Celebración del Día de la HOAC con la mirada puesta en su Asamblea General

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El pasado sábado 24 de junio, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Burgos se dio cita en Miranda de Ebro para celebrar su día. Una jornada de convivencia que se repite año tras año y aúna momentos de formación, oración, celebración y denuncia. En esta ocasión el lema escogido fue «Tendiendo puentes, derribando muros», y el trabajo se centró, sobre todo, en la preparación de la próxima Asamblea General de la HOAC.

 

El encuentro tuvo lugar por la mañana en la parroquia del Buen Pastor, donde se realizó la oración inicial y el trabajo posterior de presentación de los objetivos y contenidos de la Asamblea General. La mañana concluyó con una visita guiada al Centro de Interpretación del Campo de Concentración de Miranda y la realización un gesto público. Por la tarde se celebró una eucaristía en la parroquia de Santa María en la que dos militantes de la HOAC, Mariano y Margari, celebraron además sus bodas de oro.

 

XIV Asamblea General

 

El próximo mes de agosto –del 12 al 15–, tendrá lugar en Segovia la Asamblea General de la HOAC. El lema escogido para esta 14º edición ha sido «Tendiendo puentes, derribando muros. Iglesia en el mundo obrero tejiendo vínculos de fraternidad».

 

Este órgano de decisión y diálogo se celebra a nivel nacional cada seis años. En la asamblea participarán los militantes de las  41 diócesis de España en las que este movimiento tiene presencia activa. Además, está prevista la asistencia de obispos, representantes de organizaciones sindicales, sociales y eclesiales, tanto nacionales como internacionales.

 

Este encuentro marcará las líneas y prioridades de la HOAC para los próximos años, «a partir de una mirada creyente de la realidad, de la experiencia del compromiso de los militantes y de los retos que como Iglesia tenemos», tal y como explican en su página web. La HOAC, Hermandad Obrera de Acción Católica, es un movimiento de la Iglesia católica «enviado a evangelizar expresamente el mundo del trabajo» que ya ha celebrado los 75 años desde su fundación.

Dos nuevos sacerdotes para Burgos y para la iglesia universal

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Esta tarde han sido ordenados presbíteros dos diáconos de la archidiócesis de Burgos por manos del arzobispo don Mario Iceta GavicagogeascoaAarón de Jesús Marchelli Campos y Cristian Tomás Alonzo, pertenecientes al seminario Redemptoris Mater, han recibido el segundo grado del sacramento del orden en una eucaristía celebrada en la catedral, a la que han acudido multitud de familiares y amigos.

 

«No tengáis miedo», ha dicho el prelado recordando el evangelio del día (Mt 10, 26-33) e invitando a los nuevos sacerdotes a vivir plenamente su vocación, puesto que es la elección que ha hecho Dios sobre ellos, «la misión consiste primero en ser elegido, estáis aquí porque Él os ha elegido». Además, ha expresado que «quien experimenta su amor no puede dejar de hablar de él», por lo que un presbítero debe enamorarse de Dios cada día para poder hacérselo ver a los demás.

 

El pastor diocesano también ha hablado acerca de la primera lectura del día (Jr 20, 10-13) y ha recalcado la figura del profeta, «en el fondo Jeremías manifiesta la seguridad de que Dios no le abandona», mostrando así su fidelidad y su perseverancia. También ha hablado sobre la humildad que se nombraba al final del salmo 68, diciendo que «ser humilde significa reconocerse necesitado».

 

El arzobispo ha instado a los nuevos sacerdotes a «vivir cada día más íntimamente unidos a Cristo en la comunión de la Iglesia», para que puedan acoger las cosas exteriores desde la confianza de Dios y que así no puedan penetrar en el corazón, «el secreto es estar unido siempre a Él invocando su misericordia».

 

Por último don Mario ha reiterado la importancia de la misión que tienen los presbíteros como generadores de vida, «como el padre me ha enviado así os envío yo, para que ofrezcáis la vida». También ha recalcado la fragilidad y la pequeñez en las que se desarrolla el ministerio sacerdotal, pero que a pesar de ello también hay fortaleza y gracia de Dios, «todo lo puedo en aquel que me conforta», ha expresado el prelado citando a San Pedro.

 

La celebración ha contado con momentos clave, como la imposición de manos sobre las cabezas de los nuevos sacerdotes, el canto de las letanías mientras estaban postrados en el suelo o la unción de las manos con el santo crisma, así como el revestimiento con la casulla o la entrega del cáliz y la patena para la celebración de la eucaristía.

 

El precioso tesoro de la vocación sacerdotal

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Decía el santo Cura de Ars que «un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, es el más grande tesoro que el buen Dios pueda conceder a una parroquia y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina».

 

Hoy, con la ordenación de dos nuevos sacerdotes en nuestra archidiócesis de Burgos, recapitulo cada detalle de mi vocación y hago mías estas palabras del patrón del clero, san Juan María Vianney, quien –debido a la persecución religiosa de aquella época– recibiera el sacramento de la Reconciliación en su casa y la Primera Comunión en un granero, de manos de un sacerdote perseguido por los revolucionarios franceses de su tiempo.

 

Verdaderamente, es admirable perpetuar –con nuestras propias manos– la obra redentora de Jesús sobre la tierra: seguir sus huellas, imitar su ejemplo, andar su camino. No hay amor más grande, ni sacrificio mayor, de cara a un Pueblo de Dios tan necesitado de un padre que dé sentido a su vivir.

 

Y no es fácil, en estos momentos en que vivimos, llevar sobre las espaldas el peso del día y del calor (cf. Mt 20, 12), acompañar el cansancio de quienes más sufren, cargar con su propio dolor, abrazar su enfermedad hasta hacerla propia, cueste lo que cueste; porque nada le es indiferente a quien decide entregar la vida, hasta la última gota, por amor.

 

Tras nuestro sacerdotal «sí», nace la promesa eterna de Dios: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28, 16-20). Está presente, con nosotros y sobre todo, en la Eucaristía y, desde ahí, en la Iglesia, en cada página de los Evangelios y en nuestro prójimo. Y porque eterna es su misericordia (cf. Sal 135), «sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que, de manera constante y honesta, entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás (cf. 2 Co 12, 15)», como escribía el Papa Francisco a los sacerdotes en el 160 aniversario de la muerte del Cura de Ars. Ellos llevan adelante «una paternidad espiritual» capaz de llorar con los que lloran: «Son innumerables los sacerdotes que hacen de su vida una obra de misericordia en regiones o situaciones tantas veces inhóspitas, alejadas o abandonadas, incluso a riesgo de la propia vida».

 

Ser sacerdote supone cuidar, con misericordia, cada corazón perdido del rebaño, y ser siempre sensible al sacramento del perdón. En todo y para todos. Sin distinción; solo con ternura. Porque o somos samaritanos y salimos, a tiempo y a destiempo (cf. 2 Tm 4, 2), a las periferias del mundo o no seremos reflejo de Quien nos hizo eterna y enteramente suyos. Esa es nuestra misión: ser de Él más que de nosotros mismos, ser su reflejo y hacer posible lo imposible, hasta que su amor rompa los esquemas del mundo.

 

Hoy, el ver a Cristian y a Aarón revestidos de sacerdotes de Jesucristo nos anima a ser –aún más– del Señor y a renovar las palabras que Él pronuncia el día de la ordenación: «Ya no os llamo siervos, yo os llamo amigos» (Jn 15, 15).

 

La identidad del sacerdote solo puede ser la de Cristo, quien subió a la Cruz con los brazos abiertos con gesto de Sacerdote Eterno. Y Él no se cansa de buscar posada, como un mendigo, en el corazón de aquellos que barruntan ser siervos de su infinito amor en el precioso Sacrificio del altar.

 

Le pedimos a María, Madre del Sumo y Eterno Sacerdote, por aquellos que están llamados a cultivar esta preciosa vocación de ser pastores de almas; para que sepan reflejar, in aeternum, el rostro misericordioso y compasivo del Pastor Bueno.

 

Recemos por cada uno de ellos y pongamos sus nombres cada día en el altar de la Eucaristía, hasta que entendamos lo que dejó escrito –con su asombroso testimonio– el santo Cura de Ars: «Si comprendiéramos bien lo que es un sacerdote en la tierra, moriríamos: no de miedo, sino de amor».

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Concluyen las Jornadas de Patrimonio con una gran participación

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Desde el martes 20 de junio hasta el viernes 23 la ciudad de Burgos ha acogido las Jornadas de Patrimonio Cultural de la Iglesia, organizadas por la subcomisión para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española, donde los delegados de patrimonio, los delegados diocesanos y los trabajadores en el ámbito del patrimonio eclesiástico se han reunido para dialogar y aprender sobre la conservación y la restauración de los bienes culturales de la iglesia, el tema central de esta edición.

 

Durante las jornadas se han abordado diversos temas relacionados con la definición de lo que constituye un bien cultural o las técnicas de la conservación preventiva, la conservación curativa y la restauración propiamente dicha, explorando también los diferentes aspectos y técnicas involucradas en el proceso.

 

También se han examinado diversos tipos de objetos para restaurar, como pinturas de caballete, pintura mural, retablos, esculturas y vidrieras, entre otros, y se han tratado cuestiones acerca del tratamiento a seguir durante la aparición de plagas como aves, hongos o xilófagos, la documentación gráfica, la platería y la orfebrería, etc.

 

La importancia de estas jornadas ha radicado principalmente en dos aspectos. El primero es la formación, puesto que brinda a los participantes la oportunidad de aprender de expertos que comparten sus conocimientos y experiencias en el campo a través de ponencias. Y en segundo lugar permiten establecer vínculos y conexiones entre los delegados de patrimonio de diferentes diócesis de toda España, fomentando el diálogo, el intercambio de ideas y la resolución conjunta de problemáticas comunes.

 

Tradicionalmente estas jornadas se realizaban la última semana de junio, pero tras elegir Burgos como ciudad anfitriona por el reconocimiento de su taller de restauración ubicado en el Museo de la iglesia de San Esteban, se decidió adelantarlo una semana debido a las fiestas patronales. Sin embargo, a pesar de los cambios el nivel de participación ha superado las expectativas de los organizadores. «Si pensábamos que íbamos a ser menos hemos sido más de los que somos habitualmente y ha sido un éxito de convocatoria brutal», comenta Pablo Delclaux, director del secretariado de la subcomisión.

Mariola Rilova, miembro del consejo de administración de Ábside Media

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Mariola Rilova

 

En noviembre de 2020, la Conferencia Episcopal decidió agrupar, bajo un único paraguas, sus propios medios de comunicación. Cope, Cadena 100, MegaStar FM, Rock FM y Trece se unieron para caminar de forma conjunta en un contexto «marcado por la conformación de grupos multimedia y modelos de gestión integrada» y «para afrontar un futuro en el que la transformación es obligada y las sinergias entre ellos y la convergencia de recursos lo más práctico», tal como explican en su página web.

 

La nueva plataforma comunicativa cuenta desde hoy con un renovado consejo de administración, que suma entre sus doce miembros a la ecónoma de la archidiócesis de Burgos, Mariola Rilova, quien ha tomado esta mañana posesión de su cargo a propuesta de la propia Conferencia Episcopal. Lo ha hecho en el marco de la junta general de accionistas, que ha tenido lugar en las instalaciones de Cope en Madrid.

 

El consejo de administración es el máximo órgano de representación y decisión de Ábside Media y, entre sus funciones, destacan la formulación de las cuentas anuales y su presentación a la junta general de accionistas, supervisar e inspeccionar las comisiones que configuran la entidad y establecer y definir la política estratégica y empresarial de la marca.

 

También en UMAS

 

De igual modo, días atrás Mariola Rilova también era designada como consejera delegada de UMAS, la mutua de seguros de la Iglesia Española. Se integra en el órgano de gestión en calidad de vocal, en un consejo de administración que conforman quince personas.