El Via Crucis partió de la parroquia de San Lesmes.
La cofradía de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento volvió a salir anoche a la calle para volver a realizar un año más su tradicional ejercicio del Via Crucis. El paso de la crucifixión del Señor salió a las 20:45 de la iglesia parroquial de San Lesmes y discurrió por las calles de San Lesmes, Vitoria, plaza Mío Cid, Santander, San Juan, arco de San Juan, puente de San Juan y plaza San Juan. En el acto, participaron miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad y la agrupación musical de «Jesús Crucificado y Santísimo Sacramento».
Desde la cofradía organizadora, que este año cumple además su 75 aniversario, destacan la numerosa participación y el silencio y respeto que se escuchaba en las estaciones del Via Crucis, que este año corrieron a cargo de José María Seoane.
Actos para el día de hoy
La Semana Santa en Burgos continúa en este Jueves Santo con otros actos, entre los que destacan la celebración de la Santa Misa de la Cena del Señor, que presidirá a las 17:00 horas en la catedral el arzobispo, don Fidel Herráez.
De otro lado, en torno a las 21:00 horas, la imagen de Jesús con la Cruz a Cuestas y Nuestra Señora de los Dolores se encontrarán en la plaza del Rey San Fernando en uno de los actos más emotivos de la Semana Santa burgalesa.
Carmelo de la Fuente Páramo es todo un veterano participando en la representación de la Pasión que cada año se realiza en La Molina de Ubierna. Nacido en Villacienzo en 1959, está a punto de cumplir 50 años, «pero eso no es ningún obstáculo para que pueda hacer el papel de Jesucristo», que es el que lleva representando desde 2004 y para el cual se prepara físicamente varios meses antes.
Para ello, se ha dejado crecer el pelo y la barba para no tener que recurrir a postizos que puedan darle un aspecto artificial y adelgaza un poco para que se le «marquen las costillas». Carmelo incluso pide a quienes realizan el papel de romanos, que «no se corten» y que si le tienen que pegar un latigazo para dar más realismo, «que lo hagan, aunque sin llegar a los extremos que se dieron en la verdadera Pasión, claro». También procura andar descalzo y para él, es un momento que vive «completamente metido en el papel».
Este atleta burgalés, que no duda en declarar que Jesús es su «ídolo» –«lo rezo cada día y lo llevo conmigo, para mí es la fuerza de existir»–, se emociona cuando recuerda lo mucho que ha llegado a impresionar al público asistente la representación de la Pasión que año a año realiza, y cómo ha llegado a calar hasta el punto de que éstos no se quieren perder este momento una vez llega la Semana Santa. «Es muy bonito ver cómo hay gente que le emociona enormemente contemplar estas escenas y que regresen año tras año para volver a vivirlas».
Sin embargo, su debut no fue en La Molina, ya que empezó representando el papel de Jesús en Villalbilla en 1992, con 33 años, y a pesar de no pertenecer al pueblo, tuvo buena acogida y estuvo varios años con esta caracterización, además de interpretar a otros personajes de la Pasión. Sin embargo, le llegó la noticia de que buscaban a alguien que hiciese de Jesucristo en La Molina de Ubierna, y no dudó en presentarse. El padre Félix, quien activó la Pasión viviente en 1980, contactó con él para comenzar, y no ha faltado ningún año desde entonces. Además, también ha traído a sus amigos para representar papeles diversos, y cuenta cómo el pueblo también se prepara «con un decorado que recuerda a una aldea de la época».
A pesar de la fama de esta representación, Carmelo reconoce que «es casi un milagro que se mantenga, porque ya la gente joven no se incorpora a la Pasión viviente». Aún así, el milagro se repite cada año, y son cientos los que quieren acercarse a La Molina en Viernes Santo para hacerse una idea de cuánto sufrió Jesucristo por ellos
Esta mañana tenía lugar en la capilla de Santa Tecla de la catedral la Misa Crismal. Se trata de una Santa Misa concelebrada por los sacerdotes y religiosos de la diócesis que renuevan sus promesas sacerdotales, y que ha estado presidida por el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, en la cual son bendecidos los santos óleos y consagrado el santo crisma.
Durante su homilía, el pastor de la diócesis ha recordado que esta eucaristía «es preparación y adelanto de la realidad pascual de la Muerte y Resurrección que celebraremos estos días». «Esta Misa Crismal tiene también la connotación de la afirmación de todos los consagrados por y en Cristo Sacerdote. Aquellos a los que el Señor por pura misericordia y Verdad ha querido llamar para ser mediadores sacerdotales del pueblo de Dios». Ha destacado también la importante labor que ejercen los sacerdotes de la diócesis, pues «en vosotros, con vosotros y a través de vosotros hay miles de hermanos unidos al pueblo de Dios allí donde estéis realizando vuestra tarea pastoral. Y dentro de las diferentes y normales diferencias y matices, os veo como un clero en comunión y conexión».
Don Fidel no dejó pasar la realidad que atraviesa el clero, en la que cada vez los sacerdotes son más mayores y se incorporan pocos jóvenes, aunque señaló que «Dios siempre llama y seguirá llamando, lo importante es que le respondamos», e invitó a todos a pedir y orar por esta causa. «Hagamos lo posible pra contagiar la llamada, para ser mediadores de la llamada del Señor»
Fiesta de la fidelidad sacerdotal
La Misa Crismal es la expresión del presbiterio de la diócesis, la fiesta de la fidelidad sacerdotal; en la que los sacerdotes recuerdan su compromiso de servicio a los hombres en el marco de la Semana Santa y cercana la celebración de la Última Cena del Jueves Santo, día en que Jesús instituyó el sacerdocio. En esta solemne eucaristía, además de renovar las promesas sacerdotales, se bendicen los óleos que se utilizarán a lo largo del año en los sacramentos del bautismo y la unción de enfermos y se consagra el santo crisma, un aceite aromático símbolo de la pertenencia a Cristo, que se emplea en el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la consagración de basílicas e iglesias.
El Via Crucis partirá de la iglesia parroquial de San Lesmes.
La Cofradía de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento organiza esta tarde, a las 20:45 horas, un Via Crucis penitencial que partirá de la parroquia de San Lesmes y discurrirá por las calles de San Lesmes, Vitoria, plaza Mío Cid, Santander, San Juan, arco de San Juan, puente de San Juan y plaza San Juan. En el acto, que contará con el paso de la Crucifixión del Señor, participarán miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad y la agrupación musical de «Jesús Crucificado y Santísimo Sacramento».
Más tarde, a las 22:00 horas, tendrá lugar un Rosario penitencial por las calles del centro de la ciudad y que estará organizado por la cofradía de la Coronación de Espinas y de Cristo Rey y la ilustre archicofradía del Santísimo Sacramento y Jesús con la Cruz a Cuestas. Portarán a hombros el paso de Nuestra Señora del Amor Hermoso. La procesión partirá de la iglesia parroquial de San Lorenzo el Real y recorrerá las calles de San Lorenzo, Arco del Pilar, Laín Calvo, Virgen de la Paloma, Diego Porcelos, Sombrerería, Plaza Mayor y San Lorenzo. En el acto participarán miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad, la banda de cornetas y tambores de la «Coronación de Espinas y Cristo Rey», y la agrupación musical de «Jesús con la Cruz a cuestas», además del laureado «Orfeón Burgalés».
Misa Crismal
Por la mañana, el acto litúrgico por excelencia será la celebración de la solemne misa crismal. Presidida por el arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, en la misa se bendicen los santos óleos y se consagra el santo crisma. En la celebración participarán también los sacerdotes de la diócesis, que renovarán ante el arzobispo las promesas del día de su ordenación.
Cada año acuden a la Villa Ducal cerca de 4.000 personas a disfrutar de la Pasión viviente. Foto de elcorreodeburgos.com.
En 1986, el entonces párroco de la localidad, Jesus María Calvo, solicitó colaboración a los integrantes del grupo de teatro «La Hormiga» para representar los últimos momentos de la vida de Cristo en Lerma. Pasados 31 años, la Pasión Viviente de la villa ducal se ha convertido en uno de los actos más populares de la Semana Santa burgalesa, atrayendo cada año a unos 4.000 espectadores. Se trata de una representación en la que se involucran más de 500 personas y que se prepara con cuatro meses de antelación. Un gran esfuerzo de trabajo que tiene como recompensa las «emociones y sentimientos que ves en la cara de las personas que vienen año tras año a compartir la pasión con nosotros».
Así habla Javier Angulo, presidente de la Asociación El Arco, coordinadora del acto. Ha actuado en la Pasión como soldado raso, verdugo de Jesús, centurión y, en la actualidad, se afana en tareas administrativas para que la Pasión de Lerma pueda tener el éxito al que está acostumbrada. «Para mí la Pasión viviente es un objetivo anual lleno de esfuerzo, trabajo, esperanza y desesperación en ciertos momentos. Es tal la tensión que puedes llegar a sentir y sufrir que simplemente cuando ha terminado la representación el cuerpo expira y te relajas, y es justo en ese momento cuando te das cuenta de que todo el trabajo ha merecido la pena».
Para Javier, la representación ha sobrepasado los límites turísticos, haciendo que Lerma «se identifique con su Pasión, y la sienta suya». «Hemos conseguido transformar la vida cotidiana de Lerma unos días al año durante más de 30 años, llenamos las calles y plazas de la villa y eso el pueblo lo agradece».
Su escena preferida es la crucifixión y muerte de Jesús, representada en la plaza de toros. Pero todos los actos tienen su sentido y su importancia y hacen que los que interpretan los distintos papeles descubran en su dramatización algo más que solo teatro: «Todos, absolutamente todos, tenemos algo dentro de nosotros que en ocasiones especiales nos llena de pasión y sentimiento. La pasión es capaz de transformar a todos los que hacemos que sea posible, e incluso saltar la barrera e inundar de sentimientos a todos aquellos que nos acompañan como espectadores». Un alto objetivo que este año volverá a conseguirse en la noche del Jueves Santo.