Jesús y a la Iglesia, comprometiéndome con ella de forma pública. A partir de ahora, hay que seguir diciendo ese sí cada día», comenta sonriente. Por su parte, Eduardo María Pérez declaró que «este rito ha supuesto para mí un paso importante porque implica que ya no es una simple intuición, sino que la Iglesia me está diciendo de alguna manera, por medio de sus representantes, que realmente el Señor me está llamando y que mi camino al sacerdocio es una realidad. Es una gran alegría porque es casi el último paso que tengo que dar antes del diaconado. Estoy en manos de Dios para ser llamado a las sagradas órdenes».

La caridad ante la exclusión y el tercer sector, tema de las jornadas de Cáritas

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Cartel anunciador de las jornadas de reflexión sobre el tercer sector.

Cartel anunciador de las jornadas de reflexión sobre el tercer sector.

Cáritas viene celebrando con diversos actos el 50 aniversario de su constitución jurídica. Dentro de ese programa se ha querido incorporar un espacio de reflexión sobre la acción social y la realidad de exclusión. Así, los pasados 12 y 13 de marzo, se desarrollaron en la sede de Cáritas las jornadas tituladas «El tercer sector y la caridad ante los nuevos retos de exclusión».

Dichas jornadas contaron con la participación de Fernando Fantova, doctor en ciencias políticas y sociología que aportó una disertación sobre la acción social; la coordinadora de acción social de Cáritas, María Gutiérrez, y con   Monseñor Segundo Tejado Muñoz, Subsecretario del Consejo Pontificio «Cor Unum», que profundizó sobre el concepto de Caridad y los nuevos enfoques. Por su parte, Francisco Lorenzo, coordinador de Estudios de Cáritas Española, abordó la evolución de la pobreza en los cincuenta últimos años.

Desde Cáritas se quiere plantear los nuevos retos que se presentan ante el fenómeno acuciante y cambiante de la pobreza, en cuanto al significado que sigue teniendo la caridad a día de hoy y los modelos de intervención puestos en práctica. Se pone así en valor la actividad del tercer sector –esto es, el voluntariado no lucrativo– y su aportación específica en el panorama social y político que vivimos como una mayor defensa de los derechos. Por eso, adaptarse a las nuevas necesidades es una de las prioridades de Cáritas y sobre las que ha reflexionado con intensidad en estas jornadas.

 

Los adolescentes siguen el consejo del Papa y «hacen lío» en la diócesis

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Los adolescentes participaron en un nutrido programa de actividades.

Los adolescentes participaron en un nutrido programa de actividades.

Bajo el lema «Liando» y en sintonía con el deseo del papa Francisco –«quiero lío en las diócesis»– las instalaciones del colegio que las madres Concepcionistas tienen en Burgos fueron el escenario escogido para celebrar el encuentro diocesano de adolescentes el pasado sábado 8 de marzo.

Más de centenar y medio de centenares de adolescentes venidos de todos los rincones de la provincia participaron en un encuentro diocesano que aunó manualidades, orientación, expresión corporal y momentos de juegos y oración compartida y en la que el Camino de Santiago sirvió de hilo argumental de todo el encuentro. El acto, organizado por la delegación diocesana de infancia y juventud en colaboración con la comisión de juventud del arciprestazgo de Gamonal contó también con la presencia del arzobispo, Francisco Gil Hellín.

Chiara Luce

Como colofón de la jornada, el salón de actos de Cultural Caja de Burgos de la avenida de Cantabria de la capital acogió el musical «Life, Love, Light» que, sobre la vida de la joven beata Chiara Luce Badano, pusieron en escena jóvenes de movimiento de los focolares venidos desde todos los rincones de la península. Dos exitosas representaciones que dejaron con «buen sabor de boca» al numeroso público que acudió a presenciar este espectáculo.

El musical, representado ya en varios lugares de la Península y que aúna música, baile y momentos diversos testimonios de jóvenes, sirvió a los presentes para conocer mejor a Chiara Badano.

Exposición de trabajos del V Concurso escolar de dibujo y redacción “Haciendo un mundo mejor”

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En los meses de enero y febrero se ha organizado el V Concurso de dibujo y redacción por parte de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes con motivo de la Jornada de las Migraciones de este año, cuyo lema era “Haciendo un mundo mejor”. Se presentaron un total de 974 trabajos de 10 colegios diferentes de la capital y la provincia, tanto de Primaria como de Secundaria. De ellos, 159 son de 4 colegios de la Ribera del Duero (Claret de Aranda de Duero, San Miguel de Roa de Duero, Diego Marín de Peñaranda de Duero, y La Demanda de Huerta de Rey). Dos de los premios correspondieron  a la niña María Krasimirova Radeba, de 1º de Primaria del Colegio La Demanda (Huerta de Rey), y a Jorge Sanz Serrano, de 6º de Primaria del Colegio Claret (Aranda de Duero).

La exposición con los premios y con todos los trabajos presentados por los alumnos de los colegios de la Ribera del Duero tendrá lugar del 10 al 15 de marzo en la Casa de Cultura de Aranda de Duero, en el horario habitual: de 9’30 a 14’30 y de 16 a 21 (el sábado, de 10 a 13’30).

Salir al encuentro de la pobreza material, moral y espiritual

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El próximo miércoles comienza la Cuaresma. Y, como ya es habitual, el Papa ha dirigido a los católicos un mensaje para ayudarnos a vivir este tiempo según quiere la Iglesia. Lo que el Papa Francisco nos propone es “mirar las miserias de los hermanos, hacernos cargo de ellas y realizar obras concretas para aliviarlas”, tomando como ejemplo a Jesucristo, el buen samaritano que se acercó al hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino.

Las “miserias” del hombre de nuestro tiempo, de las que hemos de hacernos cargo y tratar de remediar, son de tres clases: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual.

La miseria material es la que solemos llamar “pobreza”. Afecta a cuantos viven en situaciones indignas del hombre. Por desgracia son muchas. El Papa enumera algunas: estar privados de los derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad, como son la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta miseria podemos realizar dos grandes acciones. Por una parte, responder a esas necesidades y curar esas heridas, siendo conscientes de que “amando y ayudando a los pobres, ayudamos y amamos a Cristo”. Además, ir a las causas que las provocan y encontrar el modo de que cesen la violación de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos. Hay que destronar los ídolos del poder, del lujo y del dinero que se anteponen en tantos casos a la justa distribución de la riqueza y son causa de la miseria material de tanta gente.

La miseria moral consiste en hacerse esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas por la presencia en alguno de sus miembros del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! Y ¡cuántas personas han perdido el sentido de la vida y viven sin esperanza!

La miseria espiritual “nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor”. Esta es la más grave de todas y está en la base de las otras dos. Para remediarla, el Papa nos ofrece “el antídoto” del Evangelio. Esta medicina ha de ser llevada por todos los cristianos a los más diversos ambientes. Hay que hacer resonar en los oídos de todas las personas con quienes nos cruzamos en la vida “el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente. El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y esperanza”. En el fondo, se trata de seguir las huellas de Cristo, que fue en busca de los pobres y de los pecadores con amor. Unidos a Él “podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana”.

El panorama, por tanto, no puede ser más esperanzador y estimulante. Ciertamente, es un panorama exigente y costoso, porque hay que “despojarse” de uno mismo y de sus cosas para imitar a Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Por eso, me parece sumamente sugerente este consejo con el que el Papa cierra su mensaje: “Nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido el despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.

¡Cuánto me agradaría que la Cuaresma de este año fuese un tiempo fuerte de gracia en el que muchos volviesen a casa –retornasen a Dios y a la práctica religiosa-, y tocase nuestro bolsillo para ayudar eficazmente a los que lo están pasando mal!