La Asociación peruana Hijos del Sol en Burgos celebra sus fiestas patrias

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Con motivo de la celebración de las fiestas patrias de Perú (recuerdo del 196º aniversario patrio), la Asociación peruana “Hijos del Sol en Burgos” ha organizado el sábado 29 de julio, a las 7 de la tarde, una Eucaristía en la parroquia de la Anunciación (c/ Clunia), presidida por José Luis Lastra, vicario pastoral de la diócesis. Seguirá una convivencia festiva con aperitivo compartido. Se hará también una rifa para obtener fondos en beneficio de la Asociación, que en estos momentos está terminando de preparar las andas para poder sacar en procesión el cuadro del Señor de los Milagros en su próxima fiesta del mes de octubre.

 

Este acto está abierto a todas las personas que quieran acercarse y conocer un poco más la realidad de Perú, conviviendo con la importante colonia peruana afincada en nuestra ciudad y provincia (a comienzos de 2017 había empadronadas en la provincia de Burgos 177 personas extranjeras con nacionalidad peruana, a las que habría que sumar bastantes más con doble nacionalidad española y peruana, dado que en las estadísticas aparecen 643 residentes en Burgos nacidos en Perú).

Carlos Díaz: «La Humanidad está cavando su propia fosa»

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Filósofos, historiadores, teólogos y otros intelectuales de primer nivel participarán esta semana en la que ya es la XXVII edición del Aula de Verano del Instituto Emmanuel Mounier. Bajo el título «Civilización y barbarie», se abordará la situación de caos que vivimos en todo el planeta y en todos los ámbitos: ecológico, económico, cultural, ético…

 

El filósofo Carlos Díaz, catedrático en la Universidad Complutense, fundador del Instituto Emmanuel Mounier y coordinador del Aula, explica que hoy barbarie y civilización van de la mano y, lo que es peor, permanecemos impasibles ante un panorama de destrucción generalizado.

 

La situación de caos es absoluta y estamos adoptando la filosofía del avestruz, «en lugar de tratar de hacer lo que se pueda, seguimos haciendo lo mismo, actuamos como si nada estuviese ocurriendo». Y lo peor, dice, es que esta situación se vive en todos los niveles, empezando por el caos ecológico, una situación catastrófica que ya está aquí y miramos hacia otro lado. Lo mismo ocurre con la política: seguimos hablando de crecimiento y en lugar de cambiar las cosas, las grandes potencias y los organismos internacionales actúan como si nada estuviera ocurriendo, demostrando una incapacidad absoluta para afrontar los problemas reales.

 

El tercer gran nivel de esta situación de caos es la crisis moral: «la barbarie es de tal grado que ya no hay una distinción entre el bien y el mal, no hay diferenciación, estamos cayendo en el nihilismo», advierte el filósofo.

 

En el plano cultural, la perspectiva no es mucho más halagüeña. Vivimos una cultura cada más localista y cerrada y de menor nivel. Lo que impera hoy ya no es una cultura del trabajo ni del esfuerzo, sino de la diversión, y cada vez una diversión de menor nivel (programas televisivos de evasión, entretenimiento), donde no cabe la reflexión. En definitiva, «una cultura donde el ser humano está al servicio de las cosas y no al revés».

 

«Lo que está pasando es de vida o muerte. La Humanidad está cavando su propia fosa. Estamos asistiendo al gran fracaso de la Civilización», sentencia Carlos Díaz.

 

Para descargar el programa completo del Aula, pinchar el siguiente enlace:

 

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Las Carmelitas Misioneras cierran su guardería después de casi 50 años de actividad

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La falta de relevo generacional y las dificultades económicas han obligado a las Carmelitas Misioneras a decidir el cierre de su guardería, tras 47 años dedicadas a esta actividad. En el último año ya eran solo tres religiosas (dos de ellas de avanzada edad) las que se ocupan del centro, junto con dos trabajadoras y con el apoyo de voluntarios.

 

Las subvenciones que han ayudado a sostener este servicio eminentemente social, dirigido a familias desfavorecidas, se han visto mermadas en los últimos años, dificultando su viabilidad, a pesar de que desde 2007 la guardería se ubicaba en un local de Cáritas, entidad con la que siempre han estado muy vinculadas y con la que ha existido una estrecha colaboración.

 

Las Carmelitas Misioneras abrieron su primera guardería en 1970 en la Plaza del Compás, en el Barrio de Huelgas, donde los primeros usuarios fueron las familias del poblado gitano de Bakimet. Las religiosas ofrecían entonces una atención integral a sus necesidades a través de un Centro de Promoción de la Mujer.

 

Con el paso del tiempo, el local en el que se ubicaba dejó de reunir las condiciones exigidas por la Administración para continuar con la actividad y, al no poder hacer frente a la reforma necesaria, Cáritas les brindó sus instalaciones en la Calle San José. Desde 2007 ha sido allí donde han seguido prestando su servicio, siempre orientado a las familias más necesitadas, en los últimos tiempos, básicamente inmigrantes.

 

 

2017 07 24 lunes: Resumen de Prensa

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Cultura

Día del Misionero Burgalés: «Ellos nos invitan a salir»

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Un año más (y ya van treinta), aunque mi incorporación a esta cita misionera sea mucho más reciente, nos reuniremos hoy en la histórica villa de Sasamón para celebrar el Día del Misionero Burgalés. Para nuestra diócesis es un motivo de gozo y de alegría poder encontrarnos con los familiares de los 730 misioneros que, habiendo nacido en nuestra tierra, anuncian la Buena Nueva del Evangelio en más de sesenta países. También estarán presentes un grupo de misioneros y misioneras que están estos días en Burgos, disfrutando de sus merecidas vacaciones. En ellos podremos saludar a todos los que comparten la misma vocación misionera que, de modos diversos, es también vocación nuestra.

 

«Ellos nos invitan a salir» es el lema elegido para la Jornada de hoy. Tal como nos dice el Papa Francisco en Evangeli gaudium, «El Señor Resucitado envía a los suyos a anunciar el Evangelio en todo tiempo y en todas partes, de manera que la fe en Él se difunda en cada rincón de la tierra» (EG, 19). Cada cristiano y cada diócesis deben responder a este envío como Iglesia en salida misionera; porque esta es la responsabilidad y vocación de todo discípulo de Jesús. Pero a veces lo olvidamos, nos resignamos o vivimos la fe cómoda, fácil y rutinariamente. Por eso, una celebración como la de hoy nos debe ayudar a descubrir permanentemente las fuentes de la auténtica espiritualidad cristiana y eclesial, que implica siempre un dinamismo misionero.

 

Como nos recuerda también el Papa Francisco en el mensaje para el Domund de este año, «la misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio». Nuestros misioneros, que lo han entregado todo, nos invitan también a nosotros «a salir», es decir, a estar siempre dispuestos a ofrecer el testimonio del Evangelio y de la vida cristiana en la sociedad en que vivimos, en nuestro entorno habitual, pero siempre con la mirada puesta en la evangelización del mundo entero.

 

Nuestra Iglesia diocesana, como muchas veces ya os he comentado, es rica en carismas y vocaciones. Es un acto profundamente eclesial recordar, mencionar y celebrar esas vidas entregadas y consagradas a un gran ideal: el que procede del amor de Dios manifestado en Jesucristo y que se hace fecundo por la acción del Espíritu. Hace pocos domingos, con ocasión de la fiesta de la Santísima Trinidad, recordábamos de un modo especial a los hombres y las mujeres que en el seno de un monasterio, en el retiro y la soledad, están consagrados a la contemplación, a testimoniar el amor fecundo de Dios y a alabar su misericordia. Hoy recordamos a quienes, como misioneros, salen al encuentro de los hermanos en lugares de misión, con una vida activa que siempre los desborda. También ellos lo hacen como gesto de alabanza al mismo Dios, como testigos del mismo amor y en nombre de la misma Iglesia.

 

Como pastor y servidor de esta Iglesia diocesana, que siempre se ha distinguido por su espíritu misionero, desde hace varias semanas he animado a participar en este encuentro. Esta invitación iba dirigida a los familiares de nuestros misioneros y también a todos los fieles y habitantes de Sasamón y pueblos aledaños. Se trata de vivir juntos este día como homenaje a los hijos de nuestra tierra burgalesa que son testigos de la Buena Nueva del Reino en el mundo, como entrañable gratitud a sus familias y como estímulo y llamada a nuevas vocaciones misioneras.

 

Asimismo debo agradecer desde aquí la ilusión y el esfuerzo que tantas personas e instituciones han puesto para que esta Jornada sea una celebración festiva y gozosa, tanto desde el punto de vista espiritual como desde el punto de vista lúdico. Encuentros como este dan consistencia a nuestra convivencia social y alientan nuestro gozo de ser Iglesia.

 

Que la Virgen, bajo la advocación de Santa María la Real, «nos ayude, como dice el Papa en el Mensaje del Domund, a decir nuestro sí en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación».