Primer anuncio: una tarea que «debe emocionarnos»

El primer encuentro sinodal diocesano ha renovado el envío a la misión de algunos agentes evangelizadores en una jornada de formación, convivencia y oración.
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Antes, la fe se engendraba y transmitía en la familia, en la escuela y la sociedad en general. La Iglesia, en ese ambiente de cristiandad, se dedicaba, «simplemente», a «cuidarla y alimentarla». Ahora, sin embargo, los tiempos han cambiado y esas estructuras transmiten hoy en día una cultura distinta, mientras la Iglesia sigue haciendo lo mismo que en épocas pasadas: alimentar una fe que hoy no ha sido engendrada. «Es como cultivar sin haber plantado». De ahí que la promoción del «primer anuncio» se ha convertido en una urgencia en la vida de la Iglesia y cada vez se pongan más esfuerzos por lograr que sea efectiva.

 

En ello está trabajando el equipo diocesano de primer anuncio, que hoy ha marcado el encuentro sinodal celebrado en la archidiócesis. Una jornada de formación y convivencia en torno a Pentecostés nacida como una de las propuestas de la última Asamblea Diocesana y que ha contado con trabajo en talleres (sobre niños, jóvenes, Cáritas, parroquias misioneras y equipos parroquiales de primer anuncio) y un panel de experiencias donde se han expuesto algunas de las iniciativas puestas en marcha en la Iglesia burgalesa a raíz del proceso sinodal. Entre ellas, el desarrollo de Alpha para novios, el curso de ecología integral implantado en la Facultad de Teología, celebraciones en espera del presbítero en la Ribera y tareas de comunicación en los arciprestazgos. También ha habido tiempo para una animada velada después de la comida y una vigilia de oración.

 

«Evangelizar es la tarea y vocación propia de la Iglesia», ha subrayado el coordinador de este nuevo equipo diocesano, Julián Palencia. Para él, evangelizar es «suscitar el interés por Jesucristo y generar un movimiento de la persona hacia la fe inicial». Es, en definitiva, «proponer el mensaje nuclear del evangelio» a través de elementos variados y complementarios, como el testimonio, el anuncio explícito, la acogida, la catequesis y la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana. Una tarea que debe «emocionarnos» y alentar una nueva manera de ser Iglesia.

 

«Es necesario tener una estrategia, un plan», ha explicado. El suyo, transmitir a toda la archidiócesis la conciencia de un cambio de paradigma, dar a conocer qué es y supone el primer anuncio, iniciar procesos en torno a esta realidad, animar equipos por zonas, parroquias y organismos diocesanos, organizar encuentros sobre esta temática y crear una red de oración. «Frente al lamento y resignación de no hacer nada tenemos que lograr lo imposible con la ayuda del Espíritu», ha señalado Luis Daniel Rodríguez, del equipo diocesano.

 

Enviados a la misión

 

La jornada ha concluido con la celebración de la vigilia de Pentecostés. El arzobispo ha enviado a cumplir con su misión evangelizadora a algunas personas que realizan alguna misión pastoral específica: en el trabajo con niños y jóvenes, en torno a las familias, en el campo de la ciencia, la cultura y la universidad; el trabajo y el mundo de la economía; la cultura de la salud, la comunicación, la política y el primer anuncio.

 

«Evangelizar no es vender un producto», ha señalado don Mario Iceta, sino «llevar al Señor a una sociedad que muere de sed». «Hemos de ser personas cántaro para que el Señor resucitado se haga presente como luz en las oscuridades». Para ello, ha explicado, es necesario cumplir una serie de pasos, como la escucha –«para no dar una respuesta a un interrogante que nadie se ha hecho»–, dedicar «tiempo de calidad» y «de persona a persona» –«se ha terminado el tiempo de las grandes convocatorias»– e «invitando a la conversión»: «No es pedir que Dios bendiga nuestro estilo de vida, sino ser cristificados, santificados con su gracia». Así, ha dicho, «Jesús comenzará a ser luz en la oscuridad de nuestro mundo».

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