La Virgen María se viste de luto para llorar la muerte de su hijo

La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago ha vuelto a cargar la imagen de María a hombros, llenando de luto y solemnidad la ciudad de Burgos, sin embargo, un año más, sin indulto.
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Como cada año, el Sábado Santo es el día en el que La Soledad recorre las calles de Burgos, saliendo desde la iglesia de Santa Águeda, haciendo una parada en el Convento de las Madres Salesas para recibir el cántico «Stabat Mater» y continuando hacia el Arco de Santa María.

 

En este último lugar tradicionalmente se realizaba el indulto a un preso, sin embargo el ministerio ha vuelto a denegar la petición solicitada por la cofradía, por lo que por séptimo año consecutivo no tendrá lugar el perdón para el reo. Esta costumbre fue creada en Burgos en 1447 por Juan II de Castilla, padre de Isabel I la Católica, y lo denominó «El perdón del Viernes Santo de la Cruz»

 

A pesar de este contratiempo los asistentes han podido contemplar una vez más a su señora. La actual talla, creada por Ildefonso Serra, data de principios del siglo XX y salió en procesión por la ciudad por primera vez en 1905. Esta imagen muestra a María desconsolada, con la mirada perdida en el cielo y lágrimas por el rostro mientras sostiene la corona de espinas de su hijo entre sus manos. Además, durante la procesión los cofrades no solo han portado dicha corona, sino que también los clavos que mantenían a Cristo en la cruz.

 

Esta procesión ha sido la segunda que ha acogido el Sábado Santo, siendo la primera un Rosario Penitencial junto a la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza que ha recorrido las calles Nuestra Señora de Fátima, Santa Bárbara y Severo Ochoa, entre otras, terminando su itinerario de vuelta en la parroquia.

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