
El 20 de julio de 2021 se conmemorará el VIII Centenario de la colocación de la primera piedra de la Catedral de Burgos. Se trata de un acontecimiento que desborda el límite de lo religioso, al tratarse de un edificio que, siendo fundamentalmente fruto de la fe de un pueblo, se ha convertido en el icono más brillante y significativo de una ciudad y de un pueblo por su significación cultural, artística y social.
Al contemplar las Catedrales, en esta Europa de las Catedrales, me viene a la mente el célebre fresco de Rafael que se encuentra en el Vaticano y que representa la Escuela de Atenas. En el centro se encuentran Platón y Aristóteles. El primero señala con el dedo hacia lo alto, hacia el mundo de las ideas, hacia el cielo; el segundo indica hacia adelante, hacia la tierra, hacia la realidad concreta. De igual manera, nuestra inigualable Catedral de Burgos con sus agujas que se yerguen hacia lo alto, en medio de la ciudad medieval, es un signo visible de esa imagen que, como recordó el papa Francisco en su visita al Parlamento Europeo, “describe bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas”.
La Santa Iglesia Catedral de Burgos fue mandada construir, “para gloria de Dios”, por el obispo D. Mauricio y por el rey de Castilla y de León, Fernando III “el Santo”. Se colocó la primera piedra de dicha construcción el día 20 de julio de 1221, dirigiendo y trabajando en su fábrica los mejores artistas europeos del momento. Edificada en el estilo gótico, que nacía por aquellos momentos en la Península Ibérica, se fue enriqueciendo progresivamente con los diferentes estilos y corrientes arquitectónicas que vinieron de Europa a través del Camino de Santiago para fraguarse en esa armonía de la diversidad en un edificio único y singular. Ello le valió que, en 1984, fuera declarada Patrimonio de la Humanidad, siendo así la única Catedral de España que goza de tal consideración en exclusiva por la singularidad de su arquitectura.
El 20 de julio de 2017 se constituyó la “Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021”. Ella es la encargada de dinamizar todo lo que se refiere a la conmemoración de esta efeméride. Constituida por el Cabildo de la Catedral, la Diócesis de Burgos y la Cámara de Comercio e Industria de la ciudad, ha convocado en torno a ella a todas las instancias públicas, políticas, sociales, educativas y económicas de la ciudad. De esta manera forman parte de ella, como socios de honor, el Ayuntamiento de la ciudad, la Diputación de Burgos, la Junta de Castilla y León y otra serie de instituciones públicas y privadas representativas del conjunto de entidades sociales y de la misma ciudadanía. Mencionar que SS.MM. Los Reyes de España han aceptado la Presidencia de Honor. Podemos decir con orgullo que la Fundación del VIII Centenario ha penetrado en la sociedad generando un consenso social insospechado. Y ello gracias a que ha sabido integrar opiniones y propuestas muy diferentes. Con legítimo orgullo se puede reconocer que se ha conseguido hacer de la transversalidad y la integración elementos claves del proyecto. Eso hace que nos encontremos ante un proyecto de un enorme potencial por la gran acogida social que está teniendo allí donde se expone la iniciativa.
Agradecer al Congreso de los Diputados y al Senado de España y a las Cortes de Castilla y León, cuyos máximos responsables nos acompañan, su rotundo apoyo a la Fundación que nos produce alegría y nos llena de responsabilidad.
Burgos es “Tierra de Orígenes”. Así se denomina la Exposición que hoy inauguramos y que podremos visitar en los próximos días en este magnífico balcón que nos permite relacionarnos con todos los pueblos de Europa. Aprovecho para agradecer al Presidente del Parlamento Europeo su hospitalidad y sensibilidad para con nosotros. En efecto, en Burgos convergen una serie de realidades que nos enorgullecen y que se unen al VIII Centenario como escaparate que tenemos que ofertar al mundo. Y lo hacemos conscientes de que mirar al pasado, lejos de sumirnos en la nostalgia, nos permite mejor aprovechar el presente y otear un futuro en clave de desarrollo humano y social integrador y sostenible.
“Burgos Tierra de Orígenes”. Así lo podemos constatar en nuestra Catedral que representa, de una manera efectiva, el origen del gótico en la península y motor clave para su desarrollo peninsular. Además, Burgos, la Caput Catellae, es origen precisamente de este Condado que luego se transformó en el poderoso y próspero Reino de Castilla protagonista de tantas e importantes gestas. En Burgos nos encontramos también con los orígenes del hombre europeo, que tiene en Atapuerca sus restos más antiguos datados en más de un millón de años. También por tierras burgalesas se encuentran los orígenes de la Lengua Castellana, esa que hoy hablan tantos millones de personas: en scriptoriums como los de Santo Domingo de Silos, Valpuesta y Cardeña se documentan algunos de sus balbuceos primigenios. Burgos es también origen de la épica medieval castellana que sitúa en el Poema de Mío Cid una de sus principales manifestaciones a nivel europeo. Por último, en Burgos también nos encontramos los orígenes del protocapitalismo que tuvo en el Consulado del Mar, institución surgida en 1494, una de las más influyentes instituciones económicas de la Europa de los albores del mercantilismo.
Por eso, la celebración del VIII Centenario excede los límites propios de la Catedral para ocupar una gran parte de la realidad histórica y cultural burgalesa. Al amparo de la Catedral y con ocasión de la efeméride, surge la posibilidad única de incluir otras expresiones de primer nivel que vienen a enriquecer y a relacionar aspectos que de otro modo vivirían de forma individual. La Catedral viene a dar sentido y a prestar su protagonismo insoslayable a otras manifestaciones muy queridas para los burgaleses: el Camino de Santiago y los yacimientos de Atapuerca, que comparten con ella su declaración como bienes Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y junto a ellos, el Geoparque de las Loras, reconocido asimismo como patrimonio natural por la misma organización. A ellos acompañan la figura de El Cid, enterrado en la Catedral, la aparición de los primeros vestigios de la lengua castellana o la importancia del Consulado del Mar, que llevó a que muchos comerciantes burgaleses se hicieran presentes en la Europa del siglo XVI con su inevitable repercusión en actuaciones artísticas y sociales.
Me parece importante hoy agradecer a todas las personas que están haciendo realidad este apasionante e interesante proyecto. Creo que es una oportunidad única de impulsar valores cuyo recorrido último todavía no alcanzamos a ver pero que, seguro, se convertirán en semilla de buena convivencia y desarrollo para nuestra ciudad, nuestra provincia y nuestra región. En este proyecto encaja perfectamente lo que el papa Francisco pedía en su visita al Parlamento europeo: “Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira y defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad”. Muchas gracias.