El COF ha trabajado en dos décadas con más de 30.000 personas

Además de intervenir directamente con 1.319 familias, en los últimos años este recurso diocesano ha dado un importante empuje a la formación y prevención, que se han convertido en prioridades.

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Han transcurrido veinte años desde que el Centro de Orientación Familiar (COF) iniciara su actividad. En este tiempo, ha trabajado con más de 30.000 personas desde distintos ámbitos, ya sea a través del área de intervención o mediante el de formación y prevención, al que a partir de 2006 se le dio un impulso importante, convirtiéndose en una prioridad. Se trata de un recurso que nació a raíz del Sínodo Diocesano para acompañar a las familias, sean católicas o no, ante las múltiples dificultades y necesidades a las que a veces se enfrentan, desde problemas psicológicos, de pareja o en la relación con los hijos u otros familiares, hasta experiencias dramáticas como aborto, embarazos no deseados o duelos.

 

La mayor parte de las familias demandan la intervención del COF por problemas de pareja (el 43%, un porcentaje que se ha mantenido estable durante estos veinte años). La otra gran demanda es la relación entre padres e hijos, que ha pasado del 30% en la primera década a un 38% en la actualidad. La gran mayoría de las parejas que atiende el COF están casadas, bien canónica o civilmente, aunque han descendido tres puntos en los últimos cinco años. Por el contrario, ha habido un pequeño aumento de familias en las que los padres están separados o divorciados.

 

La mujer sigue demostrando más decisión a la hora de buscar ayuda (en el 36% de los casos es ella la que acude sola, al menos a la primera entrevista), pero hay que destacar que la situación ha ido cambiando desde que el COF inició su andadura: el número de parejas que acuden juntas desde la primer entrevista ha pasado de un 21% en la primera década a un 30% de media en la actualidad.

 

Durante estos 20 años algo más de la cuarta parte de las familias han sido atendidas por un orientador familiar, y en el resto han intervenido otros especialistas, en la mayoría de los casos un terapeuta familiar. Esto, al menos en parte, ha estado condicionado por la disponibilidad de los técnicos: durante los primeros quince años se disponía de un orientador familiar con dedicación plena, mientras que actualmente solo hay un profesional contratado a media jornada como psicólogo especializado en Terapia Familiar.

 

El COF ha realizado recientemente un estudio de resultados para evaluar la eficacia de sus servicios y la percepción que las personas atendidas tienen de ella. La investigación parte de un cuestionario que se ha realizado a cerca de 300 familias, el 22% atendidas en el Área de Intervención. De ella se desprende que para el 63% de los usuarios el problema se resolvió en parte durante las entrevistas que tuvieron con el COF y un 13% respondieron que el problema ser resolvió completamente. Además, en general, las consultas en el Centro fueron para el 54% muy útiles, para un 38% algo útiles y solo un 8% las consideró poco útiles. Por último, el 87% de las personas atendidas manifestaron que estaban muy satisfechas con la atención recibida. Hay que reseñar que en los dos últimos años ha habido un aumento significativo de la derivación de casos desde los recursos públicos: centros de acción social, juzgados, centros educativos, sistema sanitario….

 

Formar y prevenir

 

Uno de los puntos fuertes del COF, y sobre todo a partir de 2006, es la Formación y Prevención, área de la que se han beneficiado desde esa fecha hasta ahora 16.689 adolescentes que han recibido educación afectivo sexual, 6.433 padres y madres que se han formando en habilidades parentales, 2.881 personas en relaciones de pareja y 443 educadores y otros especialistas, además de 2.514 que se involucraron en otras actividades.

 

La actividad formativa del COF se desarrolla en cuatro bloques. El primero de ellos es la formación a formadores y capacitación de los profesionales que trabajan con las poblaciones diana, que se ha concretado en la organización y colaboración en diferentes cursos: Curso Base de Educación Afectivo-Sexual, impartido por el Instituto Desarrollo y Persona; Manejo del Duelo, organizado con Voluntared; Aula de Formación Familiar de la Cátedra Francisco de Vitoria de la Facultad de Teología; Formación de Monitores de Reconocimiento de la Fertilidad; La Escucha en la relación de ayuda; y cursos de capacitación para formar especialistas de Proyecto Raquel (un itinerario de sanación y reconciliación después de un aborto) y de Proyecto Ángel (un programa destinado a acompañar mujeres ante un embarazo imprevisto o en dificultad), ambos impartidos por la asociación Spei Mater.

 

Igualmente, pone un gran énfasis en la prevención de futuros conflictos de pareja y la preparación ante un futuro compromiso, labor que se ha realizado de la mano de la Fundación Esperanza y Vida, en cuyo Patronato participa el Arzobispado de Burgos, y el Instituto Desarrollo y Persona e la Universidad Francisco de Vitoria. A través de ellos se ha llegado  34 centros educativos de la provincia y a otras entidades que lo han solicitado.

 

Completan este bloque de actividad la formación a parejas mediante conferencias, mesas redondas y talleres solicitados por diversos arciprestazgos y parroquias colaboración con el servicio diocesano de formación prematrimonial y la formación a padres y madres a través de talleres de habilidades parentales, conferencias, mesas redondas, debates, etc. en toda la provincia.

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