Militantes y simpatizantes de la HOAC de nuestra diócesis participan en los cursos de verano del movimiento

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HOAC

 

A lo largo de toda la semana pasada se han celebrado en la localidad salmantina de Santa Marta de Tormes los Cursos de Verano de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), con la participación de cerca de 300 personas, militantes y simpatizantes de 42 diócesis. De la de Burgos han asistido 9 militantes y tres simpatizantes de este movimiento.
Con el lema «Ante el futuro del trabajo, fraternidad y justicia»durante estos días se ha reflexionado sobre cuáles son los retos que la realidad de precariedad, paro, pobreza y exclusión que vive el mundo obrero y del trabajo plantea a las organizaciones sindicales y de trabajadores y cómo responder a ellos. Así, se ha profundizado en algunos elementos que iluminen desde esa realidad la vida y compromiso militantes y se han compartido experiencias de la comunión de acción en un compromiso que colabore en el cambio necesario para que las instituciones estén al servicio de las personas.

 

Tras las primeras ponencias de Pino Trejo y Paco Porcar, en las siguientes jornadas se profundizó en el papel de las organizaciones de trabajadores ante el futuro del trabajo y en qué tipo de compromiso son necesarios. Junto con Joan Sifre y Diego Márquez, intervinieron Carlos Gutiérrez, Cristina Antoñanzas y Joaquín Pérez, de CCOO, UGT y USO respectivamente. Asimismo, se presentaron dos paneles de experiencias, donde aportaron su testimonio una trabajadora del hogar, una camarera de hotel, un mensajero y militantes que desarrollan su compromiso en el ámbito sindical.

 

El jueves se realizó un gesto público en la ciudad de Salamanca para hacer presente la realidad de paro y precariedad y se defendió un trabajo digno para una sociedad decente, en el marco de la campaña que con este lema viene desarrollando la HOAC en los últimos años, unidos a la iniciativa «Iglesia por el trabajo decente».

 

Por último, el fin de semana se ha dedicado a la oración, en clave de retiro, en torno a la espiritualidad y la mística militante, acompañados por Pepe Mairena, consiliario de la HOAC de Sevilla.

Ante el Día de los Abuelos

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El próximo 26 de julio se celebra el «Día de los Abuelos». Viene motivado por ser ese día la fiesta litúrgica de san Joaquín y santa Ana, los padres de María y abuelos de Jesús. Así lo recoge una tradición que se remonta al siglo II. Desde entonces, se han representado en numerosos lugares, como yo mismo he podido comprobar en muchos pueblos de nuestra diócesis, esas simpáticas y sugerentes imágenes que recogen, de diferentes formas, las tres generaciones (Santa Ana, la Virgen y Jesús), como testimonio entrañable de la vida misma de las familias y su compromiso en la transmisión de la fe. Con ocasión de esta fiesta deseo que os llegue, en primer lugar, mi felicitación muy cordial y cercana a todos los abuelos de nuestra diócesis, agradeciendo vuestros desvelos por los hijos y los nietos, y pidiendo para todos la abundante bendición de nuestro Padre Dios.

 

¿Quién no recuerda con cariño a sus abuelos? El propio refranero, tan sabio en muchas cuestiones, nos dice que «quien no ha conocido abuelo, no ha conocido día bueno». En efecto, los abuelos sois un referente para la vida de los niños y de los jóvenes. Vuestras historias y vuestras palabras resuenan de forma especial en su corazón. ¡Aprovechad, por tanto, esa fuerza para comunicarles la sabiduría que os ha dado la vida! Es importante que dialoguéis con vuestros hijos y vuestros nietos para ofrecerles, desde el cariño, vuestros sabios consejos. Vosotros tenéis, fruto de la edad, una capacidad para comprender las situaciones difíciles, para afrontar los problemas, para valorar dónde está lo importante… En esa acogida mutua, la familia se fortalece y nuestra sociedad se enriquece y se desarrolla. A ello nos invita la propia Escritura en el libro de la Sabiduría: «No desprecies, nos dice, los discursos de los ancianos, que también ellos aprendieron de sus padres; porque de ellos aprenderás inteligencia y a responder cuando sea necesario» (Eclo 8,9).

 

Realmente los abuelos sois un tesoro para nuestra sociedad. Y lo sois especialmente para nuestras familias. Bien lo sabéis vosotros cuando tenéis que apoyar, en tantas ocasiones con esfuerzo y sacrificio, la labor educadora que tienen que realizar vuestros hijos con sus hijos. Así lo hacéis, por ejemplo, haciendo tareas de suplencia y de acompañamiento de los nietos debido a jornadas laborales de los padres que impiden la conciliación de la vida laboral y familiar, o en otras muchas realidades y experiencias que se dan en nuestra sociedad compleja y por las que cobráis un protagonismo especial. En cuántos hogares os habéis convertido en un apoyo impagable en los tiempos de crisis, haciéndoos presentes en el día a día de la vida de los vuestros, ofreciéndoles ayuda y servicio generoso, prudente y abnegado.

 

También los abuelos significáis un tesoro para la Iglesia. Benedicto XVI, en el V Encuentro Mundial de las Familias, en Valencia, decía así: «Deseo referirme ahora a los abuelos, tan importantes en la familia. Ellos pueden ser —y son tantas veces— los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando en la cima de su vida dan testimonio de su fe». Así es. En muchos casos, vosotros sois el único ejemplo que los niños y jóvenes tienen para la vivencia encarnada de la fe. En esas ocasiones, por desgracia cada vez más numerosas, también tenéis la responsabilidad de compartir con ellos el conocimiento de la fe y su experiencia en vuestra vida.

 

Os convertís, de esta manera, en auténticos misioneros y transmisores del tesoro del Evangelio. Hacedlo con libertad, con respeto, pero desde la firmeza, con el testimonio y el gozo de una vida que ha sido colmada y plenificada por la gracia. En las Escrituras también se recoge el testimonio de esa fe compartida por los mayores y que se enraizó en el corazón de Timoteo: «Evoco el recuerdo de tu fe sincera, la que arraigó primero en tu abuela Loide y en tu madre Eunice, y estoy seguro que también en ti» (2 Tim 1, 5). Esa cadena, que supone la transmisión de la fe en la familia, quizás hoy recae subsidiariamente en vosotros. Acoged con gozo y responsabilidad esta tarea y misión eclesial.

 

Sin embargo, junto a esta realidad hermosa, se da un contrapunto que no hay que ignorar para no caer en él: con el paso inexorable de los años, los abuelos se convierten en ancianos y, en esta sociedad consumista que ha puesto su modelo en el «ideal de juventud», se transforman en una carga y en un lastre para muchos. Me gustaría recordar entonces aquellas sabias palabras también del papa Benedicto XVI, y que son hoy especialmente importantes cuando se anuncian proyectos de ley para regular la eutanasia: «La calidad de una sociedad, quisiera decir de una civilización, se juzga también por cómo se trata a los ancianos y por el lugar que se les reserva en la vida común».

 

Pidamos pues que san Joaquín y santa Ana os bendigan a todos vosotros que ejercéis de manera tan ejemplar el oficio y la responsabilidad de ser abuelos. Y para nuestra sociedad, la gracia de saber valorar justamente vuestra contribución social, ciudadana y eclesial.

La Novena de Beethoven sonó de nuevo para la Catedral

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Foto: Luis López Araico. ICAL.

 

Hace 24 años, concretamente el 9 de abril de 1994, la Orquesta y Coro del Liceo de Barcelona protagonizaron en nuestra catedral un concierto benéfico para recaudar fondos destinados a la restauración del templo. Entonces el estado de la seo era tan preocupante que incluso la reina doña Sofía se sumó al evento. Y fue precisamente la Sinfonía nº 9 en re menor op.125, «Coral», de Beethoven la obra elegida para la ocasión.

 

Anoche, la obra más emblemática del compositor alemán volvió a sonar entre las centenarias piedras de la Catedral, esta vez como homenaje, justamente cuando la restauración completa está entrando en su recta final (solo resta la recuperación de los relieves del trasaltar, que se iniciará antes de que concluya el verano). En esta ocasión la Novena fue interpretada por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCYL), bajo la dirección de Massimo Spadano, y las voces del Orfeón Burgalés y la Sociedad Coral de Bilbao. Actuaron como solistas Eugenia Boix (soprano), Gerardo López (tenor), Pilar Vázquez (mezzosoprano) y Rubén Amoretti (bajo).

 

Con la Escalera Dorada como fondo, se ponía así el broche de oro al 797 aniversario de la colocación de la primera piedra del templo y a una jornada que ha marcado el inicio de los actos conmemorativos del VIII Centenario.

Burgos revive el viaje de los materiales que dieron cuerpo a la catedral

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Esta tarde han llegado a Burgos desde Hontoria de la Cantera los carreteros que forman parte de la Real Cabaña de Carreteros, quienes han dirigido sus carros conducidos por vacas serranas para transportar piedras desde la cantera ubicada en esta localidad. Tal y como estaba previsto, los carreteros han entrado por el Arco de Santa María acompañados por un grupo de danzas y de dulzaineros y han sido recibidos por las autoridades ante la catedral. Al frente de estas autoridades estaba el arzobispo de la diócesis y presidente de la Fundación VIII Centenario, don Fidel Herráez, además del presidente del Consejo Asesor, René Payo; el representante del cabildo Juan Álvarez Quevedo y la alcaldesa de Quintanar de la Sierra, Montserrat Ibáñez Barceno, quienes también contaron con la presencia de un representante del Ayuntamiento de Burgos y otro de la Diputación; y el gerente de Hontoria Calizas de Burgos.

 

Una vez que la comitiva de carreteros hacia acto de presencia en la plaza del Rey San Fernando, han accedido al escenario Antonio Marín Chicote, presidente de la Cabaña Real de Carreteros y María Ángeles Saiz, presidenta de «Danzas Burgalesas María Angeles Saiz». Allí Álvarez Quevedo les ha dado la bienvenida, mientras que  René Payo ha explicado la importancia de los carreteros y el material que traen para la construcción de la catedral. Finalmente, el arzobispo ha agradecido a los carreteros y a los danzantes y dulzaineros su trabajo y esfuerzo y ha procedido a bendecir los carros y los animales, acompañado por toda la comitiva que estaba presente en el escenario. Una vez concluido el acto, los carreteros se han quedado un rato en la plaza para que el público pudiera acercarse a apreciar los carros y los animales.

 

Cantera abierta al público

 

Además de piedras, la Cabaña Real de Carreteros también ha transportado otros materiales que también tuvieron gran protagonismo en la construcción de la catedral, como la madera de la Sierra de Arlanza y la lana de oveja merina. Este acto también ha servido para fomentar la preservación de los recursos de la zona y las razas autóctonas.

 

Por otra parte, con motivo de este evento, las canteras de Hontoria han quedado abiertas al público, convirtiéndose en un punto de interés turístico. Con la piedra caliza que se puede encontrar en estas galerías se han tallado la mayoría de las estatuas que se pueden ver en la catedral, un trabajo que se realizaba en la misma galería, ya que al contar con un buen nivel de humedad, la piedra se hacía muy manejable para los escultores.

Burgos celebra el diálogo entre fe y cultura en el 797 cumpleaños de su catedral

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Cientos de burgaleses han querido hoy «cumplir» con la Catedral y han abarrotado la seo para celebrar el 797 aniversario de la colocación de la primera piedra por el obispo don Mauricio y del rey Fernando III el Santo. Para ellos, y «para miles de personas que a lo largo de los siglos han hecho posible que hoy celebremos este cumpleaños», ha tenido palabras de agradecimiento el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, en la solemne eucaristía con la que la diócesis ha iniciado ya la conmemoración del VIII Centenario.

 

«Nuestra tarea es recibir con agradecimiento esta realidad preciosa que se nos ha dado, abrirnos a todo lo que nos está ofreciendo y preparar el futuro para seguirla transmitiendo a otras generaciones como don, como iglesia catedral y como casa de todos», ha invitado el pastor. En su homilía, y apoyándose en la lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios, don Fidel ha querido recordar que «el templo en sí mismo tiene razón de ser por nosotros y para nosotros, pero siendo conscientes de que Cristo es la piedra angular».

 

El arzobispo ha querido sumarse también al ruego de Salomón, aludiendo a la lectura del primer libro de los Reyes: «escucha nuestras súplicas cuando te invoquemos desde aquí, desde este templo, por esta diócesis, ciudad, por esta provincia». Asimismo, ha expresado finalmente su deseo de que todas las celebraciones que ahora se inician en torno al VIII Centenario «nos ayuden a encontrarnos más y mejor con Dios, los demás miembros de la Iglesia y con la sociedad».

 

En la misa estacional, a la que ha asistido la consejera de Cultura, Josefa García Cirac, así como las primeras autoridades de la ciudad y patronos de la Fundación VIII Centenario, han concelebrado más de 80 sacerdotes, entre ellos, el obispo emérito de Jaén, don Ramón del Hoyo López, y los abades de los monasterios de Santo Domingo de Silos y San Pedro de Cardeña, Lorenzo Maté y Roberto de la Iglesia.

 

La parte musical ha corrido a cargo de la Orquesta Sinfónica de Burgos y el Coro del Colegio de Economistas de Cantabria, bajo la batuta de Paula Sumillera, que han interpretado el Magnificat de John Rutter y han arrancado a los asistentes más de un minuto de aplausos al finalizar la celebración litúrgica.