El arzobispo: «Las tentaciones nos revelan cómo es nuestro corazón»
«Vengo con mucho gusto; visitar las parroquias me descansa, pero también tengo que repartirme entre otros pueblos y parroquias». Fue la confesión que ayer el arzobispo, don Mario Iceta, dijo a los mirandeses en la que fue una más de las ya varias visitas a la ciudad del Ebro desde que llegó a Burgos. Allí estuvo antes de tomar posesión de la archidiócesis; allí impartió también un retiro a los sacerdotes y celebró dos eucaristías en la parroquia de San Nicolás de Bari y, esta semana, Miranda ha vuelto a recibir su visita en dos ocasiones, para reunirse con sus sacerdotes el pasado lunes y celebrar ayer la eucaristía en el Buen Pastor.
En su homilía, el arzobispo señaló que la Cuaresma es un «tiempo de gracia, de ser fortalecidos por el Espíritu». Un «tiempo de desierto para dedicar más tiempo de calidad para estar con el Señor, de vencer la tentación y de convertirnos más a Dios y a los demás». En efecto, para don Mario las tentaciones que todo cristiano sufre pueden ser un indicador de su propia salud espiritual. «La tentación tienen algo bueno, descubre cómo es nuestro corazón, la fortaleza o debilidad de nuestra vida, cuánto somos generosos o avaros, perezosos o disponibles». Por eso, incluso las tentaciones, que pueden manifestarse bajo apariencia de materialismo, espectáculo, poderío, pueden suponer un momento de crecimiento personal: «Nos tienen que ayudar a conocernos por dentro y pueden ayudarnos a hacernos crecer», dijo.
Además de celebrar la eucaristía, el pastor de la archidiócesis pudo saludar a los distintos grupos que configuran la vida de la parroquia. El lunes, en la reunión de trabajo que mantuvo con los sacerdotes, pudo conocer las distintas comisiones arciprestales y las principales tareas pastorales que se desarrollan en la ciudad del Ebro y su entorno.