La Asamblea Diocesana entra en su etapa final
El arzobispo de Burgos, don Mario Iceta, presidirá el 5 de febrero, a las 10:00 de la mañana en la Catedral, la solemne eucaristía que inaugurará la fase final de la Asamblea Diocesana. Durante los meses de febrero a abril, unas 180 personas, en representación de todo el Pueblo de Dios, concluirán «qué caminos necesita nuestra Iglesia y nos pide el Espíritu en los próximos años». Se reunirán durante cinco sábados en el Seminario de San José para debatir las propuestas presentadas por los más de 160 grupos de trabajo (fueron 300 al inicio) que han enviado sugerencias de acción desde que se pusiera en marcha este proceso sinodal allá por septiembre de 2019 y que se ha visto alargado a causa de la crisis sanitaria.
Según explica el vicario de Pastoral, José Luis Lastra, la Asamblea final, «en función de las líneas avanzadas» por los distintos grupos, deberá «concretar cuáles han de ser los pasos, las acciones a seguir como Iglesia en los próximos años». Para ello, se han establecido diversas «mesas temáticas», donde «se intentará afinar y hacer propuestas detalladas» que después se debatirán, votarán y aprobarán en plenario. Esas mesas de reflexión giran en torno a los tres grandes bloques que dan cuerpo a la Asamblea y giran en torno a cuestiones variadas. Temas como la oración, la eucaristía, la Palabra de Dios, la formación y el primer anuncio servirán para reflexionar sobre «la alegría de creer hoy». Cuestiones más intraeclesiales, como parroquias, delegaciones o los procesos de iniciación cristiana servirán para pensar cómo hacer más misioneras las comunidades cristianas. Por último, se reflexionará sobre la presencia de la Iglesia en el mundo dialogando sobre economía, política, trabajo, sanidad y medios de comunicación.
Todo el debate se llevará a cabo «en un clima de oración y discernimiento comunitario» porque, como asegura Lastra, «no es lo que nosotros queramos, sino que hay que descubrir qué quiere el Espíritu de nosotros». «No se discutirá de cuestiones teológicas, sino de cómo aplicamos el evangelio a nuestra diócesis en concreto y a nuestra sociedad», incide el vicario. Por ello, a lo largo de los próximos meses también se llevarán a cabo vigilias y encuentros de oración y se procurará informar de forma expresa a las personas que han participado en los grupos, muchos de ellos representados en el plenario de la Asamblea. Las decisiones finales serán presentadas después a los principales organismos sinodales de la archidiócesis, encargados de elaborar los próximos planes pastorales diocesanos.
Para Lastra, «hacer bien esta fase final de la Asamblea será la mejor forma de contribuir a ese Sínodo universal en el que estamos inmersos» por iniciativa del papa Francisco. Una propuesta mundial que, no obstante, también tendrá su hueco en la reflexión plenaria durante uno de los días de trabajo.