«Cáritas es mucho más que entregar una bolsa con alimentos»

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Olegario Cavero Rubio nació en 1946 en Pobladura del Valle, en Zamora. En los años 60 vivió en Basauri donde participó en un programa de juventud parroquial, ha sido miembro de la Legión de María y fue repartidor y colaborador de la revista Familia Cristiana. Vive en Burgos desde 1984 donde llegó por motivos laborales. Trabajador de la industria química, está casado y tiene 2 hijas. Pertenece a la parroquia Real y Antigua de Gamonal en la que es miembro de su Consejo parroquial. Además es voluntario de Cáritas desde hace 10 años, donde ha desempeñado labores de secretario de la Comisión de Gamonal y ha llevado a cabo diversos trabajos en el Economato, junto con otras muchas actividades de las que se siente muy satisfecho.

 

¿Por qué entraste en Cáritas?

Porque sentí la necesidad de colaborar con la Iglesia más en profundidad, después de jubilarme en mi trabajo. Siempre quise dedicar más tiempo al compromiso con mi parroquia, pero unas veces por motivos familiares y otras por mi trabajo, ya que tenía que cumplir unos horarios muy estrictos, no me era posible y cuando alcancé la jubilación vi la oportunidad de hacer más cosas y Cáritas me pareció de lo mejor para dedicar mi tiempo, ya que se notaba la necesidad, allí había mucho que hacer.

 

¿Y cómo valoras tu experiencia desde el voluntariado?

Muy bien, porque me ha servido para ser más útil a la sociedad y servir a los necesitados. Me produce una gran satisfacción personal y me llena por dentro todo lo que hago en Cáritas. Lo que lamento es no poder dedicar más tiempo. Para mi la experiencia de ser voluntario no puede ser más positiva.

 

¿Qué tareas realizas en estos momentos?

Me encargo de hacer los vales para las personas que necesitan alimentos o servicios y también asisto a reuniones y a algunos cursillos. Es todo lo que puedo hacer ahora, porque antes colaboraba más en tareas de administración, pero desde hace dos años me es imposible, porque mi familia me necesita y para mi es prioritario.

 

Tú que vives Cáritas por dentro, ¿crees que la gente de la calle conoce bien lo que es realmente?

Considero que no. La gente oye mucho hablar de Cáritas, los cristianos también, pero realmente no se conoce bien. Desde fuera se valora la labor de Cáritas como una ayuda puntual a las personas necesitadas, pero desconocen toda la tarea de fondo que desarrolla. Cáritas no se limita solo a dar una bolsa con comida las personas necesitadas, hay una labor inmensa de acompañamiento a estas personas, que es muy importante, la labor de Cáritas es integral, no solo es garantizar el alimento, es también ayudar en otras cosas, orientar a las personas para que puedan salir adelante, con cursillos de formación distintas materias como idiomas, albañilería, cocina… para que puedan desenvolverse en la vida. Cáritas es mucho más que una bolsa con comida.

 

Y los voluntarios también aprendéis mucho de estas experiencias, ¿no?

Sí es verdad, ser voluntario de Cáritas te enseña muchas cosas, te enriquece en tu propia vida con las experiencias de otro y te enseña a darte a los demás, los aprendemos por el propio funcionamiento de la institución, que atiende a todos por igual, a nadie se le pregunta qué ideas tiene, ni a que religión pertenece, ni su trayectoria social, sus estudios o profesión… en Cáritas lo importante es la persona como ser humano y de eso aprendemos mucho los voluntarios, que debemos estar al servicio de esas personas a las que no conocemos de nada y atendemos de forma totalmente desinteresada, sin esperar ningún favor a cambio.

 

Y también se aprende que la necesidad llega en cualquier momento…

Ya lo creo. Muchas personas beneficiarias veían a Cáritas como algo lejano, donde nunca pensaban que iban a tener que acudir, porque desde fuera parece que a nosotros nunca nos va a tocar. Pero quienes vivimos la realidad desde dentro sabemos que la vida cambia de la noche a la mañana, y personas que tenían muchos bienes se han quedado sin ellos en muy poco tiempo. Por eso es muy importante valorar lo que tenemos y saber compartirlo con los demás, esa es la lección personal más importante que yo he aprendido como voluntario de Cáritas.

 

¿Qué se le pide a una persona para que sea voluntario en Cáritas?

Que quiera serlo y que acepte el compromiso de servicio a los demás. No se pide mucho más que eso, que ya es bastante. Hay un aspecto importante que es estar dispuesto a recibir la formación necesaria. El voluntariado requiere estar formado para hacer las cosas bien. En Cáritas nos dan muchos cursillos de formación que nos ayudan a dar después lo mejor de nosotros mismos a los demás y a saber organizar la ayuda a los necesitados de la mejor manera posible.

 

¿Qué piensas cuando ves personas pidiendo en la calle?

Hay una doble sensación, por un lado me da mucha pena que haya gente pidiendo en las aceras o a las puertas de las iglesias, pero también debemos saber que cualquiera de esas personas puede dejar de pedir en la calle cuando quieran porque hay instituciones que están con las puertas abiertas y con gente dispuesta, como nosotros, a acogerles para que no tengan que estar pidiendo tirados en una acera.

 

¿Qué debe ser Cáritas para un cristiano?

Es el instrumento que tiene la Iglesia para hacer caridad y ser servidor de los demás. Por lo tanto Cáritas es una oportunidad para todos los cristianos de hacer realidad la fe con obras hacia las personas necesitadas. Una oportunidad que muchas veces no vemos, pero que es la llamada del Señor al compromiso de la fe.

Día de la Iglesia Diocesana: Somos una gran familia contigo

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Escucha aquí el mensaje

 

Celebramos hoy el Día de la Iglesia Diocesana. Un día en que recordamos cada año que la pertenencia a la Iglesia universal se realiza y se concreta para nosotros en una diócesis, nuestra diócesis de Burgos. Un día que, al mismo tiempo, es una llamada especial a sentirnos unidos en la familia de todos los bautizados que seguimos a Jesucristo, caminando hacia el Padre, bajo la guía del Espíritu Santo.

 

«Somos una gran familia contigo» es el lema que este año, al igual que los dos anteriores, nos quiere ayudar a sentirnos parte activa de nuestra Iglesia en Burgos. El objetivo de esta Jornada es hacernos más conscientes de que vivimos y celebramos la fe en comunidad, unidos todos y en comunión con el Papa Francisco, en nuestra familia eclesial diocesana. Porque cada diócesis, como afirma el Concilio Vaticano II, en el conjunto de la Iglesia universal «constituye una Iglesia particular en la que verdaderamente está presente y actúa la Iglesia de Cristo una, santa, católica y apostólica» (Christus Dominus, 11).

 

A partir de este texto, el Papa Francisco, reclamando la necesidad de la conversión misionera, manifiesta que cada Iglesia particular «es el sujeto primario de la evangelización, ya que es la manifestación concreta de la única Iglesia en un lugar del mundo… Es la Iglesia encarnada en un espacio determinado, provista de todos los medios de salvación dados por Cristo, pero con un rostro local. Su alegría de comunicar a Jesucristo se expresa tanto en su preocupación por anunciarlo en otros lugares más necesitados, como en una salida constante hacia las periferias de su propio territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales. Procura estar allí donde hace más falta la luz y la vida del Resucitado» (EG 30).

 

«Somos una gran familia». Somos una porción del Pueblo de Dios que formamos una comunidad viva de fieles que se alimenta de la Palabra de Dios y de la Eucaristía y que, como discípulos misioneros, tenemos la misión de anunciar el reino de Dios en nuestro mundo. Cada uno, según sus posibilidades, hemos de contribuir a mantener viva la Iglesia diocesana, con la ayuda de la gracia de Dios, que es, dice San Pablo, «quien activa en vosotros el querer y el obrar para realizar su designio de amor» (Flp 2,13).

 

«Contigo», dice también el lema. Esta familia diocesana cuenta contigo. Son muchas las tareas que se desarrollan en nuestra diócesis: en la catequesis y celebraciones litúrgicas, en la enseñanza religiosa escolar, en la actividad de nuestros numerosos misioneros, en la acción caritativo-social y en la atención a los enfermos, en el testimonio apostólico de los diferentes movimientos, cofradías, hermandades y asociaciones de cristianos laicos. Cada uno aportamos nuestro grano de arena: el obispo, los sacerdotes y diáconos, los religiosos y religiosas de vida contemplativa y activa, y todos los agentes de pastoral laicos comprometidos en nuestra Iglesia local. A todos agradezco de corazón vuestro trabajo y generosa entrega. Nuestra Iglesia, además, quiere estar abierta a la sociedad burgalesa para ser puente de esperanza, estar atenta a las necesidades de cuantos la requieran y ser sencilla mediadora del amor salvador de Dios. Por eso, tu colaboración en la vida y misión de la Iglesia, por pequeña que parezca, produce frutos abundantes para el bien de todos.

 

Con ocasión del Día de la Iglesia Diocesana os animo a tomar mayor conciencia de la necesidad de nuestra colaboración responsable para llevar adelante la misión que tiene confiada. Y, particularmente, quiero recordaros que también es muy importante nuestra colaboración económica, porque sin ella nuestras parroquias, nuestra Iglesia diocesana, no podría desarrollar gran parte de la labor que todos deseamos. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades es un modo de reconocer y agradecer todo lo que recibimos de ella. Deseo que vuestra generosidad y la trasparencia en la administración de los recursos económicos contribuyan a una mayor implicación en el sostenimiento, entre todos, de nuestra familia eclesial diocesana.

 

Por todo ello quiero recordaros, especialmente hoy, lo que os decía en mi última Carta Pastoral: «La Iglesia existe en lo concreto, en nuestra diócesis, en las personas que con su presencia y su compromiso, con su apoyo –también con su crítica–, la hacen real y presente en esta sociedad burgalesa. En ella vive y actúa el Señor resucitado por la fuerza de su Espíritu. Y todos nosotros estamos llamados, según la responsabilidad que Dios nos ha dado a cada uno, a servir como piedras vivas en la edificación de nuestra Iglesia, aquí y ahora, en este tiempo que es el nuestro» (nº 4). Muchas gracias a cuantos en la vida diaria procuráis seguir edificando nuestra Iglesia diocesana en Burgos. Y mucho ánimo a cuantos podáis participar en esta importante labor.

El santoral diocesano cuenta desde hoy con otros doce beatos

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La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona ha acogido hoy la beatificación de 16 mártires de la persecución religiosa entre los años 1936 y 1937, doce de ellos nacidos en tierras burgalesas, aunque fueron asesinados cuando ejercían su ministerio o residían en Cataluña. Se trata de nueve religiosos de la congregación de San Pedro ad Víncula y de tres laicos. La celebración ha estado presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Becciu, y en ella ha participado también el arzobispo de Burgos, don Fidel Hérraez Vegas, junto a varios cardenales y los pastores de numerosas diócesis españolas.

 

Los nuevos beatos burgaleses son los religiosos Teodoro (Cirilo) Illera del Olmo, natural de Las Quintanillas; Joaquín (Jacinto) Gómez Peña, de Barrio de Alfoz de Bricia; Máximo (José) Franco Ruiz; los hermanos Joaquín José y Bernardo (Emilio) Puente González, de San Andrés de Montearados; Estanislao de Kostka (Ismael) Tajadura Marcos, de Las Quintanillas; Ángel de la Iglesia Ocina, de Nidáguila; Ricardo (Albino) Guerra Villaizán, de Arenillas de Riopisuerga, y Acacio María Calleja Santamaría, de Yudego. Junto a ellos, han subido a los altares tres seglares que sufrieron también martirio por dar protección a los religiosos: los hermanos Gregorio y Camila Díez Blanco, nacidos en Nidáguila, y Eliseo Moradillo García, de Celada del Camino. Asimismo han sido proclamadas beatas tres religiosas de la Congregación de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor y una religiosa de la Congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones.

 

La gloria de los mártires permanece, mientras los regímenes de persecución pasan

 

En su homilía, el cardenal Becciu ha subrayado que «la gloria de los mártires permanece mientras los regímenes de persecución pasan» y cómo los nuevos beatos fueron asesinados «en un tiempo caracterizado por un clima de persecución a todos los que se declaraban miembros de la Iglesia católica, fueran consagrados o laicos». El prefecto se ha referido a los mártires como reflejo de la semilla que muere para dar trigo «porque aceptaron morir un poco cada vez y gastarse cotidianamente al servicio del Evangelio hasta el heroico gesto final». «También hoy, en esta sociedad desfragmentada, marcada por las divisiones y la sinrazón, el que quiere crecer y ser útil al prójimo está llamado a dar testimonio de la lógica del trigo», ha añadido.

 

Mañana, a las 13 h., se celebrará una misa de Acción de Gracias en la Catedral de Barcelona por los nuevos beatos de la Iglesia. Será presidida por el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella.

Cursillo sobre la Eucaristía y la Adoración Real Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento (ARPU)

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La Casa de la Iglesia acogerá esta semana el VIII Cursillo sobre la Eucaristía y la Adoración Real Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento, organizado por el consejo diocesano de ARPU y dirigido a todos los interesados en profundizar en el misterio de la Eucaristía a través de este movimiento.

 

Las sesiones se celebrarán del 12 al 16 de noviembre de 17:30 a 19:00 h. y contarán con la intervención de miembros del consejo nacional y diocesano. A lo largo de estas jornadas, los asistentes podrán acercarse a los diversos aspectos de la Sagrada Eucaristía, así como la historia de la Adoración Real Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento (ARPU) y las biografías de su fundadora, Juana Carou, de los cofundadores san José María Rubio, san Manuel González y el mártir José Llés, y del primer moderador del movimiento y obispo de Oviedo, don Juan Bautista Luis.

 

La ARPU nació en el año 1927 y es una asociación pública de fieles de ámbito nacional e internacional. Su finalidad es promover con la mayor intensidad la fe en la presencia real y permanente de Jesús en la Eucaristía y la adoración continua al Santísimo Sacramento en las parroquias, templos, catedrales y otras comunidades eclesiales. Como norma general, cada miembro de esta obra se compromete a practicar un día a la semana media hora de adoración al Santísimo Sacramento.

2018 11 09 viernes: Resumen de prensa

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