Unidos por la música y la alabanza

Conocemos la iniciativa «Worship Night», una propuesta nacida de jóvenes católicos y evangélicos que rezan y alaban a Dios a través del canto y la música.
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En 2016 tuvo lugar en Burgos una novedosa iniciativa llamada «Worship Night», cuya traducción viene a significar «Noche de alabanza». En ella se unieron jóvenes católicos y evangélicos para, mediante la música, prestar alabanza a Dios. Miguel Esteban, uno de los impulsores de esta actividad, explica que «para poner en marcha este proyecto, lo primero que necesitábamos era un lugar y los músicos. La idea es que la música señale a Dios y que sea un instrumento para relacionarse con Él, no con la cabeza y de manera tan racional, sino de forma más emocional y pasional, buscando una relación más directa». Por lo tanto, uno de los objetivos era lograr una buena calidad musical, y los músicos que podían llevar a cabo esta tarea los encontró en la iglesia evangélica de San Juan de los Lagos.

 

Miguel explica que «los evangélicos siempre han tenido la parte musical más desarrollada, ya que el estilo que buscábamos no lo encontrábamos en la Iglesia católica. Y entonces surgió el hecho de que estábamos católicos y evangélicos dispuestos a ofrecer este concierto, y por lo tanto necesitábamos un lugar neutral para empezar». Y este lugar fue el bar Chapiteles. Allí comenzaron los conciertos de alabanza, y fruto de esta buena experiencia, estos jóvenes vuelven a unirse para ofrecer su música como instrumento de adoración en la Semana de Ecumenismo. Volverán a poner en marcha esta iniciativa el viernes 19 de enero en la iglesia evangélica de la calle Loudum a las 20:30 horas.

 

Nohemy García Soria, una joven que pertenece a la Iglesia evangélica y que pone la voz en estos conciertos, explica que los actos en los que participarán estos días no son exactamente los que reciben el nombre de «Worship Night», sino que «la idea es crear pequeños espacio de alabanza y oración en diferentes parroquias, iglesias o entidades. De esta manera, nos reuniremos músicos de diversas denominaciones y compartiremos con todos los que quieran asistir un tiempo de alabanza y oración».

 

Nohemy cuenta que se unieron a esta iniciativa «porque creemos que Dios sigue vivo hoy en día y de la misma manera que otros colectivos pueden expresar sus creencias o su fe, nosotros deberíamos poder hacerlo así también. Nos encanta poder participar con gente de otras denominaciones; en mi caso yo soy evangélica y colaboramos con católicos, lo que supone un enriquecimiento general, y cualquier oportunidad que se nos dé de aprender unos de otros hay que agarrarla. De estos jóvenes católicos hemos aprendido que tienen un amor a Dios muy real, muy ferviente. Personalmente me atrae mucho la devoción con que adoran a Dios y otras formas distintas a las nuestras que emplean para esto, como el silencio y la meditación. No estamos tan acostumbrados a ello, y me parece muy interesante».

 

Aportación mutua

 

Los jóvenes católicos también han aprendido mucho de sus hermanos evangélicos, tal y como expone Irene Pardo, que se encuentra en la organización de esta iniciativa: «Los católicos no nos enteramos cuando alabamos, y eso que en la liturgia la alabanza está presente. En todas las partes importantes de la eucaristía hay oraciones de alabanza o de agradecimiento, como el Padrenuestro, por ejemplo. Como lo recitamos aprendido de memoria no nos damos cuenta de que estamos diciendo algo realmente grande. Por eso, de la relación con los evangélicos, el mayor reto con el que me he encontrado ha sido profundizar más en elementos de mi propia Iglesia que nunca me había parado a reflexionar, y uno de ellos es precisamente la alabanza. La primera vez que vi un concierto de alabanza me pareció raro y espectacular, porque desde siempre había estado acostumbrada a la oración en silencio. Pero vi que se podía orar también así, y que llena mucho interiormente. Me impresionaba que la gente se levantase de las sillas, y alzase los brazos. Cuando te relacionas con una persona, no solo hablas, sino que también saludas, das un abrazo… ¿por qué no podemos relacionarnos así con Dios, en lugar de estar sentados y quietos en una silla?», se pregunta.

 

«También hemos aprendido a tratarnos siempre con respeto, no ir a convertir a nadie ni a vender nuestras ideas, sino a respetarnos y hacernos fuertes desde las cosas que compartimos. No sería constructivo ahondar en aquello que nos separa. Y esto no solo pasa con los evangélicos, si nos conociésemos entre los distintos grupos de la Iglesia católica, podríamos hacer muchísimas cosas. La unión sería increíblemente fuerte».

Reportaje fotográfico de Fran Sáiz Güemes.

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