Familias y jóvenes burgaleses viven una peregrinación especial a Tierra Santa
Un grupo de 38 personas (familias y jóvenes) ha llevado a cabo una intensa peregrinación a Tierra Santa, entre el 19 y el 26 de julio, con un recorrido que incluía los principales lugares por los que transcurrió la vida de Jesús, desde Belén, lugar de su nacimiento, hasta Jerusalén y su muerte en el Calvario. Un viaje cargado de emociones que se iniciaba en Nazaret, una ciudad caótica, pero que guarda testimonios de gran calado como la basílica de la Anunciación, donde la historia de María se hace patente con la contemplación del capitel ante el que daba su Sí al Señor en presencia del arcángel San Gabriel. Poder contemplar la casa de María y vivir el Rosario con velas alrededor de la Basílica, en varios idiomas, fue para los peregrinos una experiencia muy especial.
Los alrededores de Nazaret están repletos de momentos especiales en la historia del cristianismo. La expedición visitó Caná de Galilea, lugar del primer milagro de Jesús, donde los matrimonios renovaron su unión, y el Monte Carmelo, donde se encuentra el santuario Stella Maris, dedicado a la Virgen del Carmen.
En el Monte Tabor revivieron la multiplicación de los panes y los peces y las Bienaventuranzas proclamadas por Jesús, con un recorrido en barca por el Lago Tiberiades. La misa dominical en Jericó, con las lecturas compartidas en los dos idiomas con la comunidad palestina, fue también un momento muy especial, como preámbulo de la renovación del Bautismo en el Río Jordán, que realizaron todos los componentes de la peregrinación. En Betania, su siguiente destino, recordaron a los amigos de Jesús, las hermanas Marta y María, junto con Lázaro y el milagro de su resurrección.
Otra jornada inolvidable fue la visita a Belén, el mismo lugar donde nació Jesús, que pudieron venerar y besar, tras una eucaristía en la que los villancicos y el evangelio les hicieron sentir el tiempo de Navidad. Allí, los jóvenes burgaleses mantuvieron un posterior encuentro con jóvenes de la comunidad cristiana de Belén.
En Jerusalén, que guarda los recuerdos evangélicos de la Pasión y muerte de Jesús, visitaron el huerto de Getsemaní, donde participaron en una Hora Santa; la iglesia de la dormición de la Virgen; la gruta del prendimiento; el Monte Sión, donde Pedro negó tres veces al Señor, y el Cenáculo, lugar de la última cena de Jesús con sus discípulos. Especial intensidad para los peregrinos tuvo la visita al palacio de Caifás, donde Jesús fue condenado, y la prisión en la que estuvo (todavía quedan restos de unas escaleras por las que subió el Señor tras ser prendido en Getsemaní). Otra experiencia muy emotiva fue el particular viacrucis que realizaron todos los componentes de la peregrinación por la Vía Dolorosa, por la que Jesús subió con la cruz a cuestas al Calvario, y la visita al Santo Sepulcro.