Comienza el curso pastoral con el reto de aplicar la Asamblea Diocesana

La Facultad de Teología ha acogido la séptima edición de la Jornada Diocesana de Formación, en la que Alfonso Salgado ha explicado los modos de puesta en marcha de la Asamblea Diocesana de Salamanca.
<
>
Multimedia: ver galería completa

 

En 2019, la archidiócesis de Burgos emprendió un camino sinodal que concluyó el pasado mes de junio con la firma del documento final de la Asamblea Diocesana. A lo largo de tres años y con una pandemia de por medio, más de 3.000 personas divididas en unos 300 grupos de trabajo reflexionaron sobre cuestiones que atañen a la vivencia personal de la fe, a las estructuras y modos de organización eclesial y a la presencia de la Iglesia en medio del mundo. Tras haber pensado las acciones a realizar, debatidas y consensuadas en la fase final del proceso, toca ahora el turno de ponerlas en práctica [ver vídeo promocional]. Una tarea a la que se prestará especial atención en el nuevo curso pastoral, iniciado hoy de forma ‘oficiosa’ en la jornada diocesana de formación, celebrada en la Facultad de Teología.

 

El camino no será sencillo ni cómodo. Bien lo sabe Alfonso Salgado, profesor de la facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca, y que formó parte de la comisión organizadora y de seguimiento de la Asamblea Diocesana de Salamanca, celebrada hace tres años.

 

Desde su experiencia, constata que la Asamblea Diocesana de Burgos ha sido un proceso «serio», con «mucha participación» y con un «fuerte sentido comunitario». Ha resaltado que «conviene volver con frecuencia al marco teológico y pastoral» antes que las propuestas concretas y lograr que «la Iglesia enriquezca la sociedad burgalesa, la haga más llena de verdad y belleza». También ha alertado que en el documento hay propuestas «poco operativas» y otras que «echa en falta» (como la atención a la diversidad y a cuestiones ecológicas), pero que ahora es cuando comienza el «tiempo real de discernimiento» para saber aplicar las indicaciones más urgentes y necesarias. También ha animado a no permitir que la Asamblea caiga en el olvido y que sus conclusiones se hagan realidad en la vida de la archidiócesis.

 

En la hoja de ruta propuesta, y desde su experiencia en Salamanca, ha animado a formar delegaciones a tres –con laicos, religiosos y sacerdotes–, organizar un calendario general conjunto para no pisar actividades entre distintas entidades de Iglesia y no olvidar a los sectores descartados de la sociedad. También ha animado a organizar planes concretos que pongan en marcha las propuestas de la Asamblea y dejar constancia del proceso con la construcción de un relato, la presencia de la marca, una obra y un equipo o comisión que siga el proceso de implantación de las conclusiones de la Asamblea, con criterios de evaluación.

 

Don Mario Iceta, que ha presidido la jornada, ha animado por su parte a una nueva etapa evangelizadora en la Iglesia burgalesa. Siguiendo las indicaciones de su carta pastoral «Iglesia en estado de misión», ha pedido un nuevo ardor evangelizador para una sociedad «desértica» donde el hecho religioso es cada vez más irrelevante.

 

La jornada también ha contado con un trabajo en grupos en los que se ha reflexionado sobre el modo de poner en práctica algunos de los puntos más esenciales de la Asamblea Diocesana: primer anuncio, formación, iniciación cristiana, sinodalidad, reorganización territorial, juventud, familia, comunicación, presencia pública y transformadora y cuidado y acompañamiento de los débiles.

 

Comentarios

Los comentarios están cerrados para esta noticia.