Llega a Burgos la iniciativa «40 días por la vida»

por redaccion,

40 días por la vida

 

40 Días por la Vida es una campaña mundial de 40 días dirigida a acabar con el aborto mediante la oración, el ayuno, la sensibilización de la comunidad y una vigilia pacífica, diaria y constante. Tras pasar por más de 65 países y más de quince ciudades españolas, esta iniciativa llega ahora a Burgos en una campaña que se prolongará del 28 de septiembre al 6 de noviembre. El lugar escogido para rezar en estas vigilias de oración es la puerta trasera de la Unidad de Atención a la Mujer (en la calle del Donante, junto al colegio Jesús María), en horario de 9:00 a 15 horas, en turnos de una hora, que podrían ampliarse hasta las 21:00 en caso de haber personas interesadas.

 

Como bien explican en su página web, la iniciativa es toda una «declaración de paz» y la reunión frente al lugar escogido será exclusivamente para orar: actuar de manera violenta o dañina desasocia inmediata y completamente de la campaña», asegura un manifiesto. Se exhorta a no realizar proselitismo ni promocionar ningún tipo de partido político o candidato electoral. Tampoco se permite obstruir las calles o aceras ni amenazar o entrar en contacto físico con nadie, ni dañar la propiedad privada; solo «mostraré compasión y reflejaré el amor de Cristo al personal de empleados, voluntarios y clientes del abortorio», se pide a los voluntarios de la iniciativa.

 

La oración y el ayuno son los pilares sobre los que se basa esta acción, pues «creemos fervientemente que la fuerza de la oración y el ayuno terminarán con el aborto». La oración pública sirve de «ejemplo de Cristo de amor hacia el prójimo», mientras que toda la propuesta tiene un fin evangelizador, por medio del cual se envía a la comunidad un testimonio de fe público para la defensa del no nacido y de las mujeres víctimas del aborto. En su paso por ciudades de todo el mundo, los impulsores de la iniciativa aseguran haber salvado la vida de 21.989 bebés, logrando que 240 trabajadores de abortorios hayan renunciado a su trabajo y conseguido cerrar 117 clínicas abortistas.

 

Los coordinadores de la actividad en Burgos han creado un grupo de WhatsApp y un perfil en Instagram donde comparten información del evento y explican el modo de convertirse en voluntarios. Además, en su página web comparten el modo de inscribirse y apuntarse a las vigilias de oración.

Los enfermos vuelven a Lourdes tras el paréntesis provocado por la pandemia

por redaccion,

lourdes peregrinacion burgos

 

152 personas, entre enfermos, acompañantes y voluntarios, participó del 25 al 28 de agosto en una nueva peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. Es la XL expedición que realiza la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes y la primera con enfermos después del parón de los dos últimos años a causa de la pandemia por coronavirus, que restringió los viajes internacionales (el año pasado solo viajaron voluntarios y camilleros). El tema pastoral propuesto para esta peregrinación fueron las palabras que la Virgen confió a Bernardita Soubirus el 2 de marzo de 1858: «Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y se venga en procesión». Este mensaje será presentado en tres tiempos en los próximos años: «Vaya a decir a los sacerdotes…» (año 2022), «…que se construya aquí una capilla…» (2023), «…que se venga en procesión…» (2024). 

 

La peregrinación ha contado con momentos especiales, como la eucaristía y paso por la gruta de las apariciones, una celebración penitencial, el ejercicio del tradicional viacrucis, la procesión eucarística, la popular procesión de antorchas y la asistencia al espectáculo «Bernardette», sobre la vida de la santa a la que se le apareció la Virgen María.

 

La Hospitalidad Nuestra Señora de Lourdes es una asociación privada de fieles que ofrece un servicio a favor de personas desfavorecidas o con enfermedades que dificultan o impiden su integración laboral o social. Pone atención en ayudar y asistir adecuadamente a Lourdes a enfermos, ancianos y personas con discapacidad y en riesgo de exclusión. El día 11 de septiembre, en la iglesia de San Gil, celebrarán a las 13:00 horas una eucaristía de acción de gracias por esta última peregrinación, mientras que programan en Burgos una asamblea de las Hospitalidad de Lourdes de Castilla y León el próximo 24 de septiembre.

San Agustín y la búsqueda de la Verdad

por redaccion,

san agustín de hipona

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy, festividad de san Agustín de Hipona, recordamos a este doctor de la Iglesia y patrono de los que buscan, de manera incasable, la Verdad.

 

«Como el amor crece dentro de ti, la belleza crece, porque el amor es la belleza del alma». Esta frase del orador, filósofo y teólogo nacido en el norte de África, considerado uno de los Padres de la Iglesia más importantes en el cristianismo, aúna todo lo que Dios, al encontrarse con él, dejó escrito en lo profundo de su mirada: amor, belleza, verdad y bien.

 

Sin embargo, toda su vida no fue un canto a la fe. Su carácter inquieto le mantuvo lejos de la religión cristiana durante muchos años. Pero su madre, Mónica, rezaba día y noche por la conversión de su esposo y de su hijo. Después de varios años, Agustín, que había llegado a la península Itálica en busca de nuevas escuelas filosóficas, al escuchar un sermón de San Ambrosio de Milán y la salmodia cantada en el templo sintió que su coraza interior se derrumbaba y amanecía una luz y un amor nuevos para él totalmente desconocidos. Abandonó sus malos vicios y costumbres y, en el Domingo de Resurrección de ese mismo año, decidió bautizarse y aceptar la fe cristiana.

 

Agustín sirvió a la Iglesia con la palabra y con el testimonio, como sacerdote y después como obispo, aunque su vida –antes de su conversión– no estuviera marcada por las huellas de Jesús. O sí. Y, tal vez, el Señor lo hizo desde el silencio, porque como él mismo dijo, «Tú nos hiciste para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti» (Confesiones, i, 1, 1).

 

Estas palabras, raíz y fruto de toda una vida para Dios, compendian el eco de su apasionada historia. De padre pagano y madre cristiana, nace el 13 de noviembre de 354 en Tagaste (Imperio romano), recibe el Bautismo en el 387, es ordenado presbítero de Hipona en el 391 y obispo de la ciudad en el 395. Muere un día como hoy, en el año 430, a los 75 años.

 

Una vida de búsqueda incesante de la Verdad: la auténtica, la de la fe en un Amor infinito que reconstruye y salva. Un camino recorrido con luces y sombras, pero empapado de la fuerza redentora del perdón, que nos enseña, desde las propias entrañas del santo, que «enamorarse de Dios es el romance más grande; buscarle, la mayor aventura; encontrarlo, el mayor logro».

 

El Papa Francisco, en su exhortación apostólica Christus vivit, se refiere a san Agustín cuando dice que «no hay que arrepentirse de gastar la juventud siendo buenos, abriendo el corazón al Señor, viviendo de otra manera. Nada de eso nos quita la juventud, sino que la fortalece y la renueva: “Tu juventud se renueva como el águila” (Sal 103, 5). Por eso, san Agustín se lamentaba: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva! ¡Tarde te amé!”». Esta frase, procedente de sus Confesiones, nos hace entender que cuando el Señor pone sus ojos en los nuestros, aun siendo consciente de nuestros pecados y debilidades, ve aquello en lo que Él nos convertirá por Su gracia. Tanto, y en tal medida, que podamos decir, como san Pablo: «Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2, 20).

 

Santa Teresa de Jesús, en el Libro de la Vida, relata la enorme influencia que tuvo en su proceso de conversión la lectura del libro de las Confesiones… «Como comencé a leer las Confesiones, paréceme me veía yo allí. Comencé a encomendarme mucho a este glorioso santo. Cuando llegué a su conversión y leí cómo oyó aquella voz en el huerto no me parece sino que el Señor me la dio a mí, según sintió mi corazón» (V 9, 8).

 

Qué misterio insondable encierra la vida de este santo que se fió de un Dios que murió y resucitó por él, aun estando alejado de Su corazón. Su madre, santa Mónica, quien abrió las puertas de su conversión, pone de manifiesto que todos los sinsabores, los miedos y las horas derrochadas en la crianza de los hijos, cuando son entregados a Dios, acaban dando fruto. Él mismo escribiría después, desde el dolor, «¿Cómo podía ser que tú desoyeras y rechazaras las lágrimas de la que no te pedía oro ni plata ni bien alguno pasajero, sino la salud espiritual de su hijo, que era suyo porque tú se lo habías dado?».

 

Le pedimos a la Santísima Virgen María que, de la mano de san Agustín, nos prepare el camino del perdón para encontrar la Verdad que libera y salva. «Él eligió a la Madre que ha creado, Él creó a la Madre que había elegido», (Serm. 69, 3). Que Ella nos lleve al encuentro con el Amado; y que, mientras caminamos, podamos escribir –como lo hizo este santo– con el testimonio de nuestras vidas que «el amor es la belleza del alma».

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

«La Iglesia en Tailandia es minoritaria pero muy respetada y en crecimiento»

por redaccion,

JOSE MARIA RODRIGUEZ REDONDO (3)

 

José María Rodríguez Redondo nació en Burgos en el año 1962. Vivió sus primeros tres años en Tenerife, de donde es su madre, y después estuvo en Puentedura, donde hizo su primera comunión. Estudió Bachillerato en el Instituto Cardenal López de Mendoza y posteriormente hizo Magisterio para ingresar en el Seminario de Burgos. Fue ordenado sacerdote en 1990 por el arzobispo don Teodoro Cardenal. Su primer destino fue la parroquia Sagrada familia de la capital burgalesa, en la que permaneció tres años. Tras pedir permiso al arzobispo, inició su preparación como sacerdote misionero en el IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras). En 1995 comenzó su misión en Tailandia, donde permaneció diez años, hasta que en 2005 se traslada a la India durante dos años para hacer un Máster en Misionología. Posteriormente es llamado a Madrid para participar en el equipo de dirección del IEME como secretario general hasta 2013 en que vuelve a Tailandia, donde todavía continúa desarrollando su actividad sacerdotal y misionera.

 

«Yo estudiaba Magisterio y me gustaba, donde surge mi vocación es en el contacto que tuve con la catequesis, yo era catequista y me sentía muy bien, estaba lleno de alegría de transmitir la doctrina de Jesús a los niños. Estuve medio año de discernimiento de mi vocación, yo estudiaba segundo curso y hablé con el rector del Seminario de Burgos, quien me aconsejó que no me precipitara y que antes de ingresar terminara mis estudios. Y así lo hice», relata.

 

«En realidad mi vocación misionera se produce dentro del Seminario, porque tuve la suerte de participar en algunas convivencias del IEME, el Instituto Español de Misiones Extranjeras, en las que se vive una sensibilidad misionera, y aquello me llamó la atención porque veía cómo seminaristas de toda España se comprometían dando un paso más en su vocación sacerdotal. Y fruto de ello fue también mi vinculación con la Pastoral Gitana, donde comencé a trabajar primero como seminarista y luego como sacerdote. Ello me supuso un enriquecimiento al encontrarme ante otra forma de entender la vida, otra cultura, lo que me hizo abrir horizontes en mi propia vocación de sacerdote».

 

Su primer destino, la parroquia de la Sagrada Familia, fue muy especial para él porque en ella había sido catequista y ahora volvía como sacerdote a la misma. «Tengo un bonito recuerdo de aquel momento porque fue el comienzo de mi sacerdocio, éramos tres sacerdotes y una parroquia en proceso de cambio, ya que pasaba de estar en una lonja, un local bajo, a tener un templo amplio, una iglesia nueva. Además pude seguir colaborando con Pastoral Gitana» evoca.

 

Pero lo cierto es que estaba empeñado en ser sacerdote misionero. «Sentía como una llamada especial del Señor a la evangelización misionera, pero tenía que confirmarlo, porque al principio era solo como una intuición, algo que me atraía. Hablé con el arzobispo de entonces en Burgos, Santiago Martínez Acebes, del que recibí todo el apoyo, me explicó que con los sacerdotes misioneros es toda la diócesis quien se hace misionera. Así que inicié un curso en el IEME para conocer la realidad y los proyectos del Instituto de Misiones y después viajé a Londres, donde estuve un año para aprender inglés, que lo consideran imprescindible. Mi destino después fue Tailandia».

 

Allí ha encontrado «un pueblo muy religioso, allí la religión es un valor, en contraposición con Europa y España, donde parece un antivalor. En Tailandia la religión principal es el budismo y también muy influenciados por la religión primitiva, conocedores de que hay algo trascendente que supera lo material, lo que implica un gran respeto por la Naturaleza».

 

La relación entre budistas y cristianos, cuenta, es fluida, pero la Iglesia en Tailandia está muy en minoría, «está diseminada en grupitos y muy esparcida, pero hay total armonía entre budistas y cristianos, cualquier cosa en el día a día se hace en común, es lo que llamamos diálogo interreligioso de vida, que supone compartir la vida y que todos nos tenemos que ayudar, de hecho compartir celebraciones budistas y cristianos suele ser normal».

 

El Papa ha pedido un mayor acercamiento y eso intentan, «aunque no es fácil», advierte. «El problema es que en el acercamiento, cuando nos presentamos como sacerdotes católicos, la gente nos acepta y considera que todas las religiones son buenas, pero falta curiosidad, interés e inquietud por conocer en profundidad el cristianismo. Esa es la tarea pendiente. Hay un enorme respeto entre las dos religiones y eso es lo más positivo. El budismo no habla de Dios, tampoco lo niega, pero pone toda su confianza en el hombre. Cada persona debe recorrer su camino y hacerlo de forma personal, para el budismo eso es vital, pero con sus propias fuerzas, no entienden el poder de la gracia, les cuesta mucho entender eso, el budista considera que debe salvarse a sí mismo y el cristiano sabe que no puede hacer nada sin Dios en su camino», explica el misionero.

 

«Nosotros nos presentamos como sacerdotes de la comunidad en la que viven y eso es una plataforma importante, manteniendo actividades con niños y jóvenes, en los que trabajamos los valores, y también tenemos promoción de adultos, sobre todo en la mujer; son pequeños detalles que les hablan de que trabajamos por la dignidad de las personas, compromiso con las personas, que es la doctrina de Jesús. Y hay personas que se sienten llamadas a la conversión, lo que para nosotros es una alegría, presentarles a Jesús con sencillez».

 

Poco a poco van surgiendo algunas conversiones, una media de dos o tres adultos al año que se bautizan. «Podemos decir que hacemos cristianos de forma artesanal. Pero la Iglesia en Tailandia no tiene complejo de inferioridad, hay mucha ilusión en el trabajo que nos queda por hacer», concluye.

El obispo de Vitoria imparte ejercicios espirituales a los sacerdotes

por redaccion,

ejercicios espirituales juan carlos elizalde

 

La abadía benedictina de Santo Domingo de Silos ha acogido en la última semana de agosto la habitual tanda de ejercicios espirituales que organiza la vicaría del clero para los sacerdotes de la archidiócesis. Entre los clérigos que han participado en este acto de piedad se encontraban también algunos pertenecientes a otras diócesis del país, así como el obispo de Mondoñedo-Ferrol, mons. Fernando García Cadiñanos, y el obispo electo de Tarazona, Vicente Rebollo. La tanda ha estado dirigida por el obispo de Vitoria, mons. Juan Carlos Elizalde.

 

El predicador de esta práctica de piedad nació en Mezquíriz (Navarra) el 25 de junio de 1960. Fue ordenado sacerdote en Roncesvalles el día 3 de octubre de 1987 y es licenciado en Filosofía, en Teología y en Teología Espiritual. Fue nombrado obispo de la diócesis de Vitoria el 8 de enero de 2016 y ordenado el 12 de marzo.

 

Según marca el Código de Derecho Canónico, todos los sacerdotes deben realizar durante el año, al menos, cinco días de ejercicios espirituales. Varios sacerdotes diocesanos suelen sumarse a esta tanda antes de que acabe el verano y comience el nuevo curso. La vicaría del Clero también organiza otros turnos en Adviento y durante la semana Pascua.