Migrantes, trabajadores de hostelería y servicios, cuentan cómo viven en pandemia
La delegación de Pastoral de Migraciones puso ayer el foco en los problemas que atraviesa este colectivo, duramente afectado por las restricciones sanitarias a causa de la pandemia.
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El salón de Cáritas de la calle San Francisco acogió ayer la segunda de las sesiones del encuentro diocesano de Pastoral de Migraciones que, bajo el título «hacerse prójimo para servir», recorre distintos emplazamientos de la ciudad para dar a conocer cómo los migrantes están viviendo la crisis sanitaria y social provocada por el coronavirus. Tras el primero de los encuentros, centrado en los trabajos y cuidados del hogar, en la sesión de ayer se puso el foco en los trabajadores migrantes de hostelería y otros servicios afectados por ERTEs o EREs.
Mohamed Chograni, miembro de Comisiones Obreras, clarificó a los presentes los distintos tipos y causas de los expedientes de regulación de empleo. Trasladó cómo los ERTEs son buenos para los trabajadores, más allá de que algunas empresas puedan no estar jugando limpio con este tipo de expedientes laborales. Después, tocó el turno a las intervenciones de Erika, de Costa Rica, y Luz, de Colombia, quienes narraron sus experiencias al quedarse en ERTE con la irrupción de la pandemia. Según contaron, han vivido inseguridad, algunos meses sin cobrar (sobre todo al inicio), apuros económicos en casa, incapacidad para saber ocupar el tiempo e incertidumbre, aunque también trasladaron sentir cierta esperanza ante el futuro y la reapertura progresiva de la hostelería con el fin del estado de alarma y el avance de la vacunación.
Después de unos minutos en silencio con la ayuda de unos textos bíblicos y de la ‘Fratelli Tutti‘ llegó el tiempo de la reflexión y el compromiso. Isabel Olazagoitia compartió la experiencia de acompañamiento que están llevando a cabo desde Atalaya Intercultural durante el último año, destacando la buena coordinación existente entre las entidades sociales y eclesiales en Burgos para impedir las «colas del hambre» en la ciudad, así como la buena respuesta de algunos empresarios que han mantenido sus empleos y ofertas a pesar de las dificultades. Invitó a los presentes a estar cerca de las personas, y recordó que la mejor solidaridad es conseguir un trabajo digno para todos. También criticó la situación preexistente a la pandemia, de unos sueldos demasiado pequeños para poder sostener una familia y pidió que desde la Iglesia se siga promoviendo la justicia social. En el coloquio final se abundó en algunos de estos aspectos, a la vez que se reconoció cómo la Iglesia de Burgos ha sabido responder en estos tiempos complicados.
Dentro de cuatro semanas se continuará con el último capítulo de este XV Encuentro diocesano de pastoral de migraciones, que girará en torno a «la soledad sobrevenida». Será el miércoles 9 de junio a las 18:00 horas en la parroquia de Fátima, en el arciprestazgo de Gamonal.