Cambios en la Conferencia Episcopal para mostrar «disponibilidad y servicio»

Ante la renovación de cargos en la Conferencia Episcopal, el hasta ahora presidente de los obispos, el cardenal Ricardo Blázquez, pidió no ver el proceso electoral como «un reparto de poder».

plenaria conferencia episcopal

 

El arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, participa esta semana en Madrid en la plenaria del episcopado español, que ha de renovar los principales órganos de la institución a la luz de sus nuevos estatutos, aprobados en diciembre de 2019. Una nueva normativa que reduce el número de sus comisiones de catorce a diez y que modifica las funciones y directrices de otros órganos intermedios de funcionamiento, además de dar mayor peso a la territorialidad y representatividad del conjunto de las diócesis y no solo a la pastoral sectorial. Además, los cargos tendrán ahora una duración de cuatro años, frente a los tres de anteriores mandatos.

 

La plenaria se inauguró ayer solemnemente con el discurso de quien ha sido hasta la fecha su presidente, el cardenal Ricardo Blázquez. En su alocución, el también arzobispo de Valladolid pidió a los obispos ser conscientes de que las elecciones que tienen lugar esta semana «no son un reparto de poder» ni «una oportunidad para ganar prestigio», sino una «ocasión para mostrar disponibilidad al servicio» y «contribuir lo más adecuadamente posible al sentido mismo de la Conferencia Episcopal y la misión que ha recibido en su misma constitución».

 

Para el cardenal Blázquez, la nueva etapa de reforma que afronta la Conferencia Episcopal supone alinearse con la reforma llevada a cabo en la Curia Vaticana, en una nueva clave «misionera y sinodal». En este sentido subrayó que se pretende «agilizar el funcionamiento para que no quedemos como atrapados en cuestiones secundarias», ganando así «en eficacia y en atención a lo principal», el servicio a la evangelización.

 

Estreno

 

Por su parte, el nuncio en España, Bernardito Auza, saludó a los obispos por primera vez en una plenaria desde que tomara posesión de su cargo como representante del Santo Padre en el país. Animó a los prelados a buscar la sinodalidad para solucionar juntos «aquellos problemas que, afectando a todas las comunidades diocesanas, necesitan ser abordadas con criterios e iniciativas comunes». Asimismo, se mostró disponible a buscar el encuentro y el diálogo «con el Estado y con todas aquellas instituciones en las que se procura y decide el bien común», pues, según afirmó, «la Iglesia, allí donde se encuentra, lo único que pretende es un espacio que garantice su libertad de exponer y vivir el Evangelio».

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