Disposiciones de urgencia del Arzobispado de Burgos

por redaccion,

La situación de pandemia que estamos viviendo a causa del coronavirus provoca que, al hilo de las medidas de las autoridades competentes, tengamos también nosotros que ir asumiendo respuestas complementarias a las dadas recientemente. Compartiendo el dolor de nuestro pueblo, sintiéndonos muy cerca de los enfermos y afectados por los que oramos especialmente, apoyando la tarea de los profesionales sanitarios y de los que tienen responsabilidad en la búsqueda del bien común, ofreciéndonos a las autoridades en lo que se estime conveniente, se añaden o rectifican al comunicado de ayer las siguientes medidas de actuación y prevención en nuestra Diócesis de Burgos, hasta nuevo aviso:

 

  1. Queda suprimido el culto público en todas las parroquias, iglesias y oratorios de la Diócesis. Se suspenden, por tanto, las celebraciones comunitarias y públicas de la Eucaristía. Como se ha indicado, los fieles quedan dispensados del precepto dominical. Se exhorta a la participación de la Eucaristía en familia a través de los medios de comunicación.
  2. Los sacerdotes celebrarán diariamente la Eucaristía, rezando por el Pueblo de Dios: aunque no podamos reunirnos físicamente, seguimos siendo comunidad, parroquia, Iglesia de Dios. Igualmente estarán disponibles para la atención de los fieles facilitando el consuelo, la escucha y los sacramentos, especialmente a los más necesitados.
  3. Queda suspendida la celebración pública de los funerales y exequias. Consensuando el modo de proceder con la familia, procúrese en la medida de lo posible posponer su celebración hasta la conclusión de estas medidas extraordinarias. Si esto no fuera posible por causas objetivas, sería factible la celebración del funeral de modo privado con la familia más allegada, posponiendo otra celebración abierta más adelante.
  4. Manténgase abiertas las iglesias para la oración personal de los fieles, en el horario que sus responsables consideren oportuno, para que, como signo de esperanza, estén a disposición de los fieles y puedan ir a rezar particularmente y vivir desde la fe estos momentos difíciles.
  5. Acogiendo las orientaciones dadas por la Conferencia Episcopal, se suspenden las procesiones de este tiempo.
  6. Vivamos esta situación con enorme esperanza y caridad: los pastores, desde la creatividad pastoral que lleve a estar cerca de las necesidades de nuestra gente, especialmente de los más vulnerables y frágiles, con el auxilio de la oración, los sacramentos y la Palabra; los fieles, desde la caridad y la cercanía, construyendo juntos el bien común que beneficia a todos y cada uno.

 

Burgos, 14 de marzo de 2020

El coronavirus pone en marcha iniciativas de ‘tele-pastoral’

por redaccion,

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Cuando el coronavirus ha puesto a España en «estado de alarma» y las parroquias de la diócesis, a pesar de continuar abiertas, solicitan a sus feligreses permanecer en casa, algunas de ellas se las ingenian para que el Pueblo de Dios no se quede sin la necesaria atención pastoral. De hecho, si los feligreses no pueden acercarse a la parroquia, es la parroquia la que se acerca a los hogares. Al menos, a través de las posibilidades que ofrecen los actuales medios de comunicación. Una nueva forma de hacer ‘tele-pastoral’.

 

Es la idea que ha movido a los sacerdotes de la parroquia de San Cosme y San Damián a retransmitir sus principales acciones pastorales a través de su canal de YouTube. Todas las eucaristías de su parroquia, así como las catequesis de los domingos (10:30) y los miércoles (18:00) o las sesiones de su grupo de Life Teen pueden seguirse en streaming a través de la red social de vídeo más seguida en todo el mundo.

 

De hecho, en su sesión de Life Teen de anoche, cerca de 30 familias de la parroquia participaron en esta sesión de catequesis, donde podían enviar a través de Whatsapp respuestas a los retos propuestos, como disfrazarse de algún personaje bíblico, adivinar los títulos de algunas películas o localizar a Jesús en unos dibujos al estilo «Busca a Wally». La sesión concluyó, como cada viernes, con un rato de adoración eucarística, en la que «todos se sintieron unidos en oración en estos momentos tan especiales», tal como señala Enrique Ybáñez, uno de los sacerdotes de la parroquia. Además, hubo premios entre todos los participantes, entre los que sortearon calcetines, sudaderas y una suscripción mensual a Netflix.

 

Para Ybáñez, fue «una noche especial», donde «pudimos estar cerca de la gente en estos momentos en los que nos necesitamos unos a otros». Para la realización del acto, el sacerdote contó con la colaboración de varios jóvenes, distribuidos en diferentes salas y realizando diversas tareas, como grabación, edición y atención al Whatsapp. «Los chicos salieron muy ilusionados por haber podido dar respuesta a los jóvenes con los que nos encontramos cada viernes».

 

Que la actividad no pare

 

Asegura que llevar a cabo estos eventos online no supone un gran esfuerzo: «solo necesitas una cámara y un ordenador o tablet con conexión a internet». La idea es que, a pesar de las medidas tomadas por las autoridades sanitarias «la vida de los grupos no se detenga». «Queremos estar al lado de la gente», asegura.

 

Además de ofrecer servicios a través de su canal de YouTube, la parroquia ha puesto en marcha otras medidas para ayudar, sobre todo, a los ancianos que están confinados en sus casas. Así, los jóvenes de la parroquia están colaborando en realizar sus compras y los sacerdotes llevan a la comunión a diario hasta sus casas.

Entrar en el Seminario, una oportunidad para toda la familia

por redaccion,

seminario

Azucena, con su hijo Adrián.

 

Villalmanzo, once de la mañana. A pocos pasos de la ya cerrada escuela del municipio vive Azucena Galaz, quien nos recibe calurosamente en su casa. Hasta el año pasado, su hijo Adrián Arnáiz era uno de los cinco niños mayores de este colegio rural. En este curso, a diferencia de sus otros cuatro compañeros que se han matriculado en el instituto de Lerma, él ha optado por estudiar en el Seminario de San José, una decisión que a su madre no le ha pillado por sorpresa pues, según detalla, era algo por lo que venía suspirando desde que estaba en quinto de primaria, cuando él y otros amigos comenzaron a acudir al Preseminario.

 

La invitación llegó de Domingo, el párroco de la localidad, quien animó a Adrián, uno de sus mejores monaguillos, a participar en las actividades que organiza el centro vocacional. «El Preseminario era para él algo especial y lo esperaba con ilusión», detalla su madre; «no se perdía ninguna de sus actividades, los viajes a Futuroscope y Port Aventura, los campamentos de verano… Allí ha hecho grandes amigos», y así es como poco a poco surgió en él el deseo de entrar en el Seminario. «A mí no me pareció raro; si te soy sincera, me produjo alegría», revela Azucena. «Yo simplemente quise cerciorarme de que realmente quería, porque no iba a ser una decisión fácil e iba a comportar muchos cambios en la familia. Así que un día su padre y yo tuvimos con él una conversación en la cocina para ponerle sobre la balanza los pros y contras que su decisión podría acarrear». Valoraron que iba a estar en un internado y vería mucho menos a sus padres y su hermana Lucía, que estaría lejos de casa, que sus amigos del pueblo no iban a ir al Seminario y que su madre no le podría echar una mano con sus deberes. Por contra, iba a tener nuevos amigos, una formación de calidad y otros cauces para madurar a su edad. Con todo, Adrián «lo tenía claro; él quería ir y ahí está». «Es muy maduro y reflexivo, así que estoy segura de que ha tomado la decisión acertada», concluye su madre.

 

La entrada de Adrián en el Seminario ha supuesto un cambio no solo en la vida del muchacho, sino de toda la familia. Su madre, concejala del ayuntamiento de Villalmanzo, trabaja dando clases particulares y llevando la contabilidad y demás tareas administrativas del trabajo de su marido Jorge, agricultor de profesión. Al comienzo, a Azucena le costó adaptarse a la nueva situación, continuaba poniendo cuatro platos en la mesa y notaba la ausencia del joven: «Adrián es para mí un gran apoyo, hablamos mucho entre nosotros y la pequeña, quizás por imitación, también está forjando su personalidad en este sentido extrovertido y dialogante. Me ha causado mucho vacío que no esté Adrián, pero ahora lo complementamos entre todos: mi marido está más metido en el núcleo familiar y es un respaldo para mí. Somos una familia bien avenida y ahora lo somos un poco más. Que Adrián esté en el Seminario es como un pellizco, un impulso más porque necesitamos estar más fuertes y unidos ahora que él no está entre semana con nosotros». Y asegura: «Yo estoy contenta de verle a él feliz. Aunque a mí me duela, me siento contenta de verle feliz. Eso me causa tranquilidad y me reconforta verle con gente que realmente le cuida y le educa».

 

«A mí me gustaría que Adrián fuera cura; no tendría ningún problema. Mucha gente me dice que estamos locos, pero él mismo parece que está ilusionado»

 

Se consideran una familia cristiana. Ella ha sido catequista, canta en el coro de Lerma y participa en todo lo que haga falta en su parroquia «para hacer comunidad». Junto a su esposo, participan en los grupos de matrimonios del arciprestazgo del Arlanza desde que se casaron en 2005 y siempre se han movido «en círculos religiosos». Existían todos lo ingredientes para que Adrián entrara en contacto con el Seminario y, a pesar de que aún es demasiado joven, a su madre no le importaría tener un hijo sacerdote: «A mí me gustaría que Adrián fuera cura; no tendría ningún problema. Mucha gente me dice que estamos locos, pero él mismo parece que está ilusionado», detalla su madre. «El otro día me dijo: “Mamá, cuando sea sacerdote voy a pedir que me traigan a Villalmanzo o a los pueblos del alrededor porque así estaré cerca de mis amigos, que quieren que esté por aquí, y así puedo hacer el campo en mis ratos libres…»

 

Su segunda familia

 

Mientras ese sueño se cumple, Adrián y su familia están en un «proceso de aprendizaje». «Lo del Seminario era una incógnita, pero creo que se están cumpliendo las expectativas», asegura Azucena, quien no tiene más que palabras de agradecimiento para el Seminario y su equipo de profesores y formadores.  Allí, indica, existe «una atención continuada, familiar, que es lo que me llama la atención y es algo que me reconforta». «Les dan un abrazo cuando llegan tras el fin de semana en casa, hay vaciles, se nota que hay cariño, como en una familia». Además, valora positivamente que «no hay barreras» entre los formadores y las familias y que la relación «es abierta, para nada impositiva o autoritaria». «Adrián está muy a gusto», tanto que a veces se olvida de dar un beso de despedida cuando sus padres lo dejan en el Seminario tras el fin de semana, que siempre pasa en casa.

 

Azucena no oculta que son pocos los niños que actualmente estudian en el Seminario Menor (siete este curso, tres de ellos en el mismo que Adrián), algo que le llama a la reflexión: «Creo que es miedo a lo desconocido. Tenemos pensamientos muy encasillados de lo que puede ser un centro religioso. Pero el Seminario Menor está renovado, hay gente joven y muy bien preparada. Mi opinión es que hay que conocerlo para poder hablar de ello y dejar que los niños tengan la experiencia, que comiencen por el Preseminario y si les gusta dejar que repitan. Aunque veamos a veces más inconvenientes que ventajas, realmente al final tenemos que mirar por el bien de ellos, por su felicidad, aunque los demás tengamos que hacer estrategias para pagar a final de mes la cuota o habituarnos a estar menos tiempo con ellos».

 

A pesar de todo, Galaz señala que son muchas las ventajas que tiene estudiar en el Seminario. No solo destaca las instalaciones, con habitaciones amplias, luminosas, limpias y con calor o los grandes laboratorios y patios para jugar, sino también la formación y «variedad» de su profesorado y el buen ambiente que se respira entre los sacerdotes formadores y los propios seminaristas. Un clima propicio, concluye, para que los adolescentes que allí estudian «se forjen a nivel académico y personal, aprendan nuevos hábitos de conducta y maduren a nivel personal y relacional».

«Sentidme especialmente cercano»

por redaccion,

Recibid todos mi saludo muy cordial:

 

Si siempre quiero estar cerca de vosotros, sentidme especialmente cercano en estos momentos de incertidumbre y dificultad. Las circunstancias que estamos viviendo son ciertamente excepcionales. Hemos pasado rápidamente de la normalidad a una situación ciertamente no deseada. Percibimos, una vez más, la fragilidad del ser humano así como la potencialidad que anima en su corazón en expresiones de solidaridad. Nuestro espíritu se eleva hacia nuestro Padre Dios que acompaña siempre la historia de los hombres y el caminar de los pueblos. También, o mejor dicho, especialmente en estas circunstancias Dios está con nosotros y convierte nuestro caminar en tinieblas en historia de Salvación.

 

En estos momentos os invito especialmente a la plegaria y la oración confiada que avive nuestra fe y esperanza. En el diálogo con el Señor, que es toda oración, os invito a descubrir las llamadas que nos está haciendo ante esta realidad. Os animo también a convertirla en plegaria de intercesión de los unos por los otros, que siempre es una forma de amor concreto. Que en nuestra oración no falten especialmente los enfermos y sus familias, para que los cure; junto a ellos, pidamos especialmente por el personal sanitario que ha de vivir esta realidad con enormes dosis de solidaridad y de cercanía; pidamos también por las autoridades responsables de gestionar esta difícil situación, para que el Espíritu del Señor les dé el don de la sabiduría y del discernimiento; oremos finalmente por todos y cada uno, para que el Señor aleje de nosotros todo mal y nos ayude a crecer y caminar en clave de solidaridad y fraternidad con los más débiles.

 

En este contexto que hoy vivimos, en espera de que las autoridades sanitarias puedan fijar nuevas pautas, hago mías las palabras que hoy decía el Papa Francisco: «Que el Pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración». Ciertamente, en estos momentos, hemos de vivirnos como auténtico «hospital de campaña». Desde estas claves que me parecen importantes, siendo conscientes de que necesitamos la fuerza que nos viene de Dios y animando a la cercanía y la atención con los más vulnerables, os invito a la creatividad que nace del amor. Junto a ello, formulo las siguientes indicaciones que complementan las medidas que hasta ahora hemos venido emitiendo:

 

  1. Prevenir el contagio es una responsabilidad ciudadana y también cristiana de primer orden en estos momentos. Extrememos las medidas higiénicas y sanitarias. Evitemos, como se nos está aconsejando, salir de casa y frecuentar lugares públicos. En ese sentido, quedan suspendidas todas las actividades pastorales (catequesis, Visitas Pastorales, reuniones…) y devocionales que se realizan en la Diócesis de Burgos.
  2. Todos los fieles cristianos de la Diócesis de Burgos están dispensados de la asistencia a la celebración de la Eucaristía dominical y festiva. Como hemos venido publicando, la misa por radio, televisión o internet puede ayudarnos a vivir cristianamente estos momentos extraordinarios. Además, la comunión espiritual es una práctica tradicional de la Iglesia que podemos recuperar en estas dolorosas circunstancias, y puede ser ocasión de santificación y de comunión eclesial. Por eso, durante este tiempo inusual y extraordinario, es aconsejable que las personas mayores y más vulnerables se abstengan de acudir a la celebración de la Eucaristía tanto dominical como diaria.
  3. Procuren los sacerdotes celebrar diariamente la Eucaristía, ofreciéndola especialmente por el Pueblo, por las personas enfermas y por la superación de esta dura situación. Que dicha celebración, cuando sea realizada con fieles, cumpla siempre la normativa que establece una distancia interpersonal de, al menos, un metro de distancia así como la limitación en el aforo. En ese sentido, vuelvo a apelar a la responsabilidad y al buen criterio de los sacerdotes y fieles, absteniéndose de celebrar y participar si no se cumplen estos requisitos.
  4. Por el momento, tengamos abiertos nuestros templos, para facilitar la oración y el encuentro abierto con el Señor. Estemos también los pastores disponibles para la acogida, la escucha y el aliento que se necesite. Aun así, siguiendo la normativa establecida, cerramos hoy al turismo nuestra Catedral y el resto de iglesias y museos de carácter diocesano.
  5. Siguiendo el espíritu de estas normas que buscan acompañar y llevar esperanza a nuestra gente, dejo a la buena discreción de los sacerdotes, especialmente a los que acompañáis tantas comunidades rurales, la manera de hacerlo. No obstante, es deseable que lo comuniquéis convenientemente.
  6. En cuanto a la celebración de exequias, las autoridades sanitarias nos invitan a evitar la concentración de personas. Por ello, se recomienda que únicamente participen en la celebración litúrgica los familiares y personas más allegadas. Suspéndanse también los cortejos fúnebres a los cementerios.
  7. Para las confesiones se debe buscar un espacio amplio que preserve la intimidad y la seguridad recomendada.
  8. Para el resto de celebraciones litúrgicas que no puedan ser trasladadas a otro momento más propicio, cuídense las medidas de prevención propuestas por las autoridades.

En estas especiales circunstancias, la comunidad diocesana se pone a disposición de las autoridades para facilitar e implementar las medidas que consideren más oportunas. Estamos viviendo la Cuaresma, una cuarentena que nos lleva a la armonía con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con lo que nos rodea: que esta oportunidad inesperada nos ayude en nuestro camino hacia la Pascua.

 

Concluyo con esta oración del Papa Francisco a la Virgen María que os invito a rezar diariamente:

 

«Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita».

 

+Fidel Herráez Vegas

Arzobispo de Burgos

Actualización: La diócesis de Burgos amplía sus medidas para contener la expansión del coronavirus

por redaccion,

Como vamos viendo, la situación social provocada por el coronavirus va evolucionando por momentos, lo que nos hace estar muy atentos a los cambios manteniendo la calma y desde la necesaria prudencia. Ante las últimas decisiones tomadas en la ciudad de Burgos por su Ayuntamiento y las medidas habilitadas por la Junta de Castilla y León para el ámbito educativo, desde la Diócesis de Burgos, además de las últimas recomendaciones adoptadas, animamos a tomar las siguientes medidas durante el plazo que consideren las autoridades sanitarias:

 

  1. Insistir en la necesidad de seguir estrictamente las instrucciones higiénicas como el lavado de manos frecuente, taparse al toser y la limpieza de superficies que hubieran podido ser salpicadas por tos o estornudos. Es bueno habilitar estas medidas y las que fueran necesarias en los centros parroquiales y eclesiales que contribuyan a la no propagación del virus, desde la necesaria acogida.

  2. Animamos a suspender cualquier evento que suponga movilidad en sus participantes, así como una concentración de participantes.

  3. Suspender las catequesis con niños y jóvenes en la ciudad de Burgos y, en el resto del territorio, si las autoridades educativas lo hicieran en el ámbito de su competencia.

  4. Posponer toda actividad y encuentro que no se considere estrictamente necesario.

  5. Mantener abiertas las iglesias para la oración personal de los fieles, si cabe ahora más importante.

  6. Desde las autoridades civiles nos invitan a procurar evitar los lugares concurridos en los que no sea posible la distancia de seguridad interpersonal de, al menos, un metro. Así lo debemos de procurar en la celebración de las Eucaristías, mientras dichas autoridades no estipulen algo diferente. En ese sentido apelamos a la responsabilidad y buen criterio de los fieles, absteniéndose de participar si no se cumplen estos requisitos. Aunque es evidente que la misa por radio o televisión de ninguna manera sustituye la participación directa y personal en la asamblea eucarística, puede ayudar en estos momentos extraordinarios para la vida cristiana de los fieles.

  7. Se clausura el Archivo Diocesano hasta que se considere oportuno así como las clases en la Facultad de Teología y en el Seminario Diocesano.

 

Burgos, 12 de marzo de 2020.