El arzobispo de Kananga (Congo) visita Burgos para agradecer la labor de Anvó Africam en su diócesis

por redaccion,

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El arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, recibió esta semana al arzobispo de Kananga (República Democrática del Congo), Marcel Madila Basanguka, que se ha desplazado a Burgos para agradecer la labor de cooperación que está realizando la ong Anvó Africam en su diócesis, en concreto la reconstrucción de una escuela que se encontraba prácticamente en ruinas para convertirla en un instituto de secundaria y formación profesional.

 

La colaboración surgió del contacto de un sacerdote de la diócesis congoleña, Celestin Bangambe, que en los últimos años ha cursado estudios en la Facultad de Teología de Burgos, con la parroquia de la Sagrada Familia, cuyo párroco, Donato Miguel Gómez Arce, es responsable de proyectos de Anvó Africam.

 

El proyecto consiste en la reconstrucción de un colegio diocesano, École St Clément Thsibandilu, en el que en la década de los sesenta se formó la élite congoleña, para convertirlo en un instituto de capacitación profesional agroalimentaria y bioquímica. En él podrán recibir formación 1.155 jóvenes, en su mayoría desplazados, excluidos del sistema educativo y del mercado del trabajo, frente al impacto de los conflictos bélicos y la falta de infraestructuras educativas en Kananga (Región del Kasäi Central).

 

En una primera fase se ha concluido la reforma completa de uno de los dos edificios de que consta el complejo, que data de la época de la descolonización y que, con los efectos de la guerra, el transcurso del tiempo y el abandono del Estado se encontraba con una degradación del 75% de sus infraestructuras. En él se han construido cinco aulas que albergarán a 550 estudiantes en dos turnos. Además, se han construido aseos, se han renovado los campos deportivos y se ha tapiado el recinto para garantizar la seguridad del alumnado y profesorado.

 

Esto ha sido posible gracias a la aportación del Ayuntamiento de Burgos, que ha alcanzado los 95.700 euros. En una segunda fase, para la que también se ha recabado ayuda municipal, se acometerá la reconstrucción del otro bloque y se invertirá en equipamientos. El objetivo es que el centro esté listo para el curso 2019-2020.

 

Violencia y corrupción

 

El desarrollo del proyecto no ha estado exento de dificultades, especialmente la inestabilidad política que asfixia a la República Democrática del Congo: el pasado año un genocidio que acabó con la vida de 3.000 personas, gran parte de ellas, jóvenes y niños, obligó a parar las obras, que se han reanudado cuando ha habido un poco más de estabilidad. La extrema violencia que se vive en el país africano no es la única lacra con la que tienen que lidiar a diario los congoleños. Es uno de los países más corruptos del continente y precisamente en Kananga, situada en una región rica en diamantes, la pobreza extrema afecta prácticamente a toda la población.

 

En ese contexto, la Iglesia tiene que hacerlo todo, según explicó monseñor Madila. En este momento la diócesis está inmersa en la construcción de un centro pediátrico, en un proyecto agrario de plantación de palma y soja para producción de aceite e incluso en la construcción de puentes para mejorar las comunicaciones en una ciudad con más de millón y medio de habitantes.

Iglesia de creyentes maduros y corresponsables

por redaccion,

Instantánea de la jornada diocesana de formación del año pasado.

Instantánea de la jornada diocesana de formación del año pasado.

 

Escucha aquí el mensaje

 

El próximo viernes, en la Facultad de Teología, estamos convocados a la Jornada Diocesana de Formación. Hoy quiero subrayar esta palabra, formación, para que nos resuene a lo largo de todo el curso y nos prepare como creyentes para vivir y dar testimonio razonable de nuestra fe. Comenzaremos esta Jornada Diocesana con una conferencia y a continuación nos distribuiremos en diferentes talleres, todos muy interesantes, que pretenden reflexionar sobre algunas de las prioridades pastorales que nos hemos planteado para este año. Será, sin duda, un momento de encuentro y de experiencia pastoral en el que viviremos el gozo de la fe y de la comunión eclesial.

 

La Jornada, a la que estamos invitados todos, pretende dar inicio de manera formal a este curso pastoral. Un curso en el que, como os decía en mi último mensaje, tenemos una nueva oportunidad de crecer y de responder a las llamadas que el Señor nos hace en este tiempo concreto para la Iglesia en Burgos. A partir de ese día, se nos irá convocando en cada parroquia, arciprestazgo, movimiento o grupo apostólico para hacer experiencia eclesial de la fe y responder a los retos que se nos presentan con la fuerza del Espíritu.

 

El lema que se ha escogido para esta Jornada, que se prolongará en otro día de convivencia a finales de octubre, es muy sugerente: Iglesia de creyentes maduros y corresponsables. El VIII Centenario de la Catedral que nos disponemos a celebrar debe de contribuir precisamente a sentirnos más Iglesia, a crecer en nuestra identidad eclesial que surge en el Bautismo. Todos, cada uno desde nuestro propio servicio eclesial, formamos parte de esta gran familia que llamamos la Iglesia. Una Iglesia que está constituida fundamentalmente por hombres y mujeres creyentes, es decir, personas que han hecho una experiencia viva de fe, de encuentro personal con el Señor que cambia nuestras vidas. La experiencia personal en el caminar de la fe, –que ciertamente se alimenta en la vida comunitaria, pero que necesita igualmente de una formación seria que pueda dar sentido a tantos interrogantes del mundo actual–, es fundamental como punto de partida para experimentar el protagonismo eclesial.

 

La Iglesia necesita de todos y todos nos enriquecemos en este caminar en sinodalidad. Solo desde ahí podremos avanzar en algo que ya os escribía en mi última Carta Pastoral: «Los laicos sois Iglesia y debéis manifestarlo en vuestra vida cotidiana, en todas vuestras actividades en la sociedad y en el mundo. Me gustaría que cada uno de vosotros se preguntara de modo personal: ¿qué puedo yo aportar para que la Iglesia realmente refleje toda la belleza del Espíritu?» (pág. 11). Y os decía también: «La participación activa en la vida de la Iglesia sólo será efectiva cuando cada bautizado reconozca que el otro posee algo que él no posee y que sin embargo necesita, convirtiendo así las diferencias en bendición para todos y cada uno, y en un riqueza para la misión compartida» (pág. 12).

 

Sobre la madurez y la corresponsabilidad de los laicos hay unas palabras de Benedicto XVI, en la Asamblea de la diócesis de Roma (2009) que dice: «es necesario que se promueva gradualmente la corresponsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios, en particular por lo que respecta a los laicos, pasando de considerarlos colaboradores del clero a reconocerlos realmente como corresponsables del ser y actuar de la Iglesia, favoreciendo la consolidación de un laicado maduro y comprometido».

 

Por eso, encuentros de formación como estos y como tantos otros que a lo largo del curso se irán repitiendo, nos deben de ayudar a experimentar la belleza de una «Iglesia de creyentes maduros y responsables». Los tiempos actuales son tiempos recios, como decía la santa de Ávila, por lo que es urgente estar preparados y bien formados: solo así, desde sólidos criterios, podremos seguir dando razones de nuestra esperanza. Os invito, por ello, a que aprovechéis todos los medios formativos que nuestra Iglesia pone a nuestra disposición: tanto desde nuestra Facultad de Teología que estrena estos días el nuevo curso escolar con tantas novedades y posibilidades, como desde las parroquias, grupos o movimientos. Todas estas iniciativas son, en verdad, experiencias privilegiadas que nos ayudan a profundizar en la fe y a celebrar nuestro encuentro con Dios y con los hermanos.

 

Juntos formamos esta Iglesia que camina en Burgos. Una Iglesia que queremos que sea, con la ayuda de Dios, Iglesia de creyentes maduros y corresponsables. ¡Nos vemos el viernes!

Un triduo para recordar a santa Teresa de Jesús Jornet

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santa teresa jornet

 

Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados celebran este año el 175º aniversario del nacimiento de su fundadora, santa Teresa de Jesús Jornet. Con este motivo, la capilla de la residencia de la tercera edad en la que ejercen su labor estas religiosas en la ciudad acogerá un triduo, y que tendrá lugar los días 24, 25 y 26 de septiembre.

 

Las eucaristías comenzarán a las 10:30 horas, y cada una de ellas estará presidida por diferentes celebrantes. Así, el este lunes será el abad de San Pedro Cardeña, Roberto de la Iglesia, quien presida, mientras que el martes será el arzobispo don Fidel Herráez quien asuma esta función. El último día del triduo, el 26 de septiembre, está presidido por el superior de los padres carmelitas de Burgos, Ezequiel García.

 

Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars (1843-1897) fundó en 1873 la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Su carisma es el cuidado y asistencia espiritual y material de los ancianos desvalidos que están a su cuidado, especialmente los más pobres. En Burgos capital llevan a cabo su labor en la residencia que regentan en Carretera de Poza 73.

El obispo y misionero Jesús Ruiz visita al pastor de la diócesis

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jesus ruiz molina

 

Don Jesús Ruiz Molina, obispo auxiliar de la diócesis centroafricana de Bangassou, se ha reunido esta mañana con don Fidel Herráez, arzobispo de Burgos. Esta visita se produce tras el paso por Roma de este sacerdote y misionero comboniano, quien se ha reunido con el papa Francisco y otros nuevos obispos para realizar un curso de actualización.

 

Ruiz Molina ha expresado que el Santo Padre le ha llamado a «generar esperanza» para el pueblo al que sirve, a «destruir el Mal haciendo el Bien», además de «quedarse al lado de los que sufren» y a ser «un signo de reconciliación y anunciar la paz» en un entorno de violencia en el que a muchas víctimas se niegan a perdona a los asesinos de sus familiares. Tras casi un año como obispo auxiliar en esta diócesis, Ruiz Molina hace un balance en el que destaca que aunque el ambiente de desastre ha evolucionado poco, su aportación a la comunidad cristiana se centra especialmente en estar cerca de los sacerdotes que son perseguidos, agredidos o amenazados de muerte, además de procurar que las escuelas que han logrado sacar adelante puedan seguir funcionando (el país se quedó sin escuelas hace seis años, cuando comenzó la guerra, provocando toda una generación perdida) y dar refugio a los perseguidos.