Alegría y dolor en el Domingo de Ramos burgalés

por administrador,

 

La procesión de la Borriquilla es una de las más populares.

 

El conocido paso de Jesús en la borriquilla (realizado por los talleres de Arte Sacro de Olot en 1948), será llevado a hombros por miembros de cofradía de la Coronación de Espinas y de Cristo Rey hasta la catedral acompañada por su Banda de cornetas y tambores. La procesión comenzará a las 11:45 horas, cuando el paso salga de la parroquia de San Lorenzo el Real. Más tarde, hacia las 12:00 y en la plaza Mayor, se congregarán todas las cofradías y hermandades de la ciudad y se procederá a la bendición de las palmas y ramos por el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas.

 

Tras recorrer las calles de Carnicerías, paseo del Espolón, arco de Santa María, plaza Rey San Fernando, Cadena y Eleta y plaza de Santa María, el acto concluirá con la celebración de la eucaristía de la Pasión del Señor en la catedral presidida por el pastor de la diócesis.

 

En el acto participarán representantes eclesiásticos y civiles, miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad, acompañados de sus Bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales, así como la agrupación «Círculo Musical de Burgos» y la banda «Ciudad de Burgos».

Cristo de las Santas Gotas

Ya entrada la tarde, a las 20:00 horas, la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, conocido también como el «Cristo de las Santas Gotas» (réplica de la imagen de autor anónimo del siglo XIV), será portada a hombros por miembros de la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores desde la iglesia de San Gil Abad. Recorrerá las calles de San Gil, Arco del Pilar, Laín Calvo, Virgen de la Paloma, plaza Rey San Fernando, Nuño Rasura, Santa Águeda y plaza de Santa María.

 

Desde ahí, y con motivo del décimo aniversario desde que se recuperara esta procesión, realizará su entrada solemne a la catedral, donde tendrá lugar un acto de oración y reflexión en el primer e histórico encuentro con el Santísimo Cristo de Burgos de la catedral, toque de oración y despedida. La imagen abandonará la seo y se encaminará de nuevo hasta su parroquia por las calles Cadena y Eleta, plaza Rey San Fernando, Virgen de la Paloma, Laín Calvo, Avellanos y San Gil.

Contemplar al Crucificado

por administrador,

 

Cada domingo los cristianos nos reunimos en el «Día del Señor» para celebrar gozosos el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús. Una vez al año, en estas fechas de Semana Santa que nos disponemos a vivir, celebraremos de forma solemne y pausada cada uno de estos misterios donde se nos manifiesta hasta qué punto llega el amor de Dios.

 

Previamente a esta semana, habremos tenido la oportunidad de vivir el tiempo de Cuaresma, como un pórtico hermoso que nos permite disfrutar y gozar mejor de la semana más importante del calendario cristiano: la Semana Santa. No en vano, el programa cuaresmal del ayuno, la oración y la limosna ha preparado y esponjado nuestro corazón para que el Espíritu pueda hacer sus maravillas en nosotros.

 

En efecto, el ayuno nos ha permitido descubrir el don de la libertad con la que el propio Cristo asume su entrega generosa al Padre por nosotros. Con la oración, hemos entrado más en sintonía con la voluntad del Padre, como el propio Cristo buscó permanentemente. A través de la limosna, nos unimos más a nuestros hermanos, especialmente a los más pobres, para que en nosotros habite la centralidad del otro, y del «otro-necesitado», tal y como nos enseña Jesús en su Evangelio.

 

Con todo este bagaje, nos introducimos en el Triduo Pascual, centro de la fe y de la vida de la Iglesia. A lo largo de estos días, la Cruz se colocará en medio de nuestras iglesias, y pasará por las calles y plazas gracias a nuestras Cofradías y Hermandades: la Cruz de Cristo que, en palabras del papa Francisco, es el «símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo de la obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria».

 

La Cruz que es «el centro del centro cristiano», como repetía Benedicto XVI. Ciertamente que la Encarnación y la Resurrección son misterios centrales del cristianismo. Pero el cristiano descubre en la Cruz la palabra más elocuente del silencio aparente de Dios. En ella se nos muestra la sabiduría del mismo Dios, que es diversa del poder humano: manifiesta, de verdad, quién es Dios, es decir, su amor gratuito que nos salva.

 

El descubrimiento de este gran acontecimiento transforma la vida del que lo acoge. Y por eso, lejos de vivirlos como días tristes y oscuros, marcados por el dolor, la Semana Santa los convierte en días profundamente gozosos y que desembocan en la alegría pascual. Igualmente, la contemplación de este misterio de amor, lleva al creyente a solidarizarse con esas otras cruces que hoy Cristo sigue abrazando misteriosamente. La Cruz no es solo un leño del pasado, una imagen en nuestros hermosos pasos procesionales. Hoy el Crucificado está vivo y real en hermanos que están junto a nosotros, y ante los que no podemos pasar indiferentes: los cristianos perseguidos, los hermanos que sufren guerras de las que nos olvidamos, las víctimas de tantas violencias, los hambrientos, pobres y vulnerables, las personas sin hogar, los parados y presos… En ellos se multiplica el rostro del Señor Crucificado.

 

Os invito a profundizar, agradecer, alabar y vivir este mensaje de salvación. Lo haremos especialmente en nuestras celebraciones litúrgicas. Y lo haremos en nuestras calles de Burgos, donde se entrelazarán belleza, sentimiento y arte para ser manifestación pública de nuestra fe. Que la Semana Santa, especialmente a vosotros cofrades, nos ayude a crecer en nuestro caminar de fe. Contemplar al Crucificado. Como decía nuestra Santa castellana (Santa  Teresa), «no os pido más que le miréis»… Pero que no seamos meros espectadores, ajenos a lo que se celebra, sino que entremos en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús para dejarnos contagiar por el Señor de la mayor entrega y del mayor amor.

Una procesión penitencial recorrerá esta tarde las calles de la barriada Juan XXIII

por administrador,

 

cofradia 7 palabras burgos

La cofradía de las Siete Palabras portará las carácterísticas cruces-faroles

 

Tras los desfiles que recorrieron ayer las calles de la ciudad, continúan hoy los actos de la Semana Santa con la procesión penitencial que recorrerá las calles de la barriada Juan XXIII a las 20:00 horas. Las cruces-faroles de las Siete Palabras y las imágenes del Cristo de San Esteban de los Olmos (realizado por Fortunato Julián en el siglo pasado), María Santísima de la Consolación (del Taller «Las artes decorativas» de Olot, ataviada a la usanza de las viudas castellanas de los siglos XVII-XVIII, destacando el uso de rostrillo de plata) y un Crucificado del siglo XVI de la escuela Castellana, serán portadas a hombros por miembros de sus respectivas cofradías, saliendo de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima.

 

La procesión recorrerá las calles de Nuestra Señora de Fátima, Lavaderos, Doña Constanza, Vitoria, y barriada Juan XXIII, finalizando el acto en el patio del colegio. Participarán en el acto miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad, Agrupación «Circulo Musical de Burgos», Agrupación musical «San Fernando Rey» y Banda de cornetas y tambores de «Nuestra Señora de la Soledad».

 

Las cofradías que organizan esta procesión son la de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza, la de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos y la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago.

Silencio penitencial en el Viernes de Dolores

por administrador,

 

<
>

 

Silencio. Es lo único que se ha escuchado esta noche en la procesión que se ha convertido desde hoy en la más austera de la Semana Santa burgalesa. Portada a hombros, la sobria imagen del Cristo de la Salud, iluminada por cuatro grandes cirios y flanqueada por decenas de cofrades encapuchados con hábitos pardos cual vestido franciscano. Solo el tañido de un bombo rompía el sepulcral silencio que, en señal de duelo, parecía hacer penitencia ante la desoladora muerte de Cristo.

 

Ha sido la primera vez que la procesión salía a la calle tras decenios de ausencia, a pesar de los intentos fallidos del año pasado a causa de la meteorología. Cuando el reloj marcaba la media noche, las puertas de la iglesia parroquial de San Cosme y San Damián se abrían para dar paso a la procesión, que ha recorrido las calles del centro histórico hasta la catedral, desde donde ha emprendido su camino de regreso tras un responso por los cofrades difuntos. Antes, los cofrades que han procesionado en el desfile –procedentes de varias hermandades de la ciudad– han participado en una celebración penitencial y hecho juramento de silencio: «Si guardáis silencio, Dios Padre, que es todo amor, os lo premie. Y si no es así, el Señor, que es todo misericordia, os lo perdone», les ha exhortado el párroco de San Cosme, Máximo Barbero, antes de emprender la procesión.

La talla

El Cristo de la Salud procede de la escuela castellana de mitad del siglo XVI. Pertenece a las imágenes conocidas como del «Christus Patiens» y goza de gran belleza escultórica dada su anatomía naturalista. Representa a Jesús muerto en la cruz con cabellos largos y ondulados, barba espesa y partida en el mentón y expresión serena en el rostro. Tiene la cabeza ligeramente inclinada hacia el lado derecho, los ojos no del todo cerrados y el cuerpo un tanto arqueado: rasgos característicos de un Cristo recién fallecido. La sangre que brota de la corona de espinas, las llagas de manos y pies, así como de la lanzada, cubre casi todo su cuerpo. Y en la figura destaca el paño de pureza, en forma de amplios pliegues, con rica policromía en madera y dorado con la técnica del estofado.

Rosario penitencial

No ha sido el único desfile procesional en este Viernes de Dolores. Horas antes, recorría por las calles del barrio de San Pedro de la Fuente un Rosario penitencial. En él la cofradía de la Oración en el Huerto y de Nuestra Señora de los Dolores han portado a hombros la imagen de la Virgen de los Dolores, una talla de vestir de autor desconocido.

La cruz de Tañabueyes se exhibe en el Museo del Retablo

por administrador,

 

<
>

 

La cruz procesional de la parroquia de Santa Eulalia de Tañabueyes descansa ya en el Museo diocesano del Retablo. Allí ha sido depositada esta mañana por su párroco, Carlos Palacios, después de que una orden judicial ordenara la entrega de la misma por parte del Museo de Burgos, quien la conservaba en depósito desde el pasado 27 de febrero de 2015. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Salas de los Infantes ha dictaminado que sea devuelta a su propietaria, la parroquia de Tañabueyes de la Sierra, desestimando que la Junta Vecinal de la localidad pudiera entregarla en depósito al Museo de Burgos.

 

Se trata de una cruz procesional, obra de Juan de Landeras (1612-1618) que, según consta en los archivos parroquiales, fue pagada por el párroco de la localidad por 158.338 maravedíes. El libro de fábrica de la iglesia parroquial registró los pagos que se hicieron a su autor.

 

La cruz fue restaurada recientemente por el orfebre Rafael Calvo y por encargo de la cofradía de la Vera Cruz de Tañabueyes. De ahí que se conserve en perfecto estado. Ahora, custodiada en el Museo del Retablo, la parroquia sigue siendo propietaria de la misma, pudiendo hacer uso de ella siempre que lo desee.