El nuevo archivo diocesano, al servicio de la Iglesia y la sociedad

Matías Vicario, archivero diocesano, selecciona documentos de los 4,6 kilómetros de estanterías del nuevo archivo.
Tras 17 meses de obras y acondicionamiento, esta mañana tenía lugar en unas dependencias de la Facultad de Teología la presentación del nuevo archivo diocesano. Miles y miles de documentos que recogen la historia de la diócesis de Burgos se pondrán al servicio de estudiosos, investigadores e historiadores.
Según Matías Vicario Santamaría, archivero diocesano, «se trata de de un legado documental en constante crecimiento debido a nuevas aportaciones como resultado de la actividad eclesiástica diocesana y la procedente por parte de parroquias de toda la provincia».
Siglos de historia
La historia del archivo diocesano se remonta a 1068, fecha en la que se instituyó la diócesis de Burgos y se empezó a almacenar la amplia documentación que ésta generaba. Desde entonces ha vivido una serie de vicisitudes: durante años compartió emplazamiento con el archivo catedralicio, hasta el siglo XIII, en el que se separaron. En 1812, durante la estancia de las tropas francesas, el palacio arzobispal, situado junto a la catedral, sufrió un incendio junto al archivo, lo que provocó la pérdida irremediable de una gran cantidad de documentos. El archivo vuelve a cambiar de ubicación en 1916, trasladándose al palacio arzobispal de entonces, para décadas después, en 1982, moverse a la casa episcopal, donde ha estado hasta ahora.
«El archivo cambia ahora de sede y se ubica en unas modernas instalaciones. El año pasado se atendieron más de 8.000 consultas y se contabilizaron 1.200 visitas. El archivo estará abierto a cuantos historiadores y estudiosos lo requieran , basta que presenten una carta o carné que avale su trabajo. Es un servicio para la Iglesia y la sociedad en general», ha puntualizado Vicario Santamaría.

Los archiveros diocesano analizan un prilegio rodado del rey Alfonso XI al hospital de la beneficencia de la calle Emperador.
Dos secciones y una donación
Por otra parte, José Luis Esteban Vallejo, archivero diocesano, ha expuesto las diferentes secciones que se pueden encontrar en este nuevo archivo. En primer lugar, «está el archivo diocesano que surge a partir de la actividad pastoral de la diócesis, dirigida y presidida por el arzobispo. Hay bulas de papas, documentos de los obispos de la Conferencia Episcopal, patrimonio cultural, documentos sobre órdenes religiosas, etc.» Uno de los documentos que más ha llamado la atención a los medios convocados es un privilegio rodado de 1315 de Alfonso XI, en el que concede privilegios al hospital Emperador.
Después está la sección de fondos parroquiales, que recogen los archivos de 1.145 parroquias y que cuenta con 60.000 volúmenes . «En estos archivos se hallan partidas de bautizos, confirmaciones, matrimonios, defunciones, cofradías, testamentos, etc.», ha añadido Esteban Vallejo. El documento más antiguo de esta sección es el acta fundacional del monasterio de San Salvador de Oña de 1011, mientras que la partida de bautismo más antigua que se conserva data de 1494 y proviene de la parroquia de Nofuentes.
También hay que destacar el fondo donado por el profesor Federico Pérez, y que consiste en una recopilación de las publicaciones de distintos medios de comunicación en las que se recogen temas relacionados con la Iglesia en los últimos cincuenta años.
Aprovechamiento del espacio
La intervención de Arturo González de la Fuente, arquitecto de la obra, ha puesto relieve en la magnitud del trabajo que se ha tenido que afrontar para reformar la estancia en la que a partir de ahora queda instalado el archivo. «Se ha optado por un sistema de archivos modulares compactos, que a sus propiedades ignífugas se añaden un óptimo aprovechamiento del espacio. Se pasa de 1.900 metros de estanterías a un total de 4,6 kilómetros lineales en la actualidad». Además, «se han habilitado zonas de consulta en el claustro, en el que se duplica la capacidad para acoger a estudiosos y personas que se acercan a investigar».