La pandemia obliga a repensar la fase final de la Asamblea Diocesana

El arzobispo se reunió ayer con miembros de la secretaría, la comisión teológico-pastoral y la permanente del Consejo Diocesano de Pastoral para valorar el futuro inmediato de la Asamblea.

asamblea diocesana

 

El arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, se reunió en la tarde de ayer con la secretaría de la Asamblea Diocesana, con los miembros de su comisión teológico-pastoral y con integrantes de la permanente del Consejo Pastoral Diocesano. El objetivo del encuentro no era otro que repensar el futuro inmediato del proceso sinodal en el que está inmersa la diócesis desde septiembre de 2019, y al que don Mario no ha dudado en «sumarse» y «poner su persona al servicio de este momento de gracia que hay que aprovechar», tal como trasladó en la reunión de ayer y ha reiterado en otras ocasiones.

 

La pandemia y las restricciones de aforo y limitación de reuniones en toda la provincia han hecho que los grupos de asamblea hayan mermado su capacidad de trabajo, abocando a un necesario replanteamiento de la fase final de la Asamblea, prevista inicialmente para el segundo trimestre de este año. Algunos grupos han seguido trabajando usando medios telemáticos, otros han suspendido las reuniones esperando que la situación sanitaria mejore y otros han declinado su participación en el proceso.

 

A la espera de que la situación epidemiológica sea favorable, en el encuentro de ayer se instó por retrasar la fase final de la Asamblea al comienzo del próximo curso pastoral, aprovechando el tiempo hasta entonces para hacer un estudio en profundidad de la sociedad burgalesa y cómo deberá ser la futura Iglesia post-pandemia. Una propuesta que, no obstante, deberá ser aprobada por el Consejo Pastoral Diocesano, el organismo que supervisa la marcha de la Asamblea, y que se reunirá el próximo 13 de febrero.

 

Para el nuevo arzobispo, la Asamblea es «un elemento pastoral práctico» que deberá servir «no para hacer planteamientos teológicos», sino «discernir caminos prácticos por los que caminar en los próximos años». En este sentido, animó a que las conclusiones de la Asamblea sean «concretas y prácticas», en las que se señalen «no tanto qué elementos evangelizar sino quién lo va a hacer y con qué pedagogía», teniendo en cuenta «el cambio vertiginoso» por el que atraviesa la sociedad actual.

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