Refugiados ucranianos rezan ante Santa María la Mayor
Miguel María Ruiz de Zárate es el párroco de San José María Rubio, una parroquia de reciente creación en el mardileño barrio de El Cañaveral y que, a falta aún de un templo propio, celebra sus eucaristías en los bajos de un moderno edificio. Allí lidera una joven comunidad comprometida en la evangelización del distrito de Vicálvaro y en la que no falta el compromiso cristiano en favor de los más necesitados. De hecho, tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, surgió una iniciativa entre sus feligreses: viajar hasta la frontera polaca para traer a España algunos refugiados ucranianos que huyen de la guerra y acogerlos en sus propias casas.
De esta manera, una decena de vehículos ha traído recientemente a varias personas y ahora una nueva expedición de cuatro furgonetas y tres coches liderada por el propio sacerdote espera llegar a Madrid esta misma tarde después de recorrer 3.000 kilómetros. En total, han viajado cuarenta personas entre chóferes y refugiados, mujeres y niños en su mayoría, a excepción de varios jóvenes menores de edad y algunos hombres con alguna discapacidad.
Todos ellos fueron recogidos en un antiguo centro comercial en la frontera polaca, donde tras la debida identificación por parte de las autoridades, los refugiados se distribuyen entre las personas e instituciones que les ofrecen asilo. Tras pasar la última noche en Burdeos (Francia), de camino a Boadilla han recalado esta mañana en el Seminario de San José, donde se les ha brindado acogida y proporcionado comida. Además, acompañados del delegado diocesano de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo, han realizado una breve visita a la Catedral para rezar ante Santa María la Mayor y el Santo Cristo de Burgos.
«No es tiempo para hacer turismo», relata Javier Valdivieso, el rector del Seminario y quien también los ha acompañado durante su breve parada en Burgos. «Las lágrimas que durante la sobremesa afloran en los ojos de las mujeres, que entretienen como pueden a sus hijos, revelan que se trata tan solo de una etapa más en busca de una vida nueva, aún incierta, y en la que han dejado atrás muchos afectos y personas».