Encomendados a San Pedro y San Pablo, «para que cuiden nuestra ciudad y sea un lugar de bien»

El arzobispo ha presidido la eucaristía en el día grande de las fiestas y ha animado a los presentes a crear entre todos una «ciudad acogedora y próspera». Acto seguido, tuvo lugar la ofrenda floral.
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La celebración del día grande de las fiestas mayores de la ciudad de Burgos ha tenido lugar esta mañana en la catedral. Una cita que reúne a las autoridades de la ciudad, a las damas y reinas de Burgos y de todas las peñas y a las Falleras venidas desde Valencia. En un templo lleno también por numerosos burgaleses que no han querido perderse esta cita, la eucaristía ha estado presidida por el arzobispo don Mario Iceta, acompañado por el arzobispo emérito don Fidel Herráez.

 

En el día de los santos apóstoles Pedro y Pablo, el pastor de la Iglesia de Burgos ha invitado a todos los asistentes a la celebración a que «la vida de los apóstoles ilumine la nuestra», para hacerla «mucho más profunda, alegre, esperanzada y apasionada». Encomendados a San Pedro y San Pablo, «para que cuiden de nuestra ciudad y sea un lugar de bien», «donde no haya excluidos, haya trabajo para todos y cuidemos los unos de los otros, siendo una ciudad acogedora y próspera». Para llevar a cabo esta labor, el arzobispo ha pedido para que «ojalá todos, desde nuestras responsabilidades nos pongamos al servicio del bien común».

 

Además, en su homilía, don Mario Iceta, repasando todas las lecturas del día, ha interpelado a todas las personas allí presentes a descubrir cuál es su «misión en la vida». Es el Señor el que «nos da una misión», que tiene que llevar a la «liberación interior», a «fortalecernos« y a sentir que después de haber «combatido el combate», todo «merecía la pena». No se trata de misiones fáciles porque «ser cristianos no supone tener menos sufrimientos, a veces lleva incluso algunos añadidos», ha reflexionado el arzobispo.

 

Margaritas para Santa María la Mayor

 

Tras la solemne misa estacional, daba comienzo la popular ofrenda de flores a la patrona de la archidiócesis, Santa María la Mayor. El arzobispo ha sido el primero en depositar a los pies de la Virgen un centro floral, tras dirigirse a las miles de personas que se congregaban en la plaza de la Catedral. Después llegó el turno de las peñas, casas regionales, grupos tradicionales, asociaciones culturales y grupos de danza, que desfilaban para ofrecer sus ramilletes de margaritas -la flor escogida este año- a la Virgen.  A lo largo de la mañana se ha ido conformando el manto a Santa María la Mayor, en uno de los actos más longevos y consolidados de las fiestas de la ciudad.

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