«Dar posada al peregrino»

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2016 01 17 mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

La Iglesia celebra este domingo 17 de enero la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado. Se trata de una fecha, instituida hace ya muchos años, que nos ayuda a tomar conciencia de que los migrantes y los refugiados son consecuencia de un fenómeno que afecta a tantos hermanos nuestros: la movilidad humana. Las causas y las consecuencias jurídicas son ciertamente diversas en uno o en otro caso; pero ambos fenómenos deben verse en un mismo marco explicativo para que no surjan en nuestra sociedad movimientos de apoyo a unos y de rechazo de otros.

 

El año 2015, que acabamos de dejar atrás, golpeó nuestra conciencia ante la masiva llegada de refugiados a Europa. Los medios de comunicación se han encargado de recordarnos que el flujo diario de hombres, mujeres y niños en los Balcanes se ha convertido en uno de los mayores éxodos de refugiados y migrantes desde la Segunda Guerra Mundial. La situación bélica de Siria y su entorno geográfico hace que se calculen en más de siete millones las personas desplazadas. Ante esta crisis humanitaria, que sólo puede causar en nosotros preocupación y vergüenza, las autoridades europeas se movilizaron no siempre desde el espíritu de la acogida sino también desde el miedo y el cierre drástico de fronteras que ha agravado los problemas.

 

Detrás de cada uno de estos refugiados, como detrás de los más de 240 millones de migrantes que se calculan en nuestra casa común, se esconden historias concretas de personas, de hombres y mujeres como nosotros, en definitiva, de hermanos nuestros. Historias marcadas en muchos casos por el sufrimiento. En efecto, en la raíz de su salida está la violencia o la pobreza, en su viaje muchas veces tienen que someterse al ultraje de los traficantes de personas, cuando llegan a los países de acogida en ocasiones se ven sometidos a las sospechas, temores o abierto rechazo, cuando no a situaciones de explotación, esclavitud o marcos legales que hacen su vida insoportable. Hoy es posible en nuestra sociedad burgalesa, también multicultural, el acercamiento y la escucha del relato de las historias concretas de cada uno de ellos, muchas de ellas dramáticas, que nos abren el horizonte y nos interpelan como cristianos, como personas y como sociedad.

 

Ciertamente la migración es un fenómeno estructural de nuestro mundo que hoy tiene innumerables causas de tipo económico, político, medioambiental, social… Pero detrás de todas ellas existe un deseo profundamente humano y legítimo que cualquiera de nosotros compartiríamos: el deseo de cada uno de mejorar en las propias condiciones de vida y de obtener un honesto y legítimo bienestar. Una vez más conviene recordar que junto al «derecho a emigrar» existe también el «derecho a no emigrar», que exige afrontar seriamente las situaciones de injusticia y explotación que marcan las relaciones económicas internacionales. La promoción de la ayuda al desarrollo, tan relegada en estos últimos años, podría evitar estos éxodos masivos.

 

En este año de la Misericordia la situación de los emigrantes y refugiados nos interpela y nos ofrece la posibilidad de iluminarla desde la luz de la misericordia. No cabe pues la indiferencia ante estos fenómenos sino que han de ser sanados por la medicina de la misericordia. ¿Y qué nos ofrece sino activar en nosotros la capacidad de la acogida y de la sana integración? En efecto, estoy convencido de que estas prácticas, como nos recuerda el papa Francisco en su mensaje para la ocasión, «son una experiencia enriquecedora para ambos (migrantes y sociedades de acogida) que abre caminos positivos a las comunidades y previene del riesgo de la discriminación, del racismo, del nacionalismo extremo y de la xenofobia». Así lo ha hecho la tradición cristiana que, desde antiguo, formuló como una de las obras de misericordia la de «dar posada al peregrino». A ello os invito especialmente, acogiendo así el gesto diocesano que mes tras mes nos irá invitando a actualizar la práctica de cada una de las obras de misericordia, porque este Año Santo nos debe ayudar a llevar a la práctica en las circunstancias presentes, cada una las Obras de Misericordia. La Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado nos da hoy la oportunidad de tomar mayor conciencia del significado de «dar posada al peregrino», que es ciertamente «acoger al emigrante y refugiado». Pero «dar posada al peregrino» también significa y es una llamada concreta a la «buena acogida», a propiciar día a día actitudes de comprensión, reconocimiento, ayuda fraterna humana y cristiana. «Acoger al otro, nos dice además el Papa en su mensaje, es acoger a Dios en persona». Pidámosle a Él que, ante tantas realidades que necesitan «posada», nos abra los ojos y el corazón.

Unidad de los cristianos: «Llamados a proclamar las grandezas del Señor»

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unidad cristianos

Cartel de la semana de oración por la unidad de los cristianos.

 

Un año más –y ya van 108– en los días previos a la fiesta de la Conversión de San Pablo, se celebra la semana de oración por la unidad de los cristianos. En esta ocasión, dará comienzo el próximo lunes día 18, para culminar en la citada fiesta, el 25 de enero. En esta edición, se ha elegido como lema «Destinados a proclamar las grandezas del Señor», palabras tomadas de la primera carta del apóstol san Pedro. «La idea fundamental que se quiere transmitir es que todos los bautizados, aunque formen parte de diferentes Iglesias y comunidades eclesiales, comparten la misma vocación de proclamar las grandezas del Señor», tal como detallan los obispos de la comisión episcopal de relaciones interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española.

 

Como cada año, esta comisión de obispos pone a disposición de los fieles diversos materiales para la celebración de esta semana, que este año han sido preparados por una comisión de trabajo creado por un grupo de cristianos de diferentes confesiones de Letonia reunidos por invitación del arzobispo católico romano de Riga, Mons. Zbigņevs Stankevičs. Los materiales tienen por objeto servir a los cristianos del mundo entero para orar por la unidad visible de todos los creyentes en Cristo.

 

En este sentido, los prelados españoles se hacen eco, en el documento, de «las reiteradas afirmaciones del papa Francisco sobre el escándalo que supone la desunión y la importancia que tiene para él la búsqueda de la unidad de los cristianos», así como la denuncia que en numerosas ocasiones ha realizado el Santo Padre sobre el silencio de Occidente a las persecuciones que sufren en todo el mundo miles de cristianos en lo que ha calificado de «martirio ecuménico».

Ecumenismo en Burgos

Por lo que respecta al ámbito diocesano, la presencia de hermanos cristianos de otras confesiones es cada vez más frecuente, así como los cauces de colaboración. En este sentido, el secretariado diocesano de ecumenismo, en coordinación con representantes de las iglesias ortodoxa y evangélica, convocan a los fieles de todas las confesiones cristianas a participar en momentos de oración compartida en las distintas comunidades y parroquias y en las celebraciones conjuntas que se realizarán por miembros católicos, ortodoxos y evangélicos presentes en Burgos. José Luis Cabria, por su lado, invita a todos los burgaleses «a rezar para que un día se consiga la tan deseada unidad de los cristianos querida por Cristo». Y es que, aunque la comunión plena parece estar todavía lejos de alcanzarse, sin embargo «existe muy buena relación entre las distintas confesiones cristianas de Burgos», tal como indica Cabria.

 

Se calcula que en Burgos existen unos 10.000 cristianos ortodoxos –la gran mayoría de ellos provenientes de la inmigración– y alrededor de 30 comunidades de evangélicos. Los responsables de sus comunidades se reunen varias veces al año con Cabria para preparar el octavario de oración «y para cualquier otro tipo de ayuda». «Existe muy buena relación y podemos decir que tenemos asentado un «ecumenismo de vida» al compartir las preocupaciones del ámbito social y asistencial», colaborando incluso en algún programa caritativo común. La colaboración entre católicos y ortodoxos ha sido y es muy cercana, hasta el punto de prestarles templos para su propio culto. En Aranda de Duero, la comunidad ortodoxa ha inaugurado recientemente una nueva parroquia. Más allá de la colaboración, «el conocernos y establecer un entendimiento mutuo lleva más tiempo, sobre todo desde el punto de vista doctrinal», aunque también se promueven charlas y encuentros para conocer el modo de vida y la doctrina de cada una de las confesiones presentes en la provincia.

 

Ejemplo de ello es la mesa redonda que tendrá lugar el próximo martes 19 de enero en la parroquia de San Martín de Porres de Burgos y que sentará juntas a Arancha y Ana, dos hermanas de sangre que viven su fe, respectivamente, como católica y evangélica. El acto tendrá lugar a las 19:00 horas.

 

Entre los actos organizados dentro de esta semana de oración por la unidad de los cristianos, ocupa un lugar destacado la oración conjunta entre ortodoxos, evangélicos y católicos que tendrá lugar el jueves 21 de enero en la parroquia del Hermano San Rafael a las 20:00 horas.

 

De igual modo, el viernes 22 tendrá lugar una oración de alabanza por la unidad en la iglesia evangélica de la calle Pessac de Burgos. El sábado 23, las vísperas de la comunidad ortodoxa tendrán como transfondo esta intención por lograr la unidad. Será a las 17:00 horas en la iglesia de las Trinitarias.

 

Los demás días de la semana de oración, habrá distintas celebraciones por la unidad de los cristianos en diversas parroquias de la diócesis.

Encuentros del arzobispo con la vida religiosa de la diócesis

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Al igual que hiciera hace unas semanas con los sacerdotes diocesanos, el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, mantiene a lo largo de esta semana una serie de reuniones con los religiosos y religiosas de vida activa que desarrollan su apostolado en la provincia burgalesa. Ha sido esta mañana cuando ha comenzado esta ronda de encuentros con los consagrados que viven en la zona centro de la provincia –Burgos y sus alrededores– en un acto que ha servido para conocerse y compartir algunas impresiones, a la espera de que el arzobispo pueda visitar cada una de las comunidades religiosas en los próximos meses.

 

Don Fidel, que ha revelado «sentir un profundo amor y cariño hacia la vida consagrada desde que era pequeño», ha querido alentar en su misión a los consagrados, a la vez que se ha mostrado dispuesto a conocer sus inquietudes, preocupaciones y deseos «siempre que pueda y la agenda me lo permita»; «pero si no dedicara mi tiempo en favor de los demás, estaría desperdiciando este hermoso tesoro que se me ha regalado», les ha revelado. En el encuentro, que se ha desarrollado en la casa de las Hermanas Angélicas de la capital en un tono alegre y jovial, ha participado un nutrido grupo de religiosos y religiosas que han expresado al arzobispo algunas de sus preocupaciones. La jornada ha concluido con la celebración de la eucaristía.

Presencia religiosa en la diócesis

Para la presidenta de CONFER Burgos, Luz Acha, «ha sido un encuentro cargado de ilusión» en el que «han participado muchos hermanos». Revela que desde la Confederación de Religiosos que ella preside se han visto «agradablemente sorprendidos por cómo el arzobispo se quiere servir de los religiosos para seguir anunciando el evangelio», tarea en la que ellos quiere participar porque «queremos ser pueblo de Dios, Iglesia de comunión».

 

El de hoy no será este el único encuentro de don Fidel con la vida religiosa. El miércoles día 20 hará lo propio con los consagrados de la zona norte en las Franciscanas de Montpellier de Miranda de Ebro a partir de las 16:30 horas. Igualmente, los religiosos de la zona sur se darán cita en las benedictinas de Aranda de Duero el sábado día 23 a partir de las 11:00 de la mañana.

 

Según el informe estadístico con datos de enero de 2015 de CONFER España, en nuestro país existen 408 congregaciones, de ellas 301 femeninas con 4.102 comunidades religiosas y 107 congregaciones masculinas con un total de 1.500 comunidades. En ellas viven sus respectivos carismas, casi 34.000 religiosas y alrededor de 10.500 religiosos.

 

En cuanto a las consagradas y consagrados de nuestra diócesis existen un total de 76 comunidades femeninas –27 de las cuales son de vida contemplativa– y 30 masculinas, cuatro de ellas de carácter monástico. Son 1.036 los religiosos y religiosas que se distribuyen a lo largo y ancho de toda la provincia de Burgos en casas, conventos y monasterios. Respecto a la vida consagrada en el ámbito diocesano, hay que contar también con cuatro institutos seculares, trece comunidades de sociedades de vida apostólica, dos asociaciones de fieles y un grupo del orden de las vírgenes.

2016 01 15 viernes: resumen de prensa

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Actualidad

El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas, recibió ayer a los responsables de las diferentes comunidades cristianas presentes en la provincia de Burgos:

 

Los alumnos de 2º de la ESO del colegio Saldaña elaboran un Belén que ha terminado como regalo para el papa Francisco:

 

Villasandino celebra su popular fiesta de San Sebastián:

Cultura

El poeta y filósofo Ilia Galán publica una investigación en la que compara para acabar deduciendo que son contrapuestos a dos clásicos de la literatura, Santa Teresa de Jesús y Franz Kafka:

 

La sala de exposición Círculo Central de la Fundación CajaCírculo, inaugura hoy la muestra “Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad”:

Patrimonio

Una asociación creada el pasado 9 de enero tratará de recuperar la vieja ruta del Camino de Santiago a su paso por Burgos, que cruza la montaña por el Norte de la provincia:

 

El Correo de Burgos dedica un reportaje a la ermita de Tobera:

 

Cuando el 15 de enero se convierta en fiesta…

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valentín con los niños del patronato

Don Valentín Palencia, en el centro, con algunos niños del Patronato del que fue director.

 

Justamente hoy, hace 79 años, el sacerdote burgalés Valentín Palencia Marquina moría martirizado en un monte en Ruiloba, cerca de Suances, en Cantabria. La acusación: celebrar la eucaristía a pesar de tenerlo prohibido. Junto a él, cuatro jóvenes, sus mejores amigos y discípulos, quisieron correr su misma suerte a pesar de no estar condenados: Donato Rodríguez, Zacarías Cuesta, Emilio Huidobro y Germán García. Son el ejemplo supremo de su fidelidad a Jesucristo hasta dar su sangre por él y muestra máxima de fidelidad a un amistad incondicional nacida en una obra social y asistencial a favor de los niños pobres y huérfanos del Burgos de los años 20: el Patronato de San José, del que fue promotor y fundador el mismo Palencia.

 

Su ejemplo heroico es motivo sobrado para que la Iglesia los declare beatos en una solemne eucaristía que tendrá lugar en la catedral el próximo 23 de abril y que estará presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato. A pocos meses de la beatificación –la primera que se celebrará en Burgos la historia de la diócesis– y coincidiendo con el aniversario de su muerte y futura fecha de su fiesta en el calendario de los santos, hacemos un breve repaso por la biografía de estos jóvenes burgaleses.

Valentín Palencia Marquina

Nace el 26 de julio de 1871. Es hijo de Cipriano y de Victoria. Desde pequeño mostró su deseo de ser sacerdote, hecho que se vio consumado el día de su ordenación el 21 de diciembre de 1895. El cardenal Fray Gregorio María Aguirre lo nombra director, capellán y profesor del «Patronato de San José para la enseñanza y educación de niños pobres», ubicado en la actual iglesia de San Esteban.

 

En dicho centro llegó a cobijar a 110 muchachos, 40 internos y unos 60 o 70 externos, a los que ayudaba, también, en un comedor de invierno. Su secreto para poder conducir a tantos niños era la pedagogía activa y una educación en la responsabilidad. Procuraba que la instrucción fuese alegre para hacer hombres de provecho y orientarles hacia el amor de Dios, siguiendo el modelo de las escuelas del Ave María del también sacerdote burgalés Andrés Manjón. Dormía al lado de los niños, aseaba a los pequeños, les enseñaba a rezar, a estudiar, a ejercitarse en oficios manuales y jugaba con ellos. Soñaba con una escuela profesional, pero tuvo que conformarse con un pequeño taller. Refuerza la instrucción escolar con dibujo para la habilidad manual; teatro para educar en la expresión, y música para refinar el espíritu. Tenía un coro y formó una banda de música, actuando en conciertos y procesiones.

 

En verano, a un grupo de sus músicos y a los niños pequeños que no tenían dónde ir, los llevaba una temporada de descanso a Suances. Pero el 18 de julio de 1936 se declaró la Guerra Civil. La iglesia fue convertida en garaje y le prohibieron celebrar la misa a partir de la Asunción de la Virgen (15 de agosto). Un alumno indisciplinado, por no haber recibido la propina de una peseta de plata, lo acusó al Frente Popular de Torrelavega de continuar haciéndolo. La noche antes de su martirio reservó una hostia consagrada para comulgar antes de que lo mataran.

 

Fueron seis los muchachos mayores llamados a declarar. De ellos, dos volvieron, pero otros cuatro, al conocer la suerte que iba a correr don Valentín y por fidelidad a él y a Jesucristo, decidieron acompañarlo en el martirio. Entregaron su vida por Cristo en el monte Tramalón de Ruiloba (Cantabria) el 15 de enero de 1937

Donato Rodríguez García

Nació en Santa Olalla de Valdivielso el 27 de enero de 1911. Caminaba con muletas a causa de una poliomelitis infantil. Dada su minusvalía fue recibido en la Casa de Asilo de Burgos para estudiar música. Al salir de allí, don Valentín se interesó por él y le encargó tomar las funciones de maestro, «estando muy contentos los niños con él», según testimonio del propio Palencia. El 19 de noviembre de 1934 recibe el diploma de capacidad en la enseñanza de piano por le Conservatorio Nacional de Música y Declamación. Llegó a ser el director de la banda de música que Valentín creó en el Patronato de San José. Uno de sus alumnos en el Patronato, aseguraba de él: «Era un buen pedagogo; para enseñar música, parecía que te hipnotizaba, te transmitía su ilusión. Enseñaba solfeo e instrumentación, de suerte que nosotros, con doce años, leíamos con gran facilidad las partituras a primera vista. Era muy cariñoso con los chavales; nos reprendía con la mirada si estábamos distraídos».

Zacarías Cuesta Campo

Zacarías Cuesta Campo nació el 10 de junio de 1916 en Villasidro. Se quedó cojo a los cinco años. Sus padres, al tener amistad con don Valentín llevaron a su hijo al Patronato de San José para que aprendiera el oficio de sastre y zapatero. Allí también aprendió música. Su hermana Herminia recuerda de él que era «alto, fuerte y cojo» y su otra hermana, Restituta, confiesa: «Mi hermano y yo nos queríamos mucho» a la vez que le describe «siempre cojo, con una pierna más delgada y en la que tenía mala circulación y por los inviernos se le abría y le hacía llorar». Su hermano Elpidio Cuesta aseguró de él que «era serio y responsable y cuando los chicos hacían rabiar a las chicas y se metían con ellas, mi hermano siempre las defendía. Mi hermano era de buenos sentimientos, como toda la familia. De niños íbamos al Rosario, y él era simpático y alegre».

Germán García García

Germán García García nació el 30 de octubre de 1912 en Villanueva de Argaño. En 1923 ingresó como junior en el colegio de los Hermanos Maristas de Arceniega (Álava). Al curso siguiente es trasladado al colegio de Gruliasco, en Turín. En 1927 hace el postulantado y noviciado, llegando a realizar el escolasticado en 1929. En 1930 es enviado a Río de Janeiro (Brasil), donde da clases hasta causar baja –se cree que por enfermedad– y regresa a Burgos. En 1933, dados sus conocimientos de idiomas, comienza a trabajar en un hotel de la capital y, en 1934, se ofrece voluntariamente a prestar sus servicios en el Patronato de San José.

Emilio Huidobro Corrrales

Emilio Huidobro nació el 9 de agosto de 1917 en Villaescusa del Butrón. Al fallecer su padre Íñigo, su madre Agapita se casó en segundas nupcias con Florentino, quien lo maltrata. Al morir Agapita, su abuelo lo llevó al Patronato junto a su hermano Aníbal.

 

Don Martín Izquierdo Fuente, asegura que «Emilio era el director de la orquesta cuando no podía don Donato. Era de complexión alta y fuerte y muy bondadoso. Una persona de gran humanidad física y moral. Muy alegre. Pacificador: cualquier discusión la apaciguaba. Era respetado. Hacía las suplencias en la dirección de la música. Era muy religioso. La verdad es que todos íbamos a misa, y ellos eran los principales ayudantes en la convivencia». «Tocaba casi todos los instrumentos: trompeta, bombardino, trombón… Tocaba muy bien todos los instrumentos de viento y cuerda. Además, aparte, nos daba lecciones de geometría».