Gracias, perdón, ayudadme

por administrador,

2015 11 22 mensaje administrador apostólico pdf

 

Ya sabéis por los medios locales de comunicación que el papa Francisco ha aceptado la renuncia que le presenté al cumplir los setenta y cinco años el pasado 2 de julio; y que ha nombrado como nuevo arzobispo a don Fidel Herráez, hasta ahora obispo auxiliar de Madrid. Dado que él tomará posesión oficial el próximo sábado, día 28, a las 12,30 de la mañana en la Catedral, mi colaboración de hoy será la última que escriba en esta columna dominical.

 

Pienso que sería una descortesía con quienes, de modo habitual o esporádico, la habéis leído a lo largo de trece años y medio, no despedirme de vosotros y, por vuestro medio, de las personas que forman parte de vuestro entorno. Más aún, dado que en la despedida oficial que tuve ayer en la catedral muchas personas no pudieron asistir debido a sus compromisos familiares y profesionales –aunque asistió una nutrida corona de sacerdotes, religiosos y fieles– quiero aprovechar estas líneas para hacerles llegar mi última palabra como Pastor de la diócesis.

 

Me gustaría deciros, en primer lugar, que agradezco al Señor haberme concedido la gracia de ser obispo vuestro durante casi catorce años. Ello ha hecho posible que haya podido hacerme presente en todas y cada una de las parroquias de la diócesis y experimentar las profundas raíces cristianas y la hondura humana de esta noble tierra castellana. Es verdad que vuestro carácter, recio y adusto, no es exuberante en la manifestación de los sentimientos que hay en vuestro corazón y contrasta notablemente con el de mi tierra de origen; pero, cuando se os conoce, resulta muy gratificante descubrir que es verdad que los castellanos son gente noble, leal y que sabe querer. Gracias, pues, por todo lo que habéis hecho por mí mientras he compartido vuestra vida. Puedo aseguraros que os he querido de verdad y que habéis sido la razón de ser de mi vida. Burgos ha sido, además, la primera y única diócesis que he pastoreado. Y ya se sabe que el primer amor tiene algo de especial.

 

A pesar de esto, tengo la certeza de no haber hecho siempre las cosas bien. El ser obispo no impide que sea hombre y lleve conmigo las limitaciones que acompañan a todos los humanos y las que son específicas mías. Sé que cuento con vuestra benevolencia y comprensión y que sabréis concederme el perdón y disculpa que desde aquí os pido. Gracias también por ello.

 

A partir de ahora mi principal ocupación será servir a la Iglesia y, por tanto, a vosotros con mi oración y mis pequeñas cruces de cada día. Los obispos y los sacerdotes no nos retiramos nunca de nuestro servicio pastoral sino que lo ejercemos en cada momento según la Providencia nos lo va marcando. Me consuela reflexionar en este pensamiento de una antífona que rezamos en el Oficio divino: “Este es el pastor bueno y solícito, el que reza mucho por su pueblo”. Tened la certeza de que me acordaré de vosotros en la misa de cada día y ante la Virgen de la Fuensanta de Murcia. Os agradezco de antemano, que vosotros recéis también por mí, para que sea fiel hasta el final de mis días.

 

El próximo sábado, a las 12,30 en la catedral don Fidel tomará posesión como arzobispo de la diócesis. Queredle de verdad y escuchad sus palabras con docilidad y amor, y, desde el primer momento, rezad y sacrificaos por su persona y ministerio.

 

Dado que las Navidades están ya a la puerta, aprovecho para felicitaros esas fiestas tan entrañables y desearos que el Año nuevo os llene de gracia y bendiciones y que traiga un puesto de trabajo para cuantos no lo tenéis. Haced particularmente extensiva esta felicitación a los enfermos, a los ancianos y a los niños que haya en vuestra familia.

 

Un fuerte abrazo y hasta siempre.

El pueblo burgalés arropa al que ha sido su pastor

por administrador,

 

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Numerosos fieles han querido saludar personalmente al arzobispo.

 

La misa de acción de gracias por el ministerio de don Francisco Gil Hellín ha contado con cientos de fieles que han querido arroparle en esta despedida oficial. Amigos, conocidos, jóvenes, familias, religiosas y religiosos, familiares, laicos agradecidos… todos ellos han llenado la catedral para mostrar su apoyo y cariño al que ha sido hasta ahora el pastor de la diócesis.

 

Entre los asistentes, se encontraba Begoña, una mujer que conoce a Gil Hellín desde hace tiempo: «He querido asistir a este evento porque he coincidido con él en actos de Acción Católica, en Cáritas, en Manos Unidas… es una persona cercana y encantador siempre que se ha reunido con nosotros y no podía faltar en este día para venir a decirle adiós».

 

También los jóvenes han estado presentes en la ceremonia. Entre ellos encontramos a Marie, Rosa y Jorge. Marie, francesa que reside en Burgos, tiene buenos motivos para estar presente: «En 2010 don Francisco me confirmó, fue un gran día para mi y para mi fe. Antes de venir a Burgos no era practicante, pero aquí descubrí la fe y el día de mi confirmación fue el más bonito de mi vida. Para mí es importante estar aquí. Siempre me he sentido apoyada y guiada por él como pastor». Rosa, por su parte, cuenta que don Francisco también le confirmó, «fue un día importante para mi como creyente y un paso que me marcó, por eso he querido venir a despedirme, porque ha sido nuestro obispo y durante estos trece años ha sido muy acogedor, el obispo de todos los burgaleses… y eso se nota en la gente que ha venido». Jorge añade que «era importante una representación joven, ya que ayer estuvo con nosotros en la oración joven que celebramos cada mes. Nos dijo que para él estaremos lejos, pero cerca, y por eso nosotros no hemos dudado en venir a acompañarle hoy».

 

María Rosa Martín, religiosa, comenta que «por el hecho de ser obispo durante tantos años, quiero expresar mi agradecimiento por todo lo que ha trabajado durante toda su trayectoria en Burgos».

 

Antonio, otro de los fieles que no ha querido perderse la eucaristía, dice que ha estado presente «en numerosas misas presididas por don Francisco, y esta, que es especial por ser de las últimas en las que va a estar presente en Burgos, no podía dejarla pasar».

 

Juancho, que pertenece al movimiento Scout Católico en Burgos, cuenta que como parte de la Iglesia, «en estas cosas hay que estar». «Somos una parte más de este rebaño, y quería agradecerle sus esfuerzos, sus errores y sus aciertos. Todos hacemos cosas bien y cosas mal, en cualquier caso, hay que agradecérselo todo».

 

Andrés, un laico, comenta que ha venido en señal de cariño: «Este hombre nos lo ha dado todo. Me ha hecho mucha ilusión verle tan humano como es él, y que lo ha demostrado cuando casi se le saltan las lágrimas».

 

Las familias, a quienes don Francisco les ha dedicado tanta atención, también han acudido a despedirse. Almudena ha venido con sus hijos para «agradecerle todo lo que ha hecho por la diócesis de Burgos, ha sido un buen pastor. Nos ha cuidado y nos ha guiado». Itziar, que ha acudido junto a ella, destaca su sensibilidad hacia las familias y su forma de ser, «natural y cordial». «Se acerca a cada persona. Además me ha gustado todo lo que ha dicho durante la misa, porque ha transmitido doctrina, pero de una manera muy humana y cercana. Su labor pastoral me ha ayudado mucho». Uno de los niños que vienen con ellas, Santiago, cuenta que va al preseminario, y que quería estar en esta misa porque «don Francisco venía muchas veces al preseminario, es muy majo y me cae muy bien, por eso he querido estar aquí para despedirme de él».

 

Francisco Gil Hellín: «Gracias, de todo corazón, por todo»

por administrador,

 

Don Francisco, en la misa de acción de gracias por su ministerio apostólico en Burgos.
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Don Francisco, en la misa de acción de gracias por su ministerio apostólico en Burgos.

 

«Os he querido de verdad, he rezado por vosotros; me han alegrado vuestras alegrías y me han dolido vuestras penas». Con estas palabras, Francisco Gil Hellín resumía los sentimientos que le han acompañado durante los últimos trece años en que ha sido arzobispo de la diócesis. Lo ha dicho en la homilía de la misa de acción de gracias por su ministerio episcopal que él mismo ha presidido esta mañana en una abarrotada catedral. Con un tono visiblemente emocionado, el pastor de la diócesis ha asegurado que le «alegra» y «mucho» la despedida oficial que hoy ha recibido en la que le han acompañado el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, y el administrador diocesano de Palencia, Antonio Gómez, así como numerosos sacerdotes y pueblo fiel y representantes civiles y militares.

 

Gil Hellín ha revelado que durante su ministerio episcopal en Burgos ha «podido comprobar la hidalguía y lealtad que caracterizan a esta tierra castellana» y ha «palpado la hondura de sus virtudes humanas y cristianas». Virtudes de servicio y entrega a la sociedad que el administrador apostólico ha descubierto, sobre todo, a través de Cáritas, que en sus años de ministerio «ha dado un gran paso de expansión en la atención de las necesidades de los burgaleses». A pesar de todo, también ha revelado que, al despedirse de la diócesis, le hubiera haber visto «el Seminario con abundantes candidatos» o que «la devoción a Santa María La Mayor y al Santo Cristo de Burgos hubieran arraigado mucho más en las nuevas generaciones». Asimismo, ha recordado a los religiosos presentes que  son «una parte importante de la pastoral diocesana» y tienen «un papel principalísimo en la educación de nuestros niños y adolescentes».

«Gracias de todo corazón»

Gil Hellín ha estado arropado por un nutrido grupo de fieles y más de centenar y medio de sacerdotes que han acudido a la catedral para agradecerle su servicio a la Iglesia burgalesa. El frío y la poca comodidad que ofrecía la seo, no fueron impedimento para que muchos se acercaran a dar las gracias al arzobispo. Una acción de gracias que, el vicario general de la diócesis, Andrés Picón, ha resumido en su trabajo de intentar lograr la unidad en la diócesis entre los fieles y sacerdotes, a la vez que ha hecho un breve repaso por la labor pastoral desarrollada por el arzobispo. La diócesis le ha agradecido sus años de ministerio haciéndole entrega de un sagrario como regalo.

 

Por su parte, el administrador apostólico, también se ha sumado a los agradecimientos, centrándolos en Dios: «Seamos gozosamente orgullosos agradecidos con él por ese bien supremo que hemos recibido, el de la fe, al menos yo sin merecerlo». Por su parte, ha pedido a todos los presentes saludar «a los enfermos e impedidos» y «llevar un beso de mi parte a los menudos, a los peques», a la vez que ha despedido a los presentes con un sencillo «gracias, de todo corazón, por todo».

Administrador apostólico

A pesar de que la misa de hoy se ha convertido en un acto oficial de despedida, Francisco Gil Hellín continúa estando al frente de la diócesis en calidad de administrador apostólico hasta el próximo sábado, cuando «se le entregue el báculo de pastor» a don Fidel Herráez Vegas y «se siente en la cátedra episcopal», tomando así posesión de la diócesis. En este sentido, Gil Hellín ha señalado que quiere que «el protagonista sea él», a la vez que le desea un fructífero ministerio en Burgos: «Confío que don Fidel volverá a ver el Seminario con abundantes candidatos» y que será testigo del «futuro florecimiento espiritual de esta tierra».

Multimedia: ver galería fotográfica de la eucaristía

Homilía de don Francisco Gil Hellín en la eucaristía de despedida de la diócesis

por administrador,

 

A finales del año 2001, comenzó a rumorearse en Roma que el Santo Padre Juan Pablo II había pensado nombrarme arzobispo de Burgos. Este rumor se hizo cada vez más insistente y el día 27 de marzo de 2002, llegó al Consejo para la Familia el nombramiento que al día siguiente la Santa Sede haría público. En efecto, a la salida de la misa concelebrada para la bendición de los Oleos en la Basílica de san Pedro, era de dominio público.

 

Y así fue, pues el 28 de marzo fui nombrado Pastor de esta diócesis. Dos meses después, concretamente el 23 de mayo tomé posesión y comencé mi nueva tarea en la Iglesia como miembro del Colegio de los Obispos. Y, por tanto, como responsable de la esta Iglesia local y corresponsable de toda la Iglesia. Hoy ha llegado el momento en que Dios quiere que sea otro obispo el que os pastoree en su nombre.

 

Propiamente llegó el día en que el Papa hizo público el nombramiento del obispo auxiliar de Madrid, don Fidel Herráez, como  nuevo arzobispo de Burgos, Como dije en el día de dar a conocer este nombramiento, desde ese momento el protagonista es él, aunque yo siga como Administrador Apostólico hasta el próximo sábado, cuando se le entregue el báculo de Pastor y se siente en la cátedra episcopal.

 

De todos modos, sería un desagradecido y faltaría a la verdad si dijera que no me alegra esta despedida que habéis organizado. Me alegra. Y me alegra mucho.

 

En primer lugar, porque quiero deciros que desde el momento en que pisé esta bendita tierra hasta hoy, si alguien me hubiera pasado el mensaje que le pasaron a Jesús según el Evangelio que hemos leído, podría responder con sus mismas palabras, echando la mirada sobre vosotros: “Estos son mi padre, mi madre y mis hermanos”. Soy consciente de mis limitaciones y mis errores. Pero ellos no han sido obstáculo para que vosotros hayáis sido durante todos estos trece años, la razón de ser de mi vida y de mi ministerio. Os he querido de verdad, he rezado por vosotros, me han alegrado vuestras alegrías y me han dolido vuestras penas.

 

Durante estos años he tenido la oportunidad de hacerme presente en todas y cada una de las parroquias de la  diócesis; en no pocas, bastantes veces. Recuerdo que en la primera visita pastoral, fuimos a todas las parroquias, por pequeñas que fuesen, en alguna ocasión, a alguna que no llegaba a cinco habitantes. Ha sido una gran suerte para mí hacer esto. Pues así he podido comprobar la hidalguía y lealtad que caracterizan a esta tierra castellana y he palpado la hondura de sus virtudes humanas y cristianas.

 

Es verdad que nos está tocando vivir un momento de declive sociológico y espiritual, dado que la población decrece y envejece, y la secularización también se deja sentir, como lo demuestra la crisis de tantos matrimonios y el alejamiento de la práctica religiosa de las nuevas generaciones. Pero más de una vez he pensado que puede suceder lo que he visto que ha sucedido en un pequeño bosque de encinas, al que le llegó el agua y la poda: las viejas encinas han rejuvenecido con rapidez y exuberancia, debido, sin duda, a que sus raíces eran robustas y llenas de vida, aunque parecía que estaban débiles.

 

Esto tiene que llenarnos de esperanza y santo celo, para seguir impulsando la nueva evangelización. Las virtudes humanas y cristianas que han  sembrado tantos padres en sus hijos y tantos abuelos en sus nietos, y que los sacerdotes no habéis dejado de cuidar, son la mejor garantía del futuro florecimiento espiritual de esta tierra. ¡Tengamos fe y confianza en Dios y sigamos impulsando la promoción de la familia y de las vocaciones sacerdotales! ¡¡Cómo me hubiera gustado ver el seminario con abundantes candidatos. Dios no me ha concedido esta alegría, pero confío que se la dará a don Fidel!!

 

Me hubiera gustado también que la devoción a Santa María la Mayor y al Santo Cristo de Burgos hubieran arraigado mucho más en las nuevas generaciones. Agradezco al Cabildo y a los diversos arciprestazgos el interés que habéis puesto durante los últimos años para promover ambas devociones. Pienso que la promoción de la Novena a la Patrona Santa María la Mayor y la Imagen del Santo Cristo, que hemos empezado a dar especial culto y procesionar el día de Viernes Santo y en el Septenario de septiembre pueden ayudar a extender estas dos benditas manifestaciones de piedad popular y, mediante ellas,  la fe y el amor a Jesucristo, a su Madre y a su Iglesia. Hoy se habla mucho de primer anuncio y de nueva evangelización. Aquí tenemos dos medios bien concretos, aunque no sean los únicos ni los más importantes.

 

Antes de concluir, me gustaría decir una palabra a los religiosos y religiosas de la diócesis. ¡¡Sois una parte importante de la pastoral diocesana y tenéis un papel principalísimo en la educación de nuestros niños y adolescentes, dado el número de los que pasan por vuestros colegios!! No ignoro las dificultades que estáis encontrando en el día a día. Pero os animo a que sigáis con la mano en el arado, sabiendo que, a la postre, quien más siembra es quien más cosecha recoge. Tened la fe y la confianza de nuestros labradores, que no dejan de sembrar aunque la cosecha haya sido corta o adversa. Sed fieles a vuestro propio y específico carisma; y vividlo con toda radicalidad. ¡¡Esa es vuestra mejor aportación a la diócesis!! Vaya un saludo muy especial y mi gratitud a todos los consagrados de clausura a quienes hubiera deseado hacer una visita para despedirme.

 

Saludad de mi parte a vuestros enfermos e impedidos y a cuantos sabéis que no han podido venir en este día frío y desapacible.

 

Roguemos todos por todos y pidamos al Señor que nos haga fieles servidores suyos. Yo os prometo acordarme de vosotros y de los vuestros en la misa de cada día. Os agradezco de antemano que hagáis lo mismo por mí.

 

¡¡Gracias de todo corazón por todo!!