La vida naciente, don de Dios para la humanidad

por redaccion,

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Jesús, que es Palabra de Vida, lleva a su plenitud la vida y vocación de todo ser humano. Con el tiempo de Adviento abrazando su tercera semana, miramos a una nueva Navidad que se acerca para recordarnos –en espíritu y en verdad– la venida del Señor: un acontecimiento único, bañado de esperanza y de una perpetua abundancia (cf. Jn 10, 10).

 

«El Evangelio de la vida está en el centro del mensaje de Jesús». Con esta afirmación, que es el punto central de la carta encíclica Evangelium vitae, del Papa san Juan Pablo II, percibimos la indisoluble importancia de la vida naciente: don de Dios para la humanidad. En la aurora de la salvación, con el anuncio del nacimiento de Cristo Jesús en la ciudad de David (Lc 2, 10-11), descubrimos esta gran alegría que, como evoca el Santo Padre, «pone de manifiesto el sentido profundo de todo nacimiento humano». Una alegría mesiánica que «constituye el fundamento y la realización de la alegría por cada niño que nace».

 

El precioso don de la vida, que Dios confía a cada uno de sus hijos, exige que cada uno de nosotros «tome conciencia de su inestimable valor y lo acoja responsablemente», como relata la Instrucción Donum Vitae, de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación. La intervención de la Iglesia, en este campo como en otros, según manifiesta la carta, «se inspira en el amor que debe al hombre, al que ayuda a reconocer y a respetar sus derechos y sus deberes». Un amor que «se alimenta del manantial de la caridad de Cristo», a través de la contemplación del misterio del Verbo encarnado.

 

El Hijo de Dios, con su encarnación, «se ha unido, en cierto modo, con todo hombre» (Gaudium et spes, 22) para mostrar el amor infinito de Dios y el valor incalculable de cada persona humana.

 

En la presencia de Dios resplandecen todas las cosas, las visibles y las invisibles, y fuera de Él solo quedan vacíos y alboradas que se desvanecen. La vida humana, para quien se sabe don en manos del Creador, es condición de la vida eterna: «Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (Jn 11, 26). Por tanto, nosotros, que fuimos creados a imagen y semejanza suya, somos fruto del amor de Dios y solo Él tiene el poder de llamarnos a su presencia (cf. Dt 32, 39).

 

La sacralidad de la vida humana se fundamenta en cada uno de los estados de la existencia, desde la concepción en el seno materno hasta su término natural, en el momento de la muerte. Y este don, que recibimos gratuitamente de Dios a través de nuestros padres, eleva nuestra alma y nos recuerda que, como dice el salmista, «los que esperan en Dios no quedan defraudados» (Sal 24, 1-3).

 

El «sí» de María (cf. Lc 1,38) cuando ni siquiera encuentra sitio en el alojamiento donde reposar su cansancio nos abre los ojos a una confianza perpetua en Dios. De esta manera, nos hace partícipes de este sagrado don: «Yo he venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia» (Jn 10, 10).

 

La vida de Jesús se manifestó para que nosotros participáramos de ella (cf. 1 Jn 1, 2). Una vida naciente que es don, anuncio y regalo; y que nos llama – como escribe san Pablo en su Carta a los Romanos– a «reproducir su imagen» (Rm 8, 28-29) sin miedos ni complejos de acuerdo a la Tradición viva y el Magisterio de la Iglesia.

 

Por intercesión de la Virgen María, la Madre de todos los vivientes, le pedimos a Dios la gracia de acoger, servir, promover y amar toda vida humana, hasta que seamos capaces de profesar, como el salmista, que «la herencia del Señor son los hijos, recompensa el fruto de las entrañas» (Sal 127 126, 3).

 

Con gran afecto, os deseo un feliz tiempo de Adviento.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

El VI Encuentro ‘gitanos y cristianos’ se centra en la necesidad de formación

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Ayer viernes comenzó el VI Encuentro “Gitanos y cristianos”, enmarcado dentro del programa de las Jornadas de formación de agentes de pastoral gitana a nivel nacional. En el salón de las teresianas (c/ Trinas) el Vicario Pastoral, José Luis Lastra,  y de la delegada de pastoral gitana, Rosi Vicente, presidieron el acto inaugural dando paso a Agustín Giménez, gitano, diácono permanente de la diócesis de Zaragoza que habló sobre la importancia de la formación de los gitanos en la Iglesia. Insistió en que el pueblo gitano ha cultivado una rica educación en valores humanos, pero aún resta una formación más amplia. Ser gitano y católico aparece con un tandem extraño en estos tiempos. De ahí la insistencia en formarse para dar razón de lo que se cree.

 

Tras la ponencia, se abrió una mesa redonda sobre el mismo tema moderada por el sacerdote madrileño Ignacio María Fernández, coordinador de las Jornadas nacionales de formación. Compartieron su experiencia tres personas gitanas: María Jesús Clavería, agente de pastoral gitana de la diócesis de Pamplona, y dos burgaleses, Rafael Borja, animador social con larga trayectoria, y Selene, una joven abogada. Para ellos “la formación les ha ayudado a conocer la Iglesia, ser testigos de la fe, escuchar su voz interior, saber perdonar y respetar, formar parte de la familia pastoral…”. La formación religiosa previene de dos extremos viciosos: el  fundamentalismo y el relativismo. A la Iglesia Católica se le ha pedido inculturarse, esforzarse en quitar estigmas, propiciar la interculturalidad, recuperar el ambiente de familia, empatía y conocimiento de los valores gitanos.

 

Las jornadas continúan hoy sábado por la mañana con una sesión de formación sobre el idioma romaní con la presencia del mayor especialista en España, el madrileño Carlos Muñoz. Las jornadas concluirán esta tarde con una oración “gicalí”. La próxima semana, de lunes a viernes, el claustro de la Facultad de Teología acogerá una exposición fotográfica testimonial, obra de Eduardo Saiz.

 

 

VI Encuentro gitanos y cristianos diciembre 2022

Fallece Joaquín Cidad Pérez, sacerdote para todo y todos

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Nació en Villahizán de Treviño en 1944 y ordenado sacerdote en julio de 1968, Joaquín Cidad Pérez se licenció en la Facultad de Teología de Burgos y tuvo como primer destino la parroquia de La Anunciación. Dos años después fue enviado a Sargentes de la Lora y San Felices del Rudrón. A partir de 1973 sirvió también a Valdeajos de la Lora, Ayoluengo de la Lora y San Andrés de Montearados. Desde 1978 hizo lo propio en Hoyos del Tozo y Lorilla de Lora.

 

Trabajador sin descanso, cura del buzo, meteorólogo, corresponsal del Diario de Burgos, en definitiva, ‘Don Joaquín’, todos los fieles de sus pueblos suscriben que era un hombre para los demás y muy poco para sí mismo. Vivió el momento de esplendor de las Loras con la llegada del ‘oro negro’. Austero y generoso se desvivió por cuidar cada uno de los templos que se le confiaban. Igualmente, fue un investigador autodidacta que recuperó del olvido tradiciones y personajes de la zona. Ahí están sus libros: El milenario de San Andrés. 978-1978; Cartas a D. Andrés Manjón. Cosas de antaño contadas hagaño. Precisamente a  D. Andrés Manjón, nacido en Sargentes de la Lora, es a quien pensaba dedicar su último libro con motivo del centenario de su muerte en 2022. A su muerte ‘no hay palabras para agradecer lo que ha hecho por nosotros’ (Carlos Gallo Sarabia, alcalde de Sargentes).

 

Burgos cuenta ya con un nuevo obispillo

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El niño Jorge Hernández Miguel, de la escolanía Pueri Cantores de la Catedral de Burgos, fue elegido como obispillo en la jornada del pasado domingo, en un acto que tuvo lugar en la sala Polisón del Teatro Principal. Le acompañarán Mateo Cerdá Esteban como vicario y Rubén García Barbero como secretario.

 

El escolano Jorge es un niño de diez años que estudia quinto de primaria en el colegio diocesano de San Pedro y San Felices. Es un niño muy tranquilo, obediente y bueno. Le gusta compartir y ser amable con los demás. Sobre todo le gusta cantar, leer, jugar, y adora los animales. Tiene un hermano mayor, Eduardo, al que quiere mucho. Y lo que más ilusión le hacía es poder representar a la escolanía y a todos los niños burgaleses el próximo día 28 de diciembre.

 

Durante el acto también se nombró como “Padrino emérito” al que ha sido canónigo responsable de la escolanía desde su refundación en el año 1996, D. José Javier Rodríguez Velasco, canónigo emérito de la Catedral de Burgos. El director de la escolanía, Amador Pérez, le ha dado las gracias por preocuparse por los más de 250 escolanos que han formado parte de la escolanía, así como de sus familias.

 

En su discurso posterior, Amador Pérez recordó la falta de valores, costumbres y creencias, y animó a todos los presentes a reafirmarse en sus valores y creencias a pesar de los devenires de la sociedad: “estad orgullosos de lo que sois, la escolanía Pueri Cantores de la Catedral de Burgos”.

 

Los actos del día del obispillo comenzarán el día 28 de diciembre con la ceremonia de investidura, a las 11:30, en el Monasterio de las Madres Salesas. Después, a las 12:30, el obispillo y sus acompañantes acudirán al Arzobispado donde les recibirá D. Mario Iceta, arzobispo de Burgos. Para finalizar, a las 13:00 horas, el obispillo recorrerá las calles del centro de Burgos a lomos de un caballo blanco hasta el Ayuntamiento de Burgos donde le recibirá el alcalde de Burgos, D. Daniel de la Rosa. Allí en el Ayuntamiento, el obispillo dará la bendición a todos los asistentes y departirá un momento con el regidor, aprovechando la ocasión para trasladarle las inquietudes de todos los niños burgaleses.

Se estrena el oratorio “Piedras vivas” en la Catedral de Burgos

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La Orquesta Filarmónica de La Mancha, dirigida por D. Francisco Antonio Moya, junto a los coros Ars Canticum Ensemble y Lumina Vokalensemble han interpretado el oratorio “Piedras vivas” el pasado domingo, 4 de diciembre de 2022, en la nave central de la Catedral de Burgos. Se trata del último concierto en la seo, con motivo de la efeméride de su Octavo Centenario.

 

Dividida en tres actos, esta pieza musical ha dado voz a personajes como los obispos don Mauricio y Alonso de Cartagena, o al constructor Juan de Colonia, entre otros. Cada acto gira en torno a un tema principal, extraído de algunas antífonas o himnos gregorianos. En este sentido, el primer acto (Catedral… ¡convocados a una alianza!) se inspira en el himno Coelestis urbs; el segundo (Catedral… ¡¡eres diseño de luz en la fe!!) gira en torno a la antífona Haec est domus Domini; y en el tercer acto (Catedral… ¡verdad para caminos nuevos) resuena de modo especial la antífona pascual Vidi aquam.

 

D. Valentí Miserachs ha sido durante 46 años maestro de la Capilla Musical Liberiana de la basílica papal de Santa María la Mayor, en Roma, durante cuarenta y seis años; actualmente, es su deán. Además, durante 17 años dirigió el Pontificio Instituto de Música Sacra (PIMS), también en la ciudad eterna.

 

Miserachs es oficial de la Orden de las Artes y las Letras y caballero de la Legión de Honor de la República Francesa y ha sido distinguido con la Encomienda de Alfonso X el Sabio, la Cruz de Sant Jordi y el premio Bravo de la Conferencia Episcopal Española. Es canónigo honorario de la Catedral de Tarragona y de las Catedrales de Solsona y de Vic. También es académico pontificio y miembro de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi.