Imagen del mes de noviembre: El Juicio Final
En la iconografía denominada «Déesis», el arte cristiano ha tratado de expresar plásticamente la idea de «súplica» y, al menos a partir del siglo IX, la de «intercesión». Conscientes de su limitación, los cristianos recurren a María y los Santos Juanes como mediadores para presentar la oración de petición -con acción de gracias- ante un Cristo en Majestad, frecuentemente entronizado.
La Déesis es una composición trimorfa que aparece en Bizancio hacia los siglos V o VI, en una época en la que se plagiaba la iconografía imperial para configurar los nuevos temas cristianos, dándose un cierto paralelismo entre Cristo y el Emperador. Por ello, la hipótesis de que esta composición estuviera inspirada en las ceremonias aúlicas, durante las cuales altos funcionarios presentaban súplicas al Emperador es perfectamente plausible. Cristo-Pantocrator, en el centro y sentado en su trono, ocupaba el lugar del Emperador, mientras que María y Juan Bautista, girados hacia Él en actitud suplicante, substituían a los dignatarios de la corte imperial. Este tema refleja una constante de la piedad de los bizantinos: pedir la intercesión de la Madre de Dios y de los santos, cuyo guía es Juan Bautista. Se reproducía la Déesis encima de las puertas de entrada de las casas e iglesias, al principio de los manuscritos y en anillos, como evocación de la plegaria del bienestar en la tierra. Pero también la Déesis formaba parte de la ornamentación general de las iglesias funerarias para la intercesión por los difuntos y sustituía las imágenes más desarrolladas del Juicio Final.
En la Déesis del tímpano de la Puerta de la Coronería de la Catedral de Burgos se representa a María, coronada como la Reina Madre a la derecha de su Hijo en actitud suplicante y Juan Evangelista, el discípulo amado, a la izquierda del Kyrios, también en actitud suplicante.