Una vida singular

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Ayer sábado, día de Santa Inés, joven cristiana de los primeros siglos de la Iglesia, que murió mártir sellando con su sangre el don de la virginidad, se cumplían 25 años de la muerte de Marta Obregón Rodríguez, cuya causa de beatificación está abierta dentro de nuestra Diócesis de Burgos. El proceso sigue su curso normal, a la espera de la finalización de su fase diocesana. Tenía 22 años y su asesinato fue entonces un suceso que conmocionó a toda nuestra ciudad.

 

Fue el Papa Juan Pablo II quien nos invitaba a hacer memoria de los mártires y de los santos como estímulo en nuestra vida cristiana y como visibilización de la santidad de toda la Iglesia. A ese empeño dedicó gran parte de su pontificado, durante el cual fueron beatificados y canonizados muchos contemporáneos nuestros. Desde esa misma voluntad mi querido predecesor, D. Francisco Gil Hellín, abrió en 2011 el proceso de beatificación de esta joven, cuya vida y cuya muerte conviene rescatar como modelo para nuestra juventud.

 

Marta Obregón fue una joven cristiana que, en los años 90, quiso vivir coherentemente su fe hasta derramar su sangre. Su personalidad dinámica y comunicativa, jovial y carismática, encarna perfectamente la frase que Juan Pablo II dirigió a la juventud española en su último viaje a España: “se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo”.

 

Su vida, como la de cualquier joven de nuestro tiempo, no fue para nada lineal ni sencilla. Pasó por diferentes momentos, atravesó dificultades y problemas de toda índole, tuvo que afrontar retos e irse abriendo paso en la vida… En todo contó con el apoyo de su familia, profundamente cristiana. Desde el punto de vista religioso siempre se manifestó inquieta y buscadora, lo que le hizo vivir con esa actitud su fe en la parroquia, y en diferentes movimientos y realidades eclesiales como el Camino Neocatecumenal o el Opus Dei.

 

Un momento fuerte fue para ella el verano de 1990 cuando realizó una experiencia en Taizé con un grupo de jóvenes, tras un periodo de interrogantes y desasosiego. Allí Marta descubrió nuevos aspectos de la vida y de la fe y volvió tocada profundamente por el Señor. Así se lo escribe por carta a una de sus compañeras de la residencia de Madrid, donde cursaba estudios universitarios en la rama audiovisual: “cuando descubres algo importante en tu vida, y caes en la cuenta de cosas fundamentales que hasta entonces pasaron inadvertidas a tu lado, te encuentras francamente bien, en paz…Dios es lo más importante en mi vida”.

 

Su vida, desde entonces, se transforma y adquiere un nuevo aire y horizonte, en la búsqueda de ese Jesús con el que se ha encontrado y al que quiere dar a conocer con fuerza y valentía. En ella se descubre una gran evolución en su adhesión a Jesucristo. Oración y apostolado se conjugan admirablemente.

 

En la vida de Marta podemos descubrir otros aspectos importantes. En primer lugar la llamada a la santidad que todo cristiano ha recibido en su bautismo: una santidad que es fundamentalmente dejar al Espíritu tomar las riendas de nuestra vida, como ella misma fue descubriendo. Así lo han hecho todos los santos. Precisamente el domingo pasado recordábamos los 80 años del martirio de nuestro recientemente beato Valentín Palencia y los cuatro jóvenes que le acompañaban. También ellos se dejaron llenar de Dios, que es el único que nos capacita para dar la vida por los demás.

 

La vida de Marta se enriquece, además, en una profunda experiencia eclesial, que vive de maneras y formas diferentes. Ella es consciente de esa pluralidad, porque percibe que la riqueza de la Iglesia no radica en sí misma, sino en el tesoro que ella ofrece: la experiencia inigualable del encuentro con Cristo que transforma y provoca la siempre inigualable alegría de la fe.

 

Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla. Una virtud hoy poco valorada, que nos ayuda a orientar el amor y la entrega hacia su plenitud y belleza más singular.

 

Os invito en esta jornada a conocer la vida de Marta Obregón: ¡merece la pena! Igualmente, os animo a orar para que un día la podamos venerar como modelo e intercesora de todos nuestros jóvenes burgaleses: esos a quienes Marta le gustaría hoy contagiar sus inquietudes, sus búsquedas, su vida interior y su amor a Dios.

Se cumplen 25 años del asesinato de Marta Obregón

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marta obregon

 

Hoy se cumplen 25 años de la muerte de Marta Obregón, una joven estudiante de periodismo asesinada por el conocido como «Violador del ascensor».

 

Por este motivo la diócesis de Burgos abrió su causa de beatificación al considerarse su vida  digna de ser propuesta a la Iglesia entera como ejemplar. Desde entonces, se constituyó una comisión con el fin de animar pastoralmente la difusión de la vida de esta joven. Dicha comisión está compuesta por cinco miembros: Saturnino López, José Luis Martínez, Serafín Fernández, Montse Agustí y Rafael Casado. 

 

Según explica Saturnino López, hay dos vías de canonización: la del martirio y la de las virtudes. «La del martirio es cuando la persona entrega su vida por defensa de la fe o una virtud relacionada con ella. Este, consideramos, sería el caso de Marta, es decir, por defensa de la virtud de la castidad, que es la dignidad y la libertad humana de entregar cuerpo y alma».

 

Marta Obregón, al igual que les ocurre a muchos jóvenes de su edad (tenía 22 años cuando murió) pasó por un periodo de luces y sombras en su vida, y decidió dar el paso definitivo a la madurez espiritual siguiendo los valores del evangelio. Siempre contó con el apoyo de su familia, que le ayudó a dar este paso, y se había ofrecido a la Comunidad Neocatecumenal para marchar como misionera itinerante. Se manifiesta así en su persona una serie de virtudes que animan a los cristianos a seguir su ejemplo, motivo por el cual se la recuerda estos días.

Ortodoxos, católicos y evangélicos rezan juntos por la unidad de los cristianos

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Católicos, ortodoxos y evangélicos rezan juntos por la unidad de los cristianos. Lo hicieron ayer de forma más solemne en una oración ecuménica que tuvo como escenario, como viene siendo habitual en los últimos años, en la parroquia del Hermano San Rafael de Burgos. En el marco de la semana de oración por la unidad de los cristianos, y siguiendo como eje el pasaje bíblico de la segunda carta de San Pablo a los Corintios –«El amor de Cristo nos apremia»–, miembros de las tres confesiones mayoritarias en Burgos rezaron juntos por lograr la tan deseada unidad de los cristianos.

 

En el acto participaron el pope ortodoxo de Burgos, Claudiu Nicoara, el presidente del consejo evangélico de Castilla y León, Agustín Melguizo, y José Luis Cabria, delegado diocesano de ecumenismo y diálogo interreligioso. Los tres pastores señalaron en sus respectivas reflexiones que la división que lastran los cristianos desde hace años se ha convertido en un gran muro que solo se puede superar con el diálogo y la reconciliación.

 

De hecho, la vigilia de oración de anoche giró en torno a un gran muro provocado por las guerras de religión, los enfrentamientos, los recelos… en definitiva, por las divisiones que los cristianos se han ocupado en señalar a lo largo de los siglos. Pero la misma fe común y la llamada a la reconciliación pueden hacer que el muro se venga abajo, tal como representaron algunos jóvenes.

Otros actos

La semana de oración por la unidad de los cristianos prosigue esta tarde con una oración de petición y alabanza en la iglesia evangélica de la calle Pessac de la capital. Mañana sábado, la comunidad ortodoxa de Burgos invita a cristianos de otras confesiones a sumarse a su rezo de vísperas en el monasterio de las Trinitarias a las 17:00 horas.

 

También habrá oraciones por la unidad en distintas parroquias de la ciudad: El lunes 23 en la Sagrada Familia; el martes 24 en San Martín de Porres y el miércoles 25 en San Pedro y San Felices, todas ellas a las 20:00 horas.

El Arzobispado recibe un regalo con motivo del 125 aniversario de Diario de Burgos

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Raúl Briongos, Fidel Herráez y Antonio Méndez Pozo.

 

El presidente del grupo Promecal, Antonio Méndez Pozo, y el director de Diario de Burgos, Raúl Briongos, han entregado esta mañana al arzobispo un obsequio con motivo del 125 aniversario del rotativo burgalés, un gesto que vienen repitiendo con diversas organizaciones e instituciones de la ciudad y la provincia. Lo han hecho en el propio despacho del pastor de la diócesis en un sencillo acto en el que han estado presentes también los vicarios del consejo de gobierno.

 

Don Fidel Herráez ha recordado la «buena relación» que existe entre Diario de Burgos y la diócesis. Además, ha señalado el importante papel y responsabilidad de los medios de comunicación en el caminar de la sociedad, a la vez que ha afirmado su compromiso de «estar en diálogo con los hombres y mujeres de hoy para compartir sus expectativas, sus dudas, sus sufrimientos, sus búsquedas de sentido y sus esperanzas».