
El padre Rodrigo Miranda, durante una reciente charla.
El Instituto del Verbo Encarnado nació en 1984 en Argentina y está presente en los cinco continentes. «Somos misioneros y particularmente parte de nuestro carisma, parte de nuestras constituciones hablan de ayudar en los lugares de mayor complejidad. El carisma es la evangelización de la cultura», apunta Rodrigo Miranda. Para el Instituto, Oriente Medio tiene un valor particular, por ser la zona donde el Señor se ha revelado. Y por ser el lugar donde las comunidades cristianas han permanecido, sin interrupción, durante estos dos mil años.
Para el sacerdote misionero, la situación que viven los cristianos en Oriente Medio es «realmente dramática por encontrarse en medio de un conflicto horrible de gran devastación y catástrofe». Es una persecución religiosa contra los cristianos. El elemento religioso es determinante. Todos los años se verifican los hechos en contra de los cristianos, desde 2011, cuando yo llego a Alepo, hemos sido bombardeados, nuestros cristianos asesinados y secuestrados. Se han destruido barrios todas las navidades, las Pascuas y las fiestas de la Virgen. Por tanto hay un patrón de conducta que permanece hasta el día de hoy, un verdadero genocidio, como es la persecución religiosa», afirma el padre Rodrigo.
La persecución cristiana
En Siria, el padre Rodrigo además de ayudar al obispo en su ministerio pastoral, era el responsable de la catedral para los cristianos de rito latino. «Era vida de parroquia como cualquier parroquia del mundo, tratando de desarrollar todo el ministerio de los sacramentos, la catequesis y los grupos parroquiales. Era una Iglesia muy viva, con mucha cantidad de grupos, siempre había niños, jóvenes y padres de familia, quienes en su mayoría, participan en las celebraciones litúrgicas. Pero a todo esto se agregaba el tema de la guerra, el tema de la persecución de los cristianos, la asistencia espiritual de las personas que lo han perdido todo, y también la asistencia material y humanitaria a todas las personas que lo solicitan», recuerda.
Y es que regresar a Occidente no ha sido fácil para este sacerdote chileno. «Es un choque muy fuerte el venir de Medio Oriente después de todos estos años y ver como los cristianos viven su fe. Cuando llego aquí y veo, no solamente el mundo en general sino también dentro de la Iglesia, la mediocridad, la decadencia, la falta de sacrificio, toda una pastoral hollywoodiense llena de decoración que ha perdido lo esencial, el anuncio de Jesucristo. Y mientras, en Oriente tenemos comunidades cristianas que literalmente son asesinadas por el nombre de Cristo. Personas que por no sacarse una cruz han sido asesinadas, jóvenes que por no renegar de su fe han sido crucificados, comunidades decapitadas, niños que están en fosas comunes. Cuando uno ve eso y llega aquí le da hasta vergüenza persignarse delante de una iglesia, porque ellos, precisamente por no renunciar a Jesucristo son asesinados. Me preocupa lo que se está viviendo aquí», se lamenta.
Triple compromiso cristiano
Según el padre Rodrigo, el cristiano no debe permanecer al margen de esta realidad y debe adquirir un triple compromiso. El primero, rezar, «pero rezar bien, delante del Santísmo Sacramento, arrodillarse y pedirle a Dios el don de la Paz, que es un don de Dios. No es una construcción humana». «Ese don es una persona, que es Jesucristo. Jesucristo es el Rey de la Paz. Lo que nuestro Señor nos pide es cooperar con Él, sino es todo una utopía. Lo que se ve es una voluntad ineficaz de solucionar este conflicto. Porque ahí está la piedra de tropiezo. Pedir a Dios que nos regale humildemente que nos regale el don de la Paz y por lo tanto, hacer lo que Él nos pide que hagamos», recalca.
El segundo compromiso es dar a conocer y conocer este testimonio. «Es nuestra iglesia que sufre. Es Cristo que se muere en Oriente Medio. Y nosotros estamos parcheando la herida con el tema de la crisis de refugiados, cuando nuestros cristianos están literalmente siendo asesinados porque se han querido quedar en la Tierra Santa. Muchos cristianos se quedan ahí porque saben que es la tierra del Señor tratando de salir sanos a través de la iglesia, no van a campos de refugiados, no buscan una medida internacional porque sabe que no les dan. Conocer esto es el cuerpo místico de Cristo. No es algo, un país que queda a cuatro horas que no tiene que ver con nosotros. Es nuestra Iglesia», subraya.
Y el tercer compromiso es ayudar económicamente. «Los cristianos de Oriente Medio tienen que vivir y darles posibilidad que ellos permanezcan en la Tierra Santa. Hay que curar la herida en lo profundo. Hay que ayudarlos allí en los lugares donde está la crisis, donde está la acusa de estos movimientos de masa. Ayudar económicamente es la mejor obra de caridad concreta que se puede hacer», insiste.
El padre Rodrigo Miranda destaca la importancia de vivir bien la vida cristiana, ya que dará frutos en la vida de los cristianos de Oriente. «Ellos, a los cristianos de Occidente, nos regalan, por el precio de su sangre, nuestra perseverancia en la fe».
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