Desde hace varios años, el programa de Cooperación Internacional de Cáritas organiza, junto con la Delegación diocesana de Misiones, una experiencia de voluntariado internacional con una perspectiva de cooperación fraterna. En esta edición, el destino de los tres jóvenes que han participado ha sido el vicariato de Puyo (Ecuador), a cuyo frente se encuentra Rafael Cob, obispo burgalés.
En los últimos días han recorrido la selva, en el distrito de Sarayacu. Además de impartir talleres y apoyo escolar a niños, han acompañado a las comunidades cristianas de la zona, que les han recibido, según sus palabras «con los brazos abiertos, con el mensaje de que no les olvidemos».
El pasado domingo Briviesca vivió el Día del Misionero Burgalés, una jornada diocesana que reúne a los misioneros de la diócesis y sus familias, y en la que se homenajea su labor en otros países. En esta ocasión se juntaron unos 25 misioneros que actualmente se encuentran en Burgos por diversos motivos, y es que como cabe esperar, casi todos los misioneros burgaleses están dispersos por el mundo. Entre ellos se encontraban obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, y además contaron con la asistencia tanto de sus propias familias como de familiares de otros misioneros que no estaban presentes. En total, se reunieron cerca de 250 personas.
Entre los participantes estaba Isidro Barrio, obispo de Huancavelica (Perú), quien celebra sus 50 años de sacerdocio. En la Iglesia de Santa María ofreció una charla en la que dio a conocer su andadura como sacerdote, centrándose especialmente en los últimos 32 años, en los cuales ha vivido en el país andino. Se centró especialmente explicar su tarea como obispo y los diversos frentes que tiene que abordar, como la atención sanitaria, educativa, la cuestión económica que ha de gestionar y las diversas dificultades que ha de solucionar.
Una vez que finalizó este testimonio, el grupo se desplazó hasta la iglesia de San Martín, donde se celebró la eucaristía, que estuvo animada por el coro de Briviesca, a quien Ramón Delgado, delegado diocesano de misiones, agradeció su atención e interés por participar en la liturgia. Tras la eucaristía, los presentes se trasladaron al polideportivo de la localidad, donde el Ayuntamiento había dispuesto todo para poder celebrar una comida compartida donde todos llevaron algo para los demás.
Involucrar a la infancia misionera
Ramón explica que la jornada salió tal y como se esperaba, por lo que fue un éxito, «pero he echado de menos más participación de niños y jóvenes. Tenemos el reto desde la delegación de que se involucre la infancia misionera, que son los niños de los colegios que se sienten misioneros con su trabajo de cada día. Podrían estar presentes el Día del Misionero Burgalés, ya sean los que viven en la localidad en que se celebra esta jornada o los que participan activamente en iniciativas propuestas desde Misiones. Otro detalle a tener en cuenta es la fecha, de cara a futuras ediciones, nos gustaría pensar en una fecha mejor, ya que siendo temporada de vacaciones, hay gente que está de viaje y otros tienen que hacerse cargo de los niños, que no tienen colegio, por lo que mucha gente a la que le hubiera gustado participar no pudo hacerlo. Así que estas dos cuestiones las tendremos en cuenta a la hora de preparar siguientes ediciones».
La colaboración entre el centro comercial El Mirador, el Grupo Tiempo Activo y Cáritas ha sumado, desde 2011, más de 25.000 € en donaciones para la entidad de la Iglesia. La edición de este año, en la que participan más de 270 niños y niñas, arrancó el pasado 2 de julio y se prolongará, en horario de lunes a viernes, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas, hasta el próximo 27. Los inscritos podrán realizar diversas actividades al aire libre, talleres, así como visitas guiadas a monumentos y lugares significativos de Burgos.
La inscripción, cuyo plazo ya está cerrado, incluye un donativo de 15 €, que se destina a los programas de Infancia que tiene Cáritas en Burgos. En concreto, la entidad cuenta con dos centros de atención a menores, uno en Villímar y otro en el centro sur, en los que se ofrece apoyo escolar, actividades de tiempo libre y acompañamiento a las familias en riesgo de exclusión social.
Mientras el país en general y la provincia en particular sufren los estragos de la baja natalidad, Aranda de Duero y la comarca de la Ribera experimenta un boom de nacimientos: