Celebrado un nuevo el Cursillo de Cristiandad

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Imagen de grupo de los participantes al Cursillo.

Imagen de grupo de los participantes al Cursillo.

 

Este pasado fin de semana se ha vivido el Cursillo de Cristiandad nº 236 de la diócesis de Burgos en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Un total de 16 personas han podido disfrutar de esta experiencia vivencial de encuentro con uno mismo, con Cristo y con su Iglesia.

 

Un Cursillo de Cristiandad es una experiencia de acercamiento y profundización en la fe dirigida a todo tipo de personas que estén en proceso de búsqueda, desde creyentes hasta personas que sin dejar de creer se han alejado de Dios e incluso ateos. Es un reavivar e intensificar su relación con el Señor, apoyados en la oración y en las comunidades religiosas que han rezado por este Cursillo, especialmente sus Madrinas, las Hermanas Clarisas Franciscanas de Vivar del Cid.

 

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad, nació en los años 40 en la isla de Mallorca y está presente actualmente en los cinco continentes. En palabras del papa Francisco es «un método de evangelización nacido del ardiente deseo de amistad con Dios, de la cual brota la amistad con los hermanos, para convertirse en apóstoles de Cristo en la vida cotidiana».

 

Millones de cristianos renovados en un Cursillo de Cristiandad, o que tuvieron en él su primer encuentro con Cristo, han revitalizado instituciones y movimientos y han logrado animar cristianamente los ambientes donde se desenvuelven. En Burgos, donde el movimiento está presente desde hace más de 50 años, miles de personas durante este tiempo lo han vivido y han experimentado, desde el encuentro con el Señor, una transformación profunda de sus vidas.

Peregrinación mariana de la Casa Sacerdotal

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En los últimos días del mes de mayo, es tradicional que los sacerdotes de la Casa Sacerdotal hagan una pequeña peregrinación a algún lugar mariano de la diócesis. Ayer, y en el marco del centenario de las apariciones de la Virgen a tres pastorcilos en Cova de Iría, un grupo de sacerdotes se desplazó ayer hasta la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en el arciprestazgo de Gamonal.

 

Allí rezaron el Rosario e hicieron una pequeña oración mariana, antes de concluir el mes. Fue una tarde de convivencia y fraternidad sacerdotal junto a la Virgen de Fátima.

2017 05 29 lunes: Resumen de prensa

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Sociedad

Miles de burgaleses acompañaron a la Virgen Blanca en la subida al Castillo:

Patrimonio

Las reliquias de San Íñigo, custodiadas en el Monasterio de San Salvador de Oña, viajarán a Calatayud:

En septiembre se abrirá el arca con las reliquias de San Vitores, un acto que se celebra cada cien años en el exconvento de Cerezo de Rio Tirón:

Iglesia

La Conferencia Episcopal presentará este jueves la memoria anual de actividades de la Iglesia Católica:

75 años haciendo de la parroquia «la gran familia de Dios»

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Don Luciano Pérez Platero y Madre Inmaculada (Genoveva Cuadrado), fundadores de las Misioneras de Acción Parroquial.

Don Luciano Pérez Platero y Madre Inmaculada (Genoveva Cuadrado), fundadores de las Misioneras de Acción Parroquial.

 

Las hermanas Misioneras de Acción Parroquial están de aniversario. Se cumplen 75 años desde que pusieran en marcha su carisma en Carbonero el Mayor, un pueblo de Segovia, intentando «hacer de la parroquia, de cada parroquia, la gran familia de Dios». Pasado este tiempo, el instituto religioso se ha extendido por todo el mundo, estando presentes también en Brasil, Venezuela, Chile, México, Mozambique y Angola, su última fundación.

 

Las religiosas quieren hacer partícipes de su alegría «a toda la diócesis» porque sienten «que su carisma y su vocación son un regalo inmenso» que tienen «la obligación de abrir, presentar y ofrecer» a las personas que se relacionan con ellas, «especialmente a las jóvenes». Un carisma que se resume en revitalizar y fortalecer la vida en las parroquias donde están presentes, dando en ellas testimonio de vida evangélica y resaltando el sentido profundo de Iglesia, de comunión y participación.

 

La congregación se forjó en los años de la posguerra y de la mano del entonces obispo de Segovia, Luciano Pérez Platero –quien siendo arzobispo de Burgos pidió a la congregación asentarse en la diócesis– y Genoveva Cuadrado, quien tomaría el nombre de madre Inmaculada. En Carbonero, con la ayuda del párroco de la localidad, Bernardino, las religiosas comenzaron su nueva misión al servicio de la Iglesia en sintonía con un movimiento eclesial pujante en la época, el de la Acción Católica.

Presencia en Burgos

Desde su llegada a la ciudad en torno a los años 50, las religiosas han realizado su misión en diversas parroquias, como la Anunciación, Nuestra Señora de las Nieves, Cortes, La Ventilla, San Julián, la Santa Cruz, San Pedro de la Fuente y Nuestra Señora de los Ángeles de Miranda de Ebro. Ahora, su actividad se centra en colaborar con los coros parroquiales o la catequesis en San Pedro de la Fuente, la Anunciación, San Julián y la Santa Cruz. Ahora, su mayor actividad se centra en el colegio María Mediadora, fundado en 1967 y donde se forman en la actualidad alumnos desde infantil a secundaria.

 

Las religiosas planean festejar su 75 aniversario a la espera de organizar la celebración de una solemne eucaristía, así como una exposición fotográfica de sus orígenes, que se podrá contemplar en su casa en el número 2 de la calle Carcedo de la capital.

Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos

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Celebramos hoy la solemnidad de la Ascensión. En nuestro peregrinar pascual a lo largo de este tiempo de Vida, escuchamos también hoy de los labios del Maestro la invitación a compartir esa experiencia con nuestros hermanos. También nosotros, como los apóstoles, acogemos el mandato misionero: «Id al mundo entero y predicad el Evangelio». Lo hacemos teniendo como marco nuestro Plan Diocesano de Pastoral en el que venimos profundizando precisamente en nuestra realidad de «Discípulos Misioneros».

 

El Señor sube al cielo tras haber alimentado y guiado los primeros pasos de la Iglesia naciente. Pero, como escuchamos en el Evangelio, Él no nos deja huérfanos: nos regala el don de su Espíritu que alentará nuestro interior y nos guiará ante los retos de nuestra Iglesia. Es ese mismo Espíritu el que nos lanza con nuevo ardor y valentía a los límites de nuestro pequeño mundo. Tenemos que redescubrir con urgencia esta vocación misionera en la nueva etapa evangelizadora en la que nos encontramos: es necesario «salir» de nuestra comodidad, de nuestros esquemas y costumbres para tomarnos en serio el Evangelio y abrirnos, con esperanza y confianza, al nuevo horizonte de la evangelización.

 

A la luz del encargo del Señor en su Ascensión la Iglesia celebra en este día la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Y es que en esta tarea evangelizadora los medios de comunicación social son fundamentales. Éstos, tan variados en sus formas, juegan un papel importante en nuestro día a día y configuran nuestra cultura. Junto a los medios tradicionales como la prensa, la radio o la televisión, las redes sociales marcan nuestra vida, nuestras conversaciones, nuestra información, nuestras opiniones, nuestro entretenimiento…

 

La celebración de esta Jornada sintoniza con el mandato misionero que hoy escucharemos en el Evangelio. Los medios llegan hasta el último rincón de nuestra geografía y han de ser un altavoz privilegiado para proponer el Evangelio y el proyecto humanizador que de él se deriva. Con esta Jornada, la Iglesia quiere renovar su compromiso de cercanía a tantos profesionales de los medios de comunicación valorando su trabajo y profesionalidad. Igualmente pretende reflexionar al interior de la Iglesia y en el conjunto de la sociedad sobre la importancia de los medios y la urgencia de un uso que nos ayude a crecer personalmente y como sociedad. También podemos preguntarnos ¿Qué papel tiene que desempeñar la Iglesia con sus medios operativos y comunicativos? Más allá de lo puramente tecnológico, creo que el objetivo ha de ser saberse insertar en el diálogo con los hombres y las mujeres de hoy, para comprender y acompañar sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas.

 

Con motivo de esta Jornada el Papa Francisco ha escrito un breve mensaje que nos invita a reflexionar sobre el lema de la misma: «Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos». Él manifiesta el objetivo de su mensaje con estas palabras: «Quisiera exhortar a todos a una comunicación constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza»… «quisiera contribuir a la búsqueda de un estilo comunicativo que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia». Es lógica esta intención cuando la desesperanza se va abriendo camino en nuestra sociedad fruto de tantas noticias malas. Hoy parece que solo es noticiable lo que se relaciona con lo más bajo de la naturaleza humana. Pero sigue siendo verdad que el ruido de los árboles caídos nos impide admirarnos ante el bosque que puja y crece.

 

En este contexto, el Papa invita a ir haciendo realidad un estilo de comunicación que permita «ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la buena noticia». Se trata de un buen compromiso que afecta a todos los profesionales de la comunicación y a todos los que hoy tan fácilmente comunicamos y compartimos nuestras pequeñas noticias. Este estilo comunicativo es el único capaz de despertar la esperanza, de renovar la confianza en cada persona, de descubrir los pequeños retazos de Resurrección que surgen en la vida pequeña y escondida que nos rodea…

 

Quisiera especialmente que este fuera el estilo de comunicación de los medios que nos son más cercanos en nuestra provincia. A muchos de ellos los he ido conociendo a lo largo de los diferentes encuentros que voy teniendo. Pero especialmente desearía que fuera ese el empeño de los miembros de nuestra Delegación Diocesana de Medios de Comunicación cuya tarea es fundamental para nuestra Iglesia: ellos están llamados a ofrecer a nuestro mundo la vida que se fragua en nuestra Diócesis y que, en su sencillez, es buena noticia que nos permite crecer en esperanza. Porque los cristianos siempre podemos compartir la «Buena Nueva» por excelencia, la «Buena Noticia» que es el mismo Jesús.