Cuando el virus no puede con la vida que nace
Ainkarem es un proyecto de Cáritas Burgos destinado a mujeres gestantes o con hijos menores a su cargo. Está dirigido a mujeres en situación de vulnerabilidad y exclusión social, con problemas económicos, sin apoyo social y carentes de competencias parentales y de habilidades personales. El objetivo principal del programa es lograr la autonomía personal de las mujeres gestantes y/o mujeres con cargas familiares, a través de la creación de alternativas vitales para su vida personal y social, basándonos en una intervención de carácter bio-psico-social. Actualmente, el programa cuenta con tres viviendas tuteladas en Burgos en las que se encuentran viviendo seis mujeres y diez menores.
Las mujeres que acompaña Cáritas en el este programa se encuentran sin salir de casa desde el pasado 12 de marzo, dos días previos a la declaración del estado de alarma. Dada la situación, la entidad se ha organizado para preservarlas, evitando que salgan de los domicilios y dando respuesta a sus necesidades. Para ello, a través de llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp, se establecen con ellas rutinas diarias y pautas para dar respuestas a sus necesidades de alimentación, salud u organización. Además, el programa de Infancia ha intensificado su presencia y acompañamiento a estas mujeres, a las que también se les prepara los alimentos que proporciona el economato de Cáritas, que entregan en las viviendas junto con otras compras del supermercado y medicinas. Previamente las mujeres realizan un menú y una lista de la compra.
Aprovechando que se les acercan los alimentos a las viviendas, «se trabaja intensamente la vida familiar enviando actividades y material para que realicen sus madres con sus hijos», detallan desde Cáritas. «De este modo se convierte en un momento educativo, además de ayudar en la gestión del tiempo libre». Con este fin, cada semana se les han propuesto una serie de retos, cuya realización comparten con fotos, como la realización de un puzzle personalizado, escribir una carta al hospital a las víctimas de coronavirus, realizar una coreografía o un desfile de moda, preparar un telediario de buenas noticias o hacer distintas manualidades. «Es una manera de ocupar el tiempo promoviendo la creatividad», aseguran.
Mayor relación
Desde el equipo que acompaña a estas mujeres, descubren que la situación que las familias están viviendo, «lejos de crear tensiones entre ellas, les está sirviendo para apoyarse, buscando formas de entretenimiento conjuntas y estableciendo una relación más estrecha». Además, estas actividades buscan salir al paso de una de las carencias que observan: «a pesar de ser madres jóvenes, hay que trabajar el apego hacia los menores. Los retos, por ello, van encaminados a que pasen más tiempo de calidad con sus hijos y trabajar la relación madre-hijo. A ello está contribuyendo este tiempo de confinamiento».
El trabajo del equipo se complementa con la necesaria coordinación con las trabajadoras sociales y los profesores de los colegios: «Son ellos quienes nos proporcionan los deberes de los menores en edad escolar para hacérselos llegar; nuestra tarea es animar para que se realicen», insisten, a la par que aseguran que para estas familias, este tiempo de dificultad se ha convertido en «un tiempo de oportunidad».