El cardenal Osoro ordena obispo a Luis Marín de San Martín
La catedral de Santa María la Real de la Almudena ha acogido este domingo la solemne eucaristía de ordenación episcopal de monseñor Luis Marín de San Martín hasta ahora asistente general de los Agustinos y nuevo subsecretario del Sínodo de los Obispos. «El Señor te invita a comenzar un camino, obispo y pueblo; el Señor te manda que repares su casa, y el Señor propone la sinolidad», ha señalado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en su homilía.
El purpurado ha mostrado su alegría por el hecho de que monseñor Marín se haya convertido en obispo en la catedral dada su vinculación con «la Iglesia particular de Madrid», pues nació en la capital en 1961, estudió con los Agustinos en el Colegio San Agustín y, tras ordenarse en 1998, fue destinado a la parroquia de Nuestra Señora de la Vid en San Sebastián de los Reyes, párroco in solidum de las parroquias de la zona de Montejo de la Sierra y párroco de la Santa Ana y la Esperanza de Madrid. Después, ha sido también prior del monasterio burgalés de Santa María de La Vid (2002-2008) y profesor invitado en la Facultad de Teología del Norte de España en Burgos en los cursos de Licenciatura en Espiritualidad.
«El Señor hoy te pide e invita a comenzar un camino como obispo con el pueblo real», un pueblo que «se pone en camino siempre para dar la Buena Noticia, pues este es el mandato del Señor», ha subrayado el cardenal Osoro en su homilía. Y ha recordado «la primacía de la caridad» y «la unidad en la diversidad de las iglesias locales», que implica que «orar por el pastor no es algo anecdótico», sino «esencial», y que «el sacerdocio común de todos los bautizados ha de estar en el centro de nuestro modo de vivir la Iglesia». «¡Qué belleza adquiere la Iglesia cuando nos sentimos todos parte del pueblo santo! Para ello el Señor nos da tres tareas: escuchar con constancia la enseñanza de los apóstoles, vivir con intensidad la vida en común, y celebrar la Eucaristía alimentándonos del mismo Señor y firmes en la oración. En estas tareas ha de estar el obispo con el pueblo, con el rostro que este tenga», ha añadido.
El arzobispo ha recordado al nuevo subsecretario para el sínodo de los obispos que «la sinodalidad es el marco interpretativo más adecuado para comprender el ejercicio del ministerio jerárquico en todos los niveles de la vida eclesial». «Debemos caminar juntos, laicos, pastores y Papa. Y esto tiene que predicar la Iglesia», ha abundado. Este camino «comienza escuchando al pueblo, prosigue escuchando a los pastores y culmina escuchando al Obispo de Roma». «Una Iglesia en salida es una Iglesia sinodal», ha aseverado, al tiempo que ha pedido que «caminemos juntos para encontrarnos con Jesucristo y entreguemos a Jesucristo».
Tras recibir el anillo, la mitra y el báculo, en su alocución final, el propio monseñor Luis Marín de San Martín ha planteado que el Señor le ha preguntado este domingo de nuevo: «Luis, ¿me amas?» porque «solo el amor es importante, solo el amor es la respuesta, solo el amor permanece». «Hubo un tiempo en el que te preguntaba: ¿por qué me has elegido?, ¿por qué yo? Tan frágil e insuficiente. No te pregunto ya. Solo te sigo. Pero no en la distancia, sino a tu lado. Por favor, pon tu mano en la mía, pon tu brazo sobre mis hombros. Vamos juntos. Tengo necesidad de ti, porque tú eres el centro».
La tarea que ahora asume como subsecretario del Sínodo la ha definido como «muy hermosa y, al mismo tiempo, compleja y de una gran exigencia». Pasa, según ha detallado, por «colaborar en la preparación, desarrollo y actuación del Sínodo de los Obispos, estar disponible para acompañar los procesos sinodales y, sobre todo, promover la sinodalidad en la Iglesia: diálogo, implicación, discernimiento en común, participación, corresponsabilidad».