¡Feliz verano!

Mensaje del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, para el domingo 28 de julio de 2019.

Verano

 

Estamos en verano. Y de un modo u otro todos pensamos en disfrutar ese descanso vacacional que llega otra vez a nuestra puerta. Para niños y mayores, las vacaciones se presentan, en general, como una especie de evasión, un tiempo libre de trabajo y de compromisos, para descansar, divertirse y pasarlo bien… Eso es algo bueno y ciertamente merecido, porque el curso es duro para todos al tener que atender las obligaciones de cada día, de manera constante y entregada. Pero también el verano puede darnos la oportunidad de hacer algo diferente, o de hacer de modo diferente lo que siempre hemos hecho.

 

Porque no vale cualquier descanso para volver de las vacaciones «con las pilas cargadas», como solemos decir, a reemprender la vida cotidiana. Descansar bien y reponer fuerzas no es algo meramente físico o biológico. Junto a los viajes de fuera, que a veces multiplicamos en busca del descanso, se necesita un viaje al interior de nosotros mismos para renovar el sentido y la motivación de nuestra vida cotidiana, familiar, profesional, creyente, humana… Para que ese «feliz verano», que en este tiempo nos deseamos y repetimos unos y otros, pueda ser algo real y sentido con satisfacción, paz y alegría interior.

 

Las pausas del verano, cuando el ritmo del curso cambia y, normalmente, se hace más sereno y tranquilo, nos ponen de relieve que las personas no estamos hechas para producir y «tener». Los seres humanos, estamos hechos para «ser». Y podemos aprovechar nuestras vacaciones para descansar: enriqueciéndonos a nosotros mismos, con algún tiempo de reflexión, de formación, de oración; enriqueciendo a los demás con mayor dedicación a la familia, a los amigos, a quienes puedan necesitar nuestra ayuda y atención; y dando gracias a Dios que quiere que seamos felices, que no está de vacaciones, y que en todo lugar estará a nuestro lado para que contemos con Él.

 

Pienso también que el verano es tiempo oportuno para la acción de gracias, una actitud tan humana y tan cristiana, que a veces tenemos olvidada. Recibimos a diario tantos impactos negativos, noticias tristes, tensiones…, que recordar y reconocer y dar gracias por todo lo bueno que también existe, por todo lo que a lo largo del curso hemos recibido, seguro que nos hará bien. Dar gracias por las personas –familiares, amigos y conocidos– que, desde la cercanía y la sencillez, nos han dicho una palabra de ánimo, han tenido un gesto cordial, han compartido aquellos momentos difíciles de cansancio o de desánimo. Vosotros, labradores, dad gracias a Dios, a pesar de las duras tareas de este tiempo, por la cosecha recogida. Y gracias por cuantos habéis tenido trabajo y sustento, mientras no dejamos de luchar para que todos lo tengan sin precariedad.

 

Me llena de agradecimiento y alegría saber que bastantes personas burgalesas, muchas de ellas jóvenes, aprovechan sus vacaciones para emprender tareas de solidaridad entre nosotros o en proyectos de cooperación internacional; ¡cómo no recordar a ese pequeño, pero testimonial, grupo que ha marchado a compartir su fe en ámbitos misioneros africanos o latinoamericanos! Algunos de vosotros tendréis la ocasión de marchar como turistas o en viajes culturales a otras latitudes; seguro que os cruzaréis con otras gentes, con sus culturas y formas de comprender el mundo y la existencia; estad abiertos a sus valores y aspectos positivos y enriquecedores, y agradeced a cuantos dedican su tiempo y esfuerzo para que vuestros viajes y estancia sean agradables.

 

Otros volveréis a vuestras comarcas y pueblos de origen. No olvidéis que Dios nos espera también donde están nuestras raíces; dedicad tiempo a charlar con los familiares, amigos y vecinos compartiendo la vida; aprovechad para encontrar la presencia de Dios entre la gente, en el arte, en la naturaleza, porque como dice el Papa Francisco en su Encíclica «Laudato Si»: «el verano es un tiempo para saborear la belleza de lo que no está corrompido».

 

Pienso, finalmente, en las fiestas populares de nuestros pueblos burgaleses. Muchas de ellas serán en torno a advocaciones marianas, tantas, tan bellas y sentidas. Pido a Ntra. Señora que nos acompañe por los caminos del verano y nos conduzca siempre por los que más nos lleven a su Hijo Jesús.

 

Para todos y cada uno, feliz verano, ¡de corazón!

Comentarios

Comentarios: 2

  1. Carlos

    Gracias Sr.Arzobispo por su mensaje vacacional.!!! Profundo,humano y sobre todo cristiano!!!.esperemos llevarle a cabo terminando agradeciendo a la Virgen Maria y a su hijo Jesús una terminación feliz de estos días familiares.Feliz Verano D.Fidel


  2. María Luz

    Nos ha recordado nuestra párroco D. Fernando en misa de diez que es su cumpleaños así qué MUCHAS FELICIDADES D. Fidel, le encomendamos hoy de manera especial.