El arzobispo, a los sacerdotes jóvenes: «Vuestra misión es ser para los demás»
Les habló de una «impostergable renovación eclesial» y de convertir las actuales estructuras diocesanas en verdaderos cauces misioneros de nueva evangelización. Se trata no solo de atender a las personas que participan de la vida de las comunidades parroquiales, sino también de ser audaces para encontrar modos de buscar a los que no vienen y de hacerlo «cuerpo a cuerpo, persona a persona». Fueron algunas de las ideas que el arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, trasladó ayer a los sacerdotes incorporados al presbiterio diocesano en los últimos diez años en una jornada de convivencia que tuvo lugar en el monasterio de Santa Clara de Vivar del Cid coordinada por la vicaría del Clero.
El pastor de la Iglesia en Burgos animó a los sacerdotes jóvenes a vivir una constante «espiritualidad misionera» que los haga desplegar su «caridad pastoral» en tensión por darse a los demás. «Lo primero es entregarse a los demás»; «no se trata de pensar qué puede hacer la Iglesia por mí, sino qué voy a hacer yo por la Iglesia». En un tono distendido y respondiendo a algunas preguntas de los neo presbíteros, muchos de ellos ejerciendo el ministerio en zonas rurales, el arzobispo les animó a vivir con ilusión sus primeros años de sacerdocio, buscar modos de mantener relaciones sanas de amistad entre ellos, de aprender a trabajar juntos y no descuidar la vida de oración.
La jornada se completó también con la celebración de la eucaristía y un encuentro con las religiosas, que recibían por primera vez la visita del arzobispo. En su homilía, don Mario invitó a los sacerdotes y a las Clarisas a «dejarse modelar por el Señor, que siempre rompe nuestros esquemas», aunque eso conlleve un sufrimiento «del que tampoco nosotros podemos escapar». Con todo, subrayó, «el Señor nos ha elegido para ser felices» y para ello les regala «el verdadero pan del cielo, su carne y su sangre con la que debemos alimentarnos».