El arzobispo cuenta con los sacerdotes para un nuevo proyecto diocesano

Ayer lunes, don Fidel Herráez firmaba una carta dirigida a los sacerdotes. En ella, les pide sugerencias para llevar a cabo un «nuevo proyecto diocesano» y «reajustar nuestra organización diocesana».

 

Pasados ya dos meses desde su llegada a la diócesis, don Fidel Herráez firmaba ayer lunes la primera carta pastoral dirigida, de forma especial, a los sacerdotes. Se trata, como él mismo la califica, de una «carta programática» en la que el arzobispo quiere compartir con ellos «algunas de las realidades que he ido viendo y varios de los proyectos cercanos que, con la ayuda de Dios, vuestra y del conjunto de la vida diocesana voy teniendo».

 

Después de los primeros encuentros que ha mantenido ya con los pastores de la diócesis y tras conocer algunas de las realidades diocesanas –entre las que menciona los encuentros con la vida consagrada y las asociaciones y movimientos laicales–, el arzobispo quiere ahora contar con la ayuda directa de los sacerdotes para «recibir las oportunas sugerencias» de cara a ir realizando una serie de «reajustes de nuestra organización diocesana» y en el desarrollo de un nuevo «proyecto diocesano», «equivalente, en términos sencillos, a un plan pastoral». Las indicaciones y sugerencias que los sacerdotes le hagan llegar «por los medios de comunicación habituales» serán trabajadas después por «una comisión constituida para ello» con el objetivo de ir buscando los medios con los que llevarlas a cabo.

Carta programática

El arzobispo, que se pregunta al finalizar el documento si será «pretencioso» a la hora de emprender este nuevo proyecto, intenta llevar a cabo una serie de reformas con el objetivo de «hacer más asequible, real y eficaz la ayuda pastoral al conjunto de nuestra diócesis y, desde ella, ofrecer mejor y más comprensible servicio a la sociedad burgalesa de la que formamos parte».

 

Entre los proyectos que el arzobispo tiene en mente, destacan las visitas a cada una de las parroquias de la diócesis «para pasar al menos una vez por todas»; la elaboración de un nuevo «proyecto diocesano» y los «reajustes de nuestra organización diocesana», como son la reforma de las vicarías episcopales, la curia diocesana, las delegaciones y secretariados, los arciprestazgos y las zonas urbanas y rurales. Sin obviar «las realidades pastorales ordinarias e ineludibles», el pastor de la diócesis quiere emprender este nuevo programa de «reajustes» contando con la «imprescindible implicación de todos». En este sentido, señala en el documento que «las asociaciones, movimientos, grupos diversos de seglares y personas concretas de clara vida y compromiso cristianos, se necesitan no como un añadido secundario, sino como una parte integrante e indispensable de nuestro caminar eclesial». Igualmente sugiere «estar abiertos al modo de percibir, valorar, proponer, aceptar o rechazar aspectos importantes de la vida» eclesial de los jóvenes, a quienes pide seguir ofreciendo «todo aquello que consideremos verdaderamente valioso».

 

Bajo estos presupuestos, don Fidel hace públicos los retos que la Iglesia burgalesa necesita afrontar en los próximos años. Y lo quiere hacer «estando especialmente cercano con los sacerdotes por la muy especial misión de mediación sacerdotal a la que Dios os ha llamado».

Para profundizar: lee la carta completa

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